Un paradigma en peligro
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 270
Antonio Manuel Rodríguez Ramos
(Artículo publicado originalmente en el diario El País).
La Mezquita de Córdoba no es un palimpsesto de culturas y religiones, como pretende hacernos creer la jerarquía católica que la posee y explota turísticamente. No se trata de una mera superposición de capas arqueológicas que se aplastan y ocultan unas a otras, quedando visible y victoriosa sólo la última. Todo lo contrario. La Mezquita de Córdoba es un crisol arquitectónico y artístico que desnuda toda la riqueza espiritual de Andalucía y el ser humano. Por eso es Patrimonio de la Humanidad y nos pertenece a todos. Un templo inmemorial que aún no ha perdido la memoria, pero que podría perderla si se sigue tolerando la apropiación jurídica, económica y simbólica que está llevando a cabo la jerarquía católica, especialmente a partir de su inscripción en el Registro de la Propiedad en 2006.
Tomando por cierto lo evidente, en la Mezquita de Córdoba se observan nudos de Salomón como en una sinagoga y columnas entorchadas que el pueblo araña con monedas temiendo oler al diablo; mosaicos decorados al modo de los templos romanos y con idéntica orientación; un bosque sincrético de columnas béticas, visigodas, bizantinas y andalusíes, que abrazan al Mihrab o señalan donde estuvo en otro tiempo; cimacios en el corazón de la Mezquita primitiva con las imágenes intactas de los apóstoles o la Virgen María; el postigo de entrada original con motivos vegetales al estilo bizantino, de construcción previa a la presunta conquista árabe; acueductos con arcos de herradura que, como decía Lorca, ya conocían los arquitectos hispano-andaluces y que mejoraron con las técnicas orientales para crear la identidad más reconocible y auténtica del monumento; tumbas de nobles y canónicos a ras de suelo como enterramientos musulmanes; una Capilla Real con mocárabes y azulejos mudéjares, a semejanza del sepulcro de la mismísima Isabel de Castilla; una zarzuela de cristos y vírgenes; dos catedrales católicas; y el Mihrab de la Mezquita más grande y bella de Occidente. Todo eso y mucho más convierten la Mezquita de Córdoba en un paradigma universal del respeto a la diferencia. En un faro tan luminoso que ciega a quien lo tiene más cerca.
Tomando por cierto lo evidente, el velo invisible de la consagración al culto católico no puede ocultar la caleidoscópica inmensidad de su pasado. Sin embargo, el cabildo cordobés utilizó este argumento y una reforma inconstitucional perpetrada por Aznar para inscribirla a su nombre en el Registro. La llamaron Santa Iglesia Catedral de Córdoba. Y desde entonces cometen esta metonimia hasta en las entradas que cobran y no declaran en concepto de donativos. Ni el Papa se atrevió a cambiar el nombre al Panteón en Roma, ni el Sultán el de Santa Sofía en Estambul. Si toda la Mezquita fuera Catedral pasaría a ser el templo más grande de la cristiandad, superando a la Basílica de San Pedro en el Vaticano. El Obispo de Córdoba estaría sentado en una sede mayor que la del Papa. Algo inadmisible hasta para el catolicismo más integrista. Mezquita es su denominación popular y mundialmente conocida. Mezquita-Catedral, la más ecuménica. En ningún caso, sólo Catedral. La parte no puede denominar al todo, ni justificar la apropiación ilegítima de un bien público. Su inmatriculación es nula de pleno derecho debido a la inconstitucionalidad de las normas en la que se ampara (la Iglesia Católica no es una administración), la carencia de un titulo material para su adquisición (consagrar no es un modo reconocido en nuestro Derecho), y la imposibilidad legal de usucapir bienes públicos. En consecuencia, no se le puede exigir a la Iglesia Católica el IBI por ella, ya que nadie paga por lo que no es suyo.
Tomando por cierto lo evidente, más allá de su destino espiritual, el uso más importante del monumento es el turístico. Dado que el Cabildo lo explota en régimen de monopolio, en un ejercicio abusivo y casi policial, como mínimo debería dar cuentas del dinero que recauda por las entradas. Carece de sentido que exijamos transparencia económica a la corona, partidos, sindicatos o instituciones públicas, y no hagamos lo propio con la jerarquía católica que también percibe dinero de las administraciones públicas, o ingentes cantidades de los particulares como donativos que podríamos desgravar en nuestro IRPF. Si el año pasado se calcula que ganó unos 11 millones de euros con las entradas a la Mezquita, tendría que haber ingresado a las arcas públicas cerca de tres millones en concepto de impuestos. Imprescindibles para salvar de la exclusión a miles de familias. Y no por caridad cristiana, sino por justicia social.
La titularidad y la gestión de la Mezquita de Córdoba deben ser públicas. Cuando la UNESCO revise en 2014 su calificación como Patrimonio de la Humanidad, tiene que conocer al detalle este proceso de apropiación ilegítima por la jerarquía católica, que supera el esperpento cuando la llama en los folletos “intervención islámica de la Catedral”. La Mezquita de Córdoba no sólo es una Catedral y toda es mucho más que una Mezquita. Tomando por cierto lo evidente, un paradigma en peligro.
Antonio Manuel Rodríguez Ramos es doctor en Derecho y profesor de Derecho Civil en la Universidad de Córdoba. En 2009 reveló la inmatriculación de la Mezquita de Córdoba por la jerarquía católica.
URL: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/04/actualidad/1378322235_8915…
Magos, Mentalistas y Paranormales, en EEEP Salas de los Infantes
Pensando Críticamente: Antenofobia
Ya está disponible la última entrega de Pensando Críticamente, el podcast de ARP-SAPC. En esta ocasión, Inma León e Ismael Pérez entrevistan a Alberto Nájera, ponente del Escépticos en el Pub(Madrid) del pasado fin de semana. Con él hablamos de la antenofobia, de la difícil situación de las personas que tienen una sitomatología que creen está causada por la radiación que emiten las antenas. Una conversación ciertamente didáctica.
Un hospital de Ohio exige que una niña amish se someta a quimioterapia
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 270
Carolina García
(Noticia publicada originalmente en el diario El País).
n hospital de Ohio ha emprendido acciones en los tribunales con el fin de conseguir que una niña amish de 10 años se someta a quimioterapia, después de que sus padres decidieran que abandonara el tratamiento el pasado mes de junio. Sarah Hershberger padece leucemia, exactamente un linfoma linfoblástico, y sus padres acudieron al centro médico Akron Children para tratar sus tumores malignos en riñón, cuello y pecho.
En un primer momento Andy y Anna Hershberger aprobaron la quimioterapia. Tras un mes de tratamiento y ante las constantes súplicas de su hija, los progenitores decidieron interrumpirlo e informaron a los médicos de su intención de seguir tratándola con medicina natural y vitaminas. A pesar de que el tumor había disminuido, no había sido erradicado totalmente, según explica el diario local The Medina Gazette. Los médicos defienden que con el tratamiento Sarah tiene un 85% de probabilidades de curarse. Sin él, su esperanza de vida es de un año.
Para evitar que esto ocurra, el hospital demandó a los padres y solicitó la guardia y custodia de la niña el pasado mes de julio. Un juez rechazó la demanda alegando que “un tribunal no puede arrebatar a unos padres el derecho a decidir sobre la salud de su hija y que no existía ninguna prueba que demostrase que eran incapaces de hacerlo”, según explicó el magistrado John Lohn en su sentencia. “Los padres son cariñosos, atentos, protectores y se preocupan por su hija. Sarah les pidió abandonar el tratamiento y ellos no podían ver cómo su hija sufría”, añadió el magistrado en su resolución del 31 de julio.
A pesar de la decisión del magistrado, una orden judicial de mediados de agosto obligó a los padres a llevar a la niña al hospital para tratarse hasta que el caso se resolviera, pero los padres solo han acudido una vez desde entonces.
El centro médico ha apelado la decisión de este juez. La abogada del hospital, Maria Schimer, explicaba en una carta entregada al tribunal que “la decisión de los padres de Sarah llevará a la niña a morir. Cada día que pasa sin tratamiento, sus esperanzas de supervivencia se apagan”. “Además, el abandono de tratamiento es algo inmoral. Estamos luchando por lo que creemos que es mejor para la niña: su supervivencia”, alegó el jefe médico del hospital, Robert McGregor, al mismo diario.
La niña decía encontrarse muy mal y tenía miedo de volverse estéril, según explicó la propia enferma al magistrado. Los efectos más comunes de la quimioterapia, entre otros, son las naúseas, el daño de órganos y la esterilidad. A pesar de estas consecuencias, lo más importante para los médicos es que el tratamiento, en este caso, significa vivir o morir, según informa The Washington Post.
La mayoría de los amish no usan la electricidad; no utilizan la tecnología ni los coches, y suelen resolver sus problemas dentro de la comunidad y para curar enfermedades suelen optar por métodos naturales. La ortodoxia amish se define como cristiana y, aunque tiene sus raíces en la Europa del siglo XVII, la mayoría de sus 250.000 integrantes vive en EE UU. En la actualidad existe una docena de grupos en el Condado de Holmes en Ohio, una de las comunidades más numerosas del país.
URL: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/26/actualidad/1377534140_47…
Jornada sobre ciència i coneixement al batxillerat en el IES Secretari Coloma de Barcelona
SETMANA DE LA CIÈNCIA A L'INSTITUT
JORNADA SOBRE CIÈNCIA I CONEIXEMENT AL BATXILLERAT
Lugar: IES Secretari Coloma de Barcelona
Para alumnos de 1º y 2º de Bachillerato
Intervendrán:
Xavier Luri (Dept. d'Astronomia i Meteorologia, Facultat de Física). Charla sobre "El método científico y los procedimientos de la ciencia".
Juan Soler (ARP-SAPC). Charla sobre "La Magia, l'escepticisme i la necessitat del pensament crític".
Despedida de una científica que está haciendo las maletas
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 270
Amaya Moro-Martín
(Artículo publicado originalmente en el diario El País).
Estimado Sr. Presidente,
Aprovechando el periodo estival, y para minimizar los costes de mi próximo traslado trasatlántico, estoy haciendo limpieza de mi oficina en el CSIC y me gustaría devolverle algunos documentos que ya no voy a necesitar.
Adjunto le devuelvo el certificado oficial de haber superado positivamente la evaluación del Programa I3, el Programa de Incentivación de la Incorporación e Intensificación de la Actividad Investigadora. Agradezco el detalle del Ministerio de Economía y Competitividad pero, en el contexto actual de la investigación en España, no entiendo los conceptos “incentivación”, “incorporación” e “intensificación” (tampoco el de “actividad investigadora”, más allá de la basal). Gracias de todos modos por comunicarme que soy “apta” para investigar; del feedback de la comunidad científica uno no se puede fiar.
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Así mismo le devuelvo la homologación española del título de doctor que obtuve en EEUU y la docena de documentos necesarios para su trámite. Todos los documentos vienen con la apostilla de la Haya y las consiguientes firmas del Gobernador del Estado, traducciones oficiales y copias compulsadas con las firmas del Cónsul español en Nueva York. Se incluyen las descripciones detalladas de todas las asignaturas cursadas, que resultaron de mucho interés tanto para el Gobernador como para el Cónsul. Afortunadamente España lidera la cruzada de las homologaciones. Fuera de nuestras fronteras cualquier título original vale, un verdadero escándalo.
El documento que guardo con más cariño, y que también le devuelvo en este envío, es el BOE que describe mi contrato bajo el programa Ramón y Cajal. Subrayado en amarillo encontrará el párrafo donde se detalla el compromiso explícito de, superadas las evaluaciones pertinentes, convocar una plaza con el perfil del investigador contratado. Fue ese párrafo el que me hizo poner fin a más de una década en EEUU. También le devuelvo otro BOE, el de la Ley de la Ciencia, que reafirma ese compromiso de estabilización laboral, introducido precisamente por su grupo parlamentario en el Senado. Le envío esos documentos en una bolsa hermética, son puro papel mojado.
Por el mismo conducto le envío las 700 páginas de certificados y documentos que tenía preparados para el día en que se convocara una plaza con mi perfil, algo que nunca ocurrió. Es la documentación requerida para acreditar la veracidad de mi currículum. Recopilar esa documentación fue una labor de investigación tremendamente gratificante. Sepa usted que en los muchos trabajos que he solicitado fuera de España la documentación requerida es algo más escueta, aproximadamente de 10 páginas: un plan de trabajo y un breve currículum, que no hay que justificar porque la comunidad científica opera con un código de honor. Si quiere un día se lo explico. Sepa usted también que nunca he podido presentarme a una oposición en una universidad española por no tener la acreditación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, acreditación que, por otro lado, sólo se consigue si uno tiene una vinculación previa con una universidad española. Es curioso que ni la Universidad de Princeton ni la Universidad de California en Berkeley, donde hice hace unos años sendas entrevistas de trabajo para plazas de profesor, echaran en falta dicha certificación de aptitud. Quizá la permeabilidad tenga algo que ver con la excelencia, ahora que estamos tan preocupados por los rankings internacionales.
Cuando emigre, próximamente, la ciencia que yo haga ya no será española, ni será gracias a España; seguiré haciendo ciencia a pesar de España.
También le devuelvo la carta que la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología tuvo el detalle de enviarme hace unas semanas a mi antigua dirección en la Universidad de Princeton. El objetivo de dicha misiva es realzar la “marca España” con un programa denominado “Ciencia Española en el Exterior”. Sepa usted que me trasladé a España hace cinco años y cuando emigre próximamente la ciencia que haga ya no será española, ni será gracias a España; seguiré haciendo ciencia a pesar de España. No se molesten en enviarme esa misma misiva a mi nuevo centro de trabajo en NASA. Ese esfuerzo ímprobo que han realizado ustedes para localizar a investigadores españoles en el extranjero, que ha llegado incluso a recopilar los viejos correos electrónicos de los que habíamos regresado hacía años, podrían canalizarlo en contactar con los investigadores que todavía están en España y cuya permanencia en el país pende de un hilo. Quizá sea interesante evaluar el alcance del problema, analizar las causas y diseñar una estrategia para buscar soluciones. ¿Cómo, que no sabe a qué problema me refiero? Al de la fuga de cerebros, esa realidad sangrante que su equipo describe como un “topicazo”. Les sugiero un nuevo eufemismo para su colección: inquietud laboral.
Ya se que tiene usted copia porque la dejamos en el Registro de Entrada, pero permítame enviarle de nuevo el CD con las 50.000 firmas de la primera Carta Abierta por la Ciencia y otro con las 80.000 firmas de la segunda. Y una sugerencia: en la verja del Ministerio de Economía y Competitividad, cuyas puertas cerraron a cal y canto el pasado 14 de junio ante la llegada de la mayor manifestación de investigadores en la historia de España, tenga usted disponible, por favor, un rollo de celo. Lo digo para que podamos pegar en la verja la siguiente carta abierta por la ciencia, como pasó con nuestra última carta. O ponga usted un corcho. Entiendo que ambas cosas, el celo y el corcho, excedan el presupuesto de la I+D(*) en España; nos apañamos con uno u otro.
Señor Presidente del Gobierno, devuélvanos la dignidad a toda la comunidad de investigadores en España
También le devuelvo todas las afirmaciones que su equipo ha hecho de cómo España sigue apostando por la I+D(*). Deduzco que esa apuesta fue hecha en Eurovegas y perdimos. Le devuelvo esas afirmaciones con el mismo afecto con que las recibimos. En realidad usted personalmente no miente, porque no ha dicho nada, absolutamente nada al respecto. Pero aquí le envío los contactos de los 156 periodistas nacionales e internacionales con los que hasta ahora he tenido el placer de hablar sobre su política científica, por si algún día se decide a decirles algo sobre este asunto. Somos todo oídos.
En este abultado envío también le adjunto mi certificado de empadronamiento y dudo si devolverle o no el pasaporte de mi hija de nueve meses; tiene doble nacionalidad pero nuestro futuro en España es tan incierto que me pregunto si volverá a necesitar el pasaporte español. Ahí le van. Se los envío con un nudo en la garganta, el nudo doble de los que se enfrentan a la emigración por segunda vez.
Por último, y a cambio de todos estos documentos que le devuelvo, le pido tan sólo una cosa: devuélvame usted mi dignidad como investigadora, y en el mismo envío, si no le es mucha molestia, devuélvasela a toda la comunidad de investigadores en España, y no se olvide de los de humanidades.
Mariano, durante su legislatura la investigación en este país se está hundiendo irremediablemente hacia el abismo de la fosa de las Marianas. Y si bien es cierto que nuestros colegas científicos han descubierto que hay vida allá abajo, sepa usted que es bacteriana.
Un cordial saludo,
Una investigadora.
(*) P.S. I+D significaba Investigación y Desarrollo.
Amaya Moro-Martín es investigadora Ramón y Cajal del CSIC y promotora de la Plataforma Investigación Digna
URL: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/19/actualidad/1376935600_48…
Echan de Angrois a un hombre que prometía "Limpiarlo de espírius"
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 270
Alberto Mahía
(Noticia publicada originalmente en el diario La Voz de Santiago).
El hombre llegó a Angrois con una carpeta bajo el brazo pregonando a los cuatro vientos que tenía unos poderes sobrenaturales. Presumía nada menos que de ser capaz de limpiar las casas de espíritus, que se los llevaría con él. Pero estuvo a un tris de llevarse unas chaparretas. Porque en Angrois mordió en hueso.
Nadie a quien ofreció sus servicios se tragó el cuento. Los vecinos le echan unos sesenta años y una caradura de hormigón. No ha vuelto desde entonces a por más. «E que non se lle ocorra volver petar á porta, que vai saír quentiño», avisaba un vecino que se lo topó andando por su finca como perico por su casa.
La noticia de su presencia corrió como la pólvora por Angrois perseguida por la incredulidad y un enfado de mil demonios. Porque, según Lucía Ruiz, «hay que tener muy poca vergüenza y respeto tanto por las víctimas como por nosotros para querer sacar provecho».
Decía que tenía trato con los fantasmas, «pero el único fantasma era él», según refirió un vecino al que llamó a su puerta. Él solito infiltró entre sus clientes el veneno de la sospecha. Sobre todo cuando quiso hacer una demostración. Propuso meter a un perro en una habitación concreta y ver su reacción. No hay nada mejor que eso, contaba, para saber si hay o no espíritus.
No están para bromas
Si no fuera que estos vecinos no están para bromas, se lo tomarían con guasa. Pero en cuanto este individuo empezó a decir cosas semejantes, le cayó un chaparrón que obligó al individuo a recular, perderse por la calle del Camiño Real y regresar a su madriguera.
Nadie lo había visto nunca. Al llegar explicó que era habitual en lugares en los que había sucedido una desgracia semejante que los expertos en poderes sobrenaturales acudieran a la zona para liberarlo de los espíritus, que «suelen quedarse en el lugar para siempre» si gente como él no interviene.
Sobra explicar cuál es el grado de consternación que causó este hombre en Angrois. Andrés Leis lo comparaba con ese otro delincuente que se hizo pasar por el esposo de una desaparecida en el accidente. Pero este, por como se fue de Angrois, no volverá jamás.
URL: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/2013/08/01/echan-angrois-…