Recomendamos la lectura de este artículo en formato pdf, respetando su maquetado original.
Para ello pinche en la imagen de la primera página que aparece arriba.
Para facilitar su difusión, proporcionamos también la versión del artículo en html y texto, pero tenemos que advertirle que su extracción ha sido realizada por herramientas automáticas y puede que no conserve completamente la composición original.
Enlace al artículo en html (en nueva ventana): Plasticidad de las teorías de la conspiración
Texto plano (desmaquetado) del artículo : Mostrar el texto plano (segunda vez esconde)
La plasticidad de las TEORÃAS DE LA CONSPIRACIÃN Carolina Moreno-Castro Catedrática de Periodismo e investigadora del Instituto de PolÃticas del Bienestar Social (POLIBIENESTAR) de la Universidad de Valencia El curioso paralelismo entre pandemias vÃricas y pandemias desinformativas E ste artÃculo formó parte de la charla impartida en el marco del Congreso Escéptico 20211, organizado por ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento CrÃtico. En el texto se trata de mostrar cómo las teorÃas conspirativas se pueden moldear y adaptar a cualquier circunstancia de quiebra de la normalidad, que justamente son periodos en los que se produce una tormenta perfecta para la propagación de ficciones adaptadas a las circunstancias. Partimos de la idea de que existe un catálogo simbólico de conspiraciones que se van metamorfoseando según la coyuntura. Por eso, desde el comienzo de la pandemia mundial de la COVID-19 se han sucedido teorÃas sobre el origen de esta enfermedad. Para algunos grupos negacionistas del relato oficial y cientÃfico, esta enfermedad estaba provocada por lobbies de poder que intencionadamente habÃan diseminado un virus artificial para manipular a la población mundial, o la famosa conspiración de las antenas de 5G (en el pasado también habÃan sido objeto de conspiración las ondas de la radio). Asimismo, estas teorÃas se van diluyendo conforme se van configurando otras realidades. Con la campaña de vacunación, por ejemplo, aparecen otras teorÃas sobre el control de los humanos a través de las vacunas. Todas estas teorÃas adaptadas y readaptadas se diseminan a través de bulos replicantes, cuyas caracterÃsticas principales son el uso de elementos socialmente considerados de autoridad, el empleo de términos técnicos, la cita de revistas cientÃficas y la construcción de un discurso asertivo, excesivamente dogmático, pero que cautiva. En las próximas páginas reflexionaremos sobre el trabajo que venimos realizando a través del el escéptico 40 equipo ScienceFlows sobre desinformación y bulos. Actualmente, lideramos el equipo de la UVEG que participa en el proyecto europeo IBERIFIER (Iberian Digital Media Research and Fact-Checking Hub); asimismo, participamos en el proyecto CIVIC para detectar la diseminación de noticias falsas y sin base cientÃfica, y además coordinamos el proyecto europeo No Rumour Health, con el que diseñamos una app dirigida a personas mayores para que aprendan a identificar los rumores sobre salud. Particularmente, nos hemos centrado en la desinformación sobre salud, alimentación, consumo, medicina, ciencia, etc., más que en otras conspiraciones de naturaleza polÃtica o económica. Nuestro interés investigador comenzó cuando se produjo el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, que dio lugar a grandes teorÃas conspirativas y a bulos que circularon por internet en un momento en el que todavÃa las redes sociales no habÃan invadido la esfera pública. No obstante, algunas agencias verificadoras como Snopes o PolitiFact consiguieron desmentir con cierta celeridad y éxito los rumores que circulaban sobre los ataques del 11S. En relación con las teorÃas conspirativas, siempre que se producen quiebras en el acontecer diario, es decir, cuando se fracturan las rutinas de la cotidianeidad porque sucede un hecho excepcional, de gran magnitud, es un momento idóneo para que se comiencen a diseminar de forma inmediata a toda la sociedad teorÃas conspirativas y bulos. En estos momentos, el altavoz por el que se transmiten todos estos mensajes desinformativos es el de las redes sociales, pero también de forma muy especial por la telefonÃa privada, a través de canales como anuario 2021 Foto de Ckoontz en Flickr: https://www.flickr.com/photos/73232898@N00/5133036602 WhatsApp, Telegram o todo aquel canal que sirva para comunicarse de persona a persona. El objetivo de los bulos es igual que el de los virus, diseminarse y expandirse cuanto más, mejor, tal y como ya explicaba Eysenbach en 2002. Desde ScienceFlows, nada más comenzar el confinamiento en España, especialmente cuando se decretó el estado de alarma el 14 de marzo de 2020, decidimos analizar los mensajes desinformativos que estaban llegando a la ciudadanÃa a través de WhatsApp. En primer lugar, hicimos una recopilación y logramos reunir 584 bulos distintos. Debido a la situación sanitaria que estábamos viviendo, decidimos analizar aquellos que estaban relacionados con la prevención o curación de la covid-19. Estos bulos cumplÃan dos patrones. El primero de ellos era que citaban a una fuente de autoridad sanitaria, que habitualmente en aquellos que se difundÃan a través de mensajes de audio, era masculina. En segundo lugar, promovÃan ingredientes naturales o sintéticos de los que ya se habÃa hablado en otros momentos, previos a la covid-19, como por ejemplo, las propiedades terapéuticas de las tisanas o de las infusiones con limón, jengibre, miel, clavo, etc. El artÃculo está publicado en acceso abierto en la revista Gaceta Sanitaria y se titula «Exploratory study of the hoaxes spread via WhatsApp in Spain to prevent and/or cure COVID-19». Asimismo, comprobamos que, además de los bulos especÃficos que surgen ante una situación inesperada, que se diseñan particularmente para un momento concreto, hay otros que están siempre latentes y aparecen en el momento en que se producen estas fracturas, estas rupturas de la cotidianidad. Por ejemplo, el tema del poder mundial de determinadas anuario 2021 potencias, de determinados poderes económicos, de los lobbies de las farmacéuticas que rondan siempre con la idea de que quieren perjudicar a la población en lugar de beneficiarla. Asà como todos aquellos temas relacionados con los intereses polÃticos, sociales y económicos de determinados poderes que gobiernan el mundo. Todo este constructo es como una suerte de paquete de conspiraciones independientes de cualquier acontecimiento, dado que siempre están como en una reserva y, cuando se produce un suceso, vuelven a aparecer y lo único que cambia es que se les incorpora un contexto diferente. La realidad, la cotidianeidad actúa como un envoltorio. Es decir, que lo único especial que se modifica es adaptar esa teorÃa conspirativa al hecho que se produce en un momento dado. De hecho, autores como Tandoc, Lim y Ling ya realizaron una tipologÃa en 2018 de las fake news que respondÃan a patrones atemporales. Durante el confinamiento nos pusimos a trabajar sobre los bulos a través de WhatsApp porque consideramos que era interesante conocer qué mensajes desinformativos estaban recibiendo las personas en sus hogares a través de sus contactos. Las personas en situaciones de rupturas del acontecer suelen tener problemas con la gestión del riesgo y sufren bastante estrés, dado que la situación es inesperada. Se produce mucha incertidumbre y casi todo el mundo busca respuestas y soluciones rápidas y concretas. En este caso, la comunidad cientÃfica respondió con gran honestidad explicando que no tenÃan una respuesta sobre el fenómeno, que no tenÃan tratamiento, que el virus era desconocido y que no podÃan prever cómo iba a evolucionar a corto plazo. Las 41 el escéptico instituciones polÃticas y los medios de comunicación transmitieron mensajes basados en cifras de contagios y de muertes y sobre medidas preventivas, pero no ofrecÃan soluciones. La única idea que se le trasladó a la ciudadanÃa de forma contundente fue lo importante que era que las tasas de contagio del virus fueran bajas o alargadas en el tiempo para no saturar los servicios de salud. Con el paso de la pandemia y sus diferentes oleadas, fueron respondiendo a algunas cuestiones, pero, aun asÃ, todavÃa hay muchas incógnitas sobre la variabilidad de la covid-19 en diferentes regiones, aun activando las mismas medidas preventivas. Algunos estudios internacionales indican el valor de la ciencia en nuestra sociedad como el instrumento útil para solucionar cualquier problema de naturaleza humana, como Midgley (2013). Asà que esa idea se traduce socialmente con una inmediatez nada especÃfica de la ciencia; es decir, la opinión pública espera que la ciencia resuelva cualquier problema en veinticuatro horas. Algo que cientÃficos sociales como Massimiano Bucchi han destacado indicando que la ciencia no puede solucionar todos nuestros problemas (MorenoCastro y Ligero, 2018). En España, en general existe una buena imagen de la ciencia y de los cientÃficos. Son profesionales bien valorados socialmente. Sin embargo, la mayor parte de la sociedad no sabe cómo funciona la ciencia. Y hablar de ciencia es hablar de un proceso y de un método que como mÃnimo requiere universalidad y unos pasos especÃficos, aplicando determinados métodos siendo rigurosos y haciendo experimentos y ensayos que permitan avalar y verificar, por ejemplo, cuándo una vacuna es segura. No se puede plantear un problema o reto y resolverlo en una semana. En todo caso, lo que sà que hemos comprobado en ese paquete de bulos que se enviaban es que se afirmaba que la comunidad médica sabÃa cómo se curaba la covid-19, pero que no lo querÃan hacer público porque no habÃa suficientes tratamientos para todo el mundo. Se utilizó una narrativa que ofrecÃa una imagen apocalÃptica de instituciones, gobiernos y servicios de salud. Ante la falta de respuesta social que se produce durante una crisis o emergencia, y la incertidumbre, estas teorÃas de la conspiración y bulos cogen más fuerza. ¿Por qué se diseminan tanto los bulos? Porque normalmente la construcción del bulo responde a unos criterios de principios de autoridad y de credibilidad. Se dice que alguien es médico, aunque no lo sea, o que es del entorno sanitario, aunque no lo sea. Después se utiliza también, de alguna manera poco concreta y muy difusa, que está avalado por la comunidad cientÃfica, por otros cientÃficos de quienes se citan algunos nombres, pero que si indagamos en bases de datos académicas o no existen, o no están en activo. O, por ejemplo, se indica que alguien es virólogo, pero la persona citada es odontóloga. Cuestiones de este tipo que si no las compruebas pueden hacer que el mensaje sea creÃble. Además, se habla de fuentes de información de autoridad, como de algunas revistas que no se citan correctamente. En concreto, entre los bulos analizados en el artÃculo que publicamos en Gaceta Sanitaria habÃa alguien que decÃa: «Esto que estoy diciendo lo podéis comprobar en la revista ResearchGate», cuando entre los académicos e investigadores sabemos que ResearchGate es un repositorio de la comunidad cientÃfica para compartir documentos con otros colegas, pero en ningún caso se trata de una publicación. Por tanto, si hacemos un análisis pormenorizado de la narrativa discursiva, los mensajes están llenos de errores de todo tipo. Si se escucha el audio o el vÃdeo haciendo un análisis exhaustivo, inmediatamente comienzan a visibilizarse errores sobre las instituciones, sobre el personal de investigación, sobre lo que se está contando con un dogmatismo inaudito para la ciencia y muchos elementos más. Sin embargo, si los escuchas sin prestar atención, o sin conciencia de análisis, esos elementos no los puedes valorar y quizás por eso toman tanta fuerza. Por otra parte, hay que tener en cuenta que estos bulos, que aparecen en cualquier parte de nuestra geografÃa de Norte a Sur, se difunden habitualmente en castellano y se adaptan a otras realidades, con el Además de los bulos especÃficos que surgen ante un momento concreto, hay otros que están siempre latentes y aparecen en el momento en que se producen rupturas de la cotidianidad el escéptico 42 anuario 2021 mismo texto pero cambiando el nombre del hospital, del polÃtico, o del empresario, y de repente puedes tener el mismo bulo circulando por Argentina, Ecuador o México. Lo más sorprendente fue encontrar estas pequeñas adaptaciones utilizando los mismos textos, los mismos argumentos y el mismo mensaje y montaje. Es más, todo esto que estoy indicando estuvo señalado precisamente por la Organización Mundial de la Salud cuando estábamos todavÃa con el confinamiento. Diferentes expertos internacionales realizaron webinars sobre la infodemia que se estaba produciendo y explicaron también cómo la fuerza que adquieren los bulos siempre es previa a que se propague la infección en un espacio determinado, es previa a cada oleada de una epidemia o pandemia. Siempre se produce un pico de bulos o de rumores muy elevado antes de que los contagios masivos se hayan producido y una vez que, digamos, han permeado demasiado los contagios y las personas están rodeadas de personas enfermas porque el cÃrculo se va cerrando y cada vez tienen más personas alrededor que, o han pasado la enfermedad, o han estado en contacto con ella; ahà empieza a descender la circulación y se difuminan este tipo de bulos. Las teorÃas conspirativas suelen durar más, pero los bulos son más instantáneos y fugaces. En España, por ejemplo, lo que comprobamos con todos los bulos que registramos fue que el mayor número de ellos aludÃa a crÃticas a la polÃtica, porque es lo mismo que está pasando en todos los paÃses. Desde el punto de vista de la comunicación polÃtica, se han estudiado las citas y referencias a los polÃticos, básicamente a quienes están tomando decisiones. Se ha comprobado que se propaga un número muy elevado de bulos que tienen que ver con las diferentes acciones o toma de decisiones que se están llevando a cabo sea por gobiernos locales, autonómicos, nacionales o supranacionales, como en el caso de la Unión Europea, según un estudio de Oleksy y otros autores, publicado en 2021. Y con respecto a los bulos sobre salud, en principio prácticamente todos tenÃan que ver con sustancias que podÃan prevenir o curar de manera sospechosa y sin ningún tipo de evidencia cientÃfica, y basados muchas veces en experiencias anecdóticas; y otras ni siquiera en eso, sino que se trataba de a hacer circular algo muy excéntrico para que llegara a muchas personas. En el caso de las sustancias que se promovieron para su consumo, parte de lo que se afirmaba podrÃa ser correcto, pero la premisa de partida siempre era errónea. Después de estos primeros bulos, básicamente todo lo que encontramos en la actualidad en nuestra esfera de investigación está relacionado con dietas, alimentación y, por supuesto, vacunas. Las vacunas y la desinformación es el gran reto al que nos enfrentamos en estos momentos. Referencias Eysenbach, G. (2002) Infodemiology: The epidemiology of (mis) information. The American Journal of Medicine, 113(9), 763-765 Midgley, M. (2013) Science as Salvation: A Modern Myth and its Meaning. London: Routledge. Moreno-Castro, y Ligero, S. (2018) Entrevista a Massimiano Bucchi: la ciencia no soluciona todos nuestros problemas. Mètode: Revista de difusión de la investigación, (98), 10-15 Moreno-Castro, C., Vengut-Climent, E., Cano-Orón, L., & Mendoza-Poudereux, I. (2021) Exploratory study of the hoaxes spread via WhatsApp in Spain to prevent and/or cure COVID-19. Gaceta Sanitaria, 35(6), 534-541 Oleksy, T., Wnuk, A., Maison, D., & ÅyÅ, A. (2021) Content matters. Different predictors and social consequences of general and government-related conspiracy theories on COVID-19. Personality and individual differences, 168, 110289. Tandoc Jr, E. C., Lim, Z. W., & Ling, R. (2018) Defining âfake newsâ A typology of scholarly definitions. Digital journalism, 6(2), 137-153. Notas: 1 Quiero agradecer la invitación a participar como ponente en el congreso Escéptico 2021, en mi nombre y en el de los miembros del equipo de investigación SicenceFlows (www.scienceflows.com). En España, en general existe una buena imagen de la ciencia y de los cientÃficos. Sin embargo, la mayor parte de la sociedad no sabe cómo funciona la ciencia anuario 2021 43 el escéptico