En agosto de septiembre de 1971, María Gómez Cámara -vecina de Bélmez de la Moraleda, Jaén- descubrió en el suelo de la cocina de su casa una extraña mancha. No era nada habitual, ya que parecía pintada a mano y recordaba extrañamente al Santo Rostro que se venera en la catedral de Jaén.
Lo curioso llegó después. El rostro fue picado pero, a los pocos días volvió a salir. Y no sólo una sino varias veces. Por si fuera poco, la habitación se llenó de teleplastias, dibujos de origen desconocido, que parecían querer contar una historia de terror.
El diario Pueblo se hizo eco de la noticia y tras publicar -entre otras cosas- que en la habitación se podían grabar extrañas voces y que los rostros no tenían ninguna explicación científica llegó a un extraña conclusión: todo había sido un fraude.
Así quedó la cosa hasta 1997, cuando la revista Enigmas publicó unas actas notariales que demostraban que la habitación había sido precintada por un notario y, sin posilble intervención humana, los rostros seguían saliendo. Lorenzo Fernández e Iker Jiménez, autores del articulo, fueron incluso más allá: la teoría de que todo era un fraude había sido impuesta por el gobierno de Franco al diario ante el miedo que suscitaba el caso a las autoridades religiosas. Tres informes del CSIC avalaban esa tesis.
Más de 40 años, las Caras de Bélmez siguen siendo un misterio. ¿O no?
Javier Cavanilles es periodista free lance y, durante 15 años, fue redactor del diario El Mundo en la Comunidad Valenciana, la mayor parte de ese tiempo como redactor de Sociedad.
En 2007 publicó el libro “Los Caras de Bélmez” y, en 2009, “El Tarot ¡Vaya Timo!” (Ed. Laetoli).
Entre 2007 2012 escribió en elmundo.es el blog “Desde el Más Allá… más o menos”.