EL ESCÉPTICO DIGITAL
Edición 2009 - Número 5 (231) - 2 de mayode 2009
(Noticia publicada originalmente en la página de la Universidad de Castilla-La Mancha)
xponer diferentes opiniones y argumentos de quienes están a favor o en contra de los cultivos transgénicos, contrastarlas entre sí y dar cabida y respuesta a las dudas, preguntas y opiniones de los asistentes, ha sido el objeto de la mesa redonda sobre cultivos transgénicos que ha acogido recientemente el Salón de Actos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos (ETSIA) de Albacete y en la que participó la profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha (ULCM) Concepción Fabeiro y el investigador ‘Ramón y Cajal’, también de la institución académica, Oussama Ahrazem, junto al director del Instituto Técnico Agronómico (ITAP), Prudencio López Fuster; empresarios y profesionales del sector agrícola.
Durante su exposición, López Fuster, que insistió en que no está a favor ni en contra de los cultivos transgénicos, destacó que para llegar a una agricultura sostenible que pueda alimentar a una población creciente es necesario avanzar en la mejora de los rendimientos ante una superficie agrícola limitada; en el ahorro de agua y modernización de los regadíos, así como en la disminución del laboreo y la utilización de tecnologías y energías alternativas y renovables. Por su parte, Oussama Ahzarem habló del término de biotecnología, indicando que la transgenia consigue, frente a los métodos clásicos de mejora vegetal, salvar la compatibilidad sexual y acelerar el proceso de estabilización de la característica insertada.
Como profesional del sector de producción, intervino Octavio Fresneda, que utiliza semilla transgénica en su explotación familiar. Según su experiencia personal, el mayor coste de la semilla, unos 60 €/ha más que la convencional, queda compensado a partir de un rendimiento mínimo de 11.500 kg/ha. Intervención que contrasta con la del productor ecológico Eduardo Campayo, perjudicado por la presencia de transgénicos. Campayo puso manifiesto, tras contar su propia experiencia, que no son suficientes ni siquiera 1500 metros para evitar que el polen de un campo transgénico polinice otro maíz.
Por su parte, Pablo Cuervo, gerente de Quesos Artesanos de Letur S.A. (El Cantero de Letur) indicó que su empresa ha decidido, actualmente, analizar todas sus partidas de maíz y soja para no perder la certificación y preservar el prestigio alcanzado, añadiendo a los ya elevados costes de producción un plus de autocontrol.
Otra de las posturas en contra fue la mantenida por Greenpeace España. El responsable de la campaña de transgénicos, Juan Felipe Carrasco, se posicionó en contra de la liberación voluntaria de Organismo Genéticamente Modificado (OGM); de la falta de transparencia, ya que según señaló, "no existe un registro de las parcelas cultivadas con transgénicos, aunque existen medios de sobra para ello, aludiendo al Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas (SIGPAC); del monitoreo (seguimiento) y regulación política y de la falta de etiquetado, a pesar de ser obligatorio.
Concepción Fabeiro define un cultivo transgénico como un vegetal al que se le ha insertado parte de material genético de otra especie, vegetal, animal o microorganismo (hongo, bacteria o virus), aportándole ciertas características especiales, que no se produciría nunca de forma natural. La profesora de la UCLM señala como las dos características especiales que se han incorporado a la gran mayoría de los transgénicos actuales cultivados en el mundo: "la resistencia a un único herbicida, glifosato, que hace que, aunque se aplique ese herbicida, la planta no sufra daños, y/o la producción interna de una toxina insecticida, que proviene de la bacteria Bacillus thurigiensis, que hace que el vegetal no sea atacado por lepidópteros (mariposas).",-apuntó.
Gabinete de Comunicación de la UCLM. Albacete, 4 de mayo de 2009
URL: http://www.uclm.es/gabinete/ver_noticias.asp?id_noticia=6222