#NoSinEvidencia: Manifiesto
La evidencia científica es uno de los pilares sobre los que se asienta la medicina moderna. Esto no siempre ha sido así: durante años, se aplicaron tratamientos médicos sin comprobar previamente su eficacia y seguridad. Algunos fueron efectivos, aunque muchos tuvieron resultados desastrosos.
Sin embargo, en la época en la que más conocimientos científicos se acumulan de la historia de la humanidad, existen todavía pseudo-ciencias que pretenden, sin demostrar ninguna efectividad ni seguridad, pasar por disciplinas cercanas a la medicina y llegar a los pacientes.
Los firmantes de este manifiesto, profesionales sanitarios y de otras ramas de la ciencia, periodistas y otros, somos conscientes de que nuestra responsabilidad, tanto legal como ética, consiste en aportar el mejor tratamiento posible a los pacientes y velar por su salud. Por ello, la aparición en los medios de comunicación de noticias sobre la apertura de un proceso de regulación y aprobación de medicamentos homeopáticos nos preocupa como sanitarios, científicos y ciudadanos, y creemos que debemos actuar al respecto. Las declaraciones de la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) asegurando que “no todos los medicamentos homeopáticos tienen que demostrar su eficacia” y que “la seguridad no se tiene que demostrar con ensayos clínicos específicos” no hacen sino aumentar nuestra preocupación.
#NoSinEvidencia: Homeopatía ¿creer o no creer?
Homeopatía ¿creer o no creer?
#NoSinEvidencia: Ni crucifijos en las escuelas, ni homeopatía en los hospitales
Ni crucifijos en las escuelas, ni homeopatía en los hospitales
Se acaba de hacer público un proyecto de orden ministerial que posibilitará el ahorro de millones de euros a distintas multinacionales, cuyo negocio es lucrarse con la falta de información de la ciudadanía mediante vacíos legales. Si uno cuenta esto así, acuden dos pensamientos: primero, que ya está el gobierno haciendo de las suyas, gobernando para los más ricos; segundo, que menuda desvergüenza permitir que haya empresas que se lucren con desgracias ajenas a través de resquicios legales.
Sin embargo, no se trata de Bayer, Bankia, Nestlé, Capio o Monsanto, sino de multinacionales homeopáticas que venden pastillas de azúcar, esto es: placebo. No lo digo yo: lo dice el propio ministerio de Sanidad y todos –absolutamente todos- los artículos científicos y estudios rigurosos publicados sobre el tema. Repito: todos. Repito una vez más: t-o-d-o-s. Hace unas semanas equiparaba la evidencia científica que poseemos sobre la existencia de un cambio climático de origen humano con la de la seguridad de los transgénicos: en el caso de la homeopatía, la evidencia de que disponemos para afirmar que su efecto no difiere del de un placebo es comparable a la que tenemos de que las especies evolucionen, o de que la Tierra gire alrededor del Sol. No sé si me explico.
Pero a ese conocimiento no se llega por ciencia infusa, ni mucho menos. Hace tan sólo un par de años yo pensaba que eso de la homeopatía era algo “natural”, remedios a base de hierbas. Lo leía en rótulos de farmacias y algunos amigos la tomaban, y, en cierta medida, lo asumía como algo normalizado. Desterremos la creencia de que todos deberíamos saberlo, y que quien desconoce la realidad de las pseudociencias es un magufo y un paleto. En su gran mayoría, no lo son; tan sólo están equivocados y creen que la homeopatía funciona. Pero no: como explica James Randi en este desternillante vídeo, sus principios son un festival de lo absurdo, una carrera alocada por ver qué parte de la doctrina homeopática contradice en más puntos al conocimiento científico actual. La homeopatía es agua y azúcar, y punto. Y, repito, no lo digo yo: lo dice cualquier estudio serio, cualquier espectrógrafo de masas y, lo que es más importante, la propia etiqueta de los preparados homeopáticos. Que haya un premio de un millón de dólares para quien demuestre que la homeopatía funciona y nadie lo haya ganado es quizás la mejor prueba de su ineficacia.
#NoSinEvidencia: Parodia Homeopatía - That Mitchell and Webb Look
Parodia Homeopatía - That Mitchell and Webb Look
Mario Bunge: "Hoy día la ciencia asusta tanto a la izquierda como a la derecha"
El Escéptico Digital - Edición 2014 - Número 275
Antonio Calvo Roy
(Entrevista publicada originalmente en el diario El País).
Mario Bunge (Buenos Aires, 1919), es “un filósofo de la ciencia curioso”. Estudiante primero de física y luego de filosofía, doctorado con una tesis sobre cinética del electrón relativista, fue profesor en Argentina, de donde emigró por motivos políticos en 1963. Tras pasar tres años dando clase en varios países, en 1965 llegó a Canadá. En la universidad McGill de Montreal enseñó y hoy sigue siendo profesor emérito. Bunge visita Madrid de paso para Génova porque, subraya, “de allí es mi señora”. En Génova pasará dos meses, corrigiendo la versión inglesa de sus memorias: “Voy viendo que hay pasajes muy locales que quiero cambiar. Espero publicarlas en septiembre”.
Serán las memorias de un lúcido testigo del siglo XX, un observador atento de la realidad analizada bajo el prisma materialista que le define, combatiendo las escuelas filosóficas “que no ayudan a buscar la verdad”, las doctrinas que anulan al ser humano y, de paso, las falsas ciencias, de la homeopatía al psicoanálisis, siempre con grandes dosis de razón y de humor. Premio Príncipe de Asturias de Humanidades y Comunicación en 1982, sus libros están publicados en España por Gedisa y por Laetoli.
Algunas obras clave
Tecnología, ciencia y filosofía (1963).
Seudociencia e ideología (1985).
Crisis y reconstrucción de la filosofía (2002).
Intuición y razón (2005).
Tratado de filosofía (2008).
Las seudociencias, ¡vaya timo! (2010).
Pregunta. ¿Puede haber filosofía fuera de la ciencia?
Respuesta. Puede. La mayor parte de los filósofos no saben nada de ciencia, pero están varios milenos atrasados y no pueden profundizar en cuestiones importantes, que han sido ya respondidas por la ciencia, como por ejemplo qué es la vida, la psique, la justicia…
P. Usted ha dicho que la ciencia y la técnica son los motores del desarrollo ¿Cómo está afectando la crisis a la producción de conocimiento?
R. De una doble manera. Primero se han reducido en casi todas partes los fondos para la investigación y, segundo, hay una crisis ideológica y hoy la ciencia asusta tanto a la izquierda como a la derecha. Antes los únicos enemigos de la ciencia estaban en la derecha; hoy hay muchos izquierdistas que confunden la ciencia con la técnica y creen que es ante todo una herramienta en manos de las grandes empresas.
P. ¿Aprenderemos algo de esta crisis?
R. Los golpes no enseñan nada, no creo que aprendamos de esta crisis, sobre todo si los gobiernos siguen pidiendo consejo a los economistas que contribuyeron a crearla, a los partidarios de políticas sin regulación.
P. Usted ha dicho que la técnica, a diferencia de la ciencia básica pero a semejanza de la ideología, no siempre es moralmente neutral ni por lo tanto socialmente imparcial. ¿Cuál es su juicio global sobre la actual expansión de las tecnologías de la información y sus aplicaciones?
R. Todo avance técnico tiene aspectos positivos y negativos, desde el teléfono celular al iPad, que han facilitado la adquisición de información pero están destruyendo la sociedad, que se está aislando cada vez más. Están teniendo un efecto desolador, por ejemplo se leen menos libros cada vez. Antes los estudiantes dedicaban 25 horas semanales a estudiar, pero ahora ya son 15 y dentro de unos años serán 10 o 5. Las bibliotecas están vacías.
P. ¿El avance y la facilidad de la comunicación es positivo para la investigación?
R. La búsqueda de información hace que todo sea más rápido, pero obstaculiza la creatividad y la imaginación. Antes, cuando uno no encontraba algo en la biblioteca tenía que inventarlo o reinventarlo, exigía más esfuerzo, ahora se exige menos y eso no es bueno.
P. En la biología contemporánea hay una fuerte tendencia a la genomización que lleva al determinismo genético. ¿Qué opina de ello?
R. Los biólogos auténticos no son deterministas genéticos. Hoy se habla de epigenética, el estudio de las transformaciones que va sufriendo el genoma por la acción del ambiente. Se creía que el genoma estaba blindado contra el ambiente pero hoy sabemos que puede combinarse químicamente y que esas mutaciones pueden heredarse. Sabemos que una rata separada de su madre tendrá una progenie socialmente inadaptada.
P. ¿Es una nueva forma de determinismo genético?
R. No, no es determinismo. Hay dos determinantes, los genes y la experiencia. Es como preguntar qué longitud tiene una cancha de fútbol. Lo que importa no es solo la longitud, es también la anchura, el área, lo mismo pasa con lo heredado y lo aprendido. Es inútil nacer con una gran carga genética si se nace en un desierto, un desierto cultural o político que haga imposible la búsqueda de ideas nuevas.
P. Cajal, con cierta ironía, escribió que el ser humano tiene una glándula de creer que se va extinguiendo poco a poco pero que aún sigue presente. ¿Qué opina usted del auge de las falsas ciencias?
R. Hay algo paradójico. Cuanto mayor es la educación de una persona tanto más dispuesta esta a creer en seudociencias, porque se entera de su existencia. La paradoja es que la educación, tal y como está, en vez de hacer que la gente piense en forma científica hace que se vuelva más supersticiosa. Es muy común encontrar especialistas científicos que se hacen tratar por psicoanalistas o por homeópatas.
Se enseñan ideas, pero no a discutirlas; la enseñanza sigue siendo dogmática”
P. ¿Qué se puede hacer?
R. Hay que cualificar la manera de enseñar, que sigue siendo muy dogmática. Se enseñan ideas pero no se enseña a discutirlas. La finalidad de la educación es educar, no evaluar. Claro que necesito saber si el trabajo ha sido eficaz o no, hace falta alguna manera de evaluar, pero no con los exámenes, que solo valoran la memoria y hacen que el proceso de aprendizaje sea aterrador en vez de ser agradable y hasta excitante.
P. Hay un cierto rechazo actual de la sociedad hacia la ciencia, en cuestiones como las vacunas. ¿A qué se debe?
R. Es parte de la rebelión de los ineducados. Hay dos clases de rebeldes, los que saben algo y los que no saben nada y se rebelan contra todo y creen que todos los organismos del Estado, incluso las escuelas, son parte de una conspiración para dominar a la gente. Es la noción del saber entendido solo como un arma política. Se puede utilizar como arma política, pero la ciencia tiene una finalidad, estimular y satisfacer la curiosidad.
P. ¿Qué les diría a quienes consideran que la historia, la sociología o la psicología no son ciencias?
R. La historia es mucho más científica que la cosmología. El buen historiador busca y da evidencia de prueba, a diferencia de los cosmólogos fantasistas, como Hawking. La historia es la más científica de las ciencias sociales.
P. ¿Y la economía?
R. Es una semiciencia.
P. ¿Cómo imagina el mundo en el 2050?
R. No me animo, no soy profeta. Puede que siga degradándose, puede ser que encuentre un camino más razonable. En este momento la situación mundial está muy mal, el mundo está dominado por un imperio, como lo estaba el mundo mediterráneo a final del imperio romano, y ese imperio se está expandiendo.
P. ¿Será más rápida la ciencia resolviendo problemas, como la degradación ambiental, por ejemplo, o la degradación correrá más?
R. El mito moderno es que las tecnologías de la información nos van a salvar, que mejorarán la sociedad y salvarán la naturaleza, pero es un mito completo. Con un ordenador no se cultiva el trigo, aunque conviene que el tractor tenga reguladores electrónicos, pero los grandes avances en la agricultura se deben a la genética y a la ingeniería, que ha construido máquinas mejores.
P. Entonces, ¿se atreve a hacer un pronóstico?
R. Me dan rabia los profetas porque confunden sus deseos con las posibilidades. Para hacer predicciones hacen falta leyes y no tenemos leyes de evolución de la sociedad.
URL: http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/01/actualidad/1398972625_6368…
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#NoSinEvidencia: Homeopatía y Hormesis
Homeopatía y hormesis
La homeopatía no es hormesis. Se trata de una falsa analogía similar a la que existe entre homeopatía y vacunas (1). He aquí las diferencias esenciales:
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La hormesis es un término usado en toxicología para referirse a una dosis-respuesta bifásica (de los sistemas biológicos) frente a un agente o estímulo ambiental, de tal modo que una dosis baja produce un efecto beneficioso y una dosis alta un efecto tóxico o nocivo (2). La hormesis es, pues, un concepto necesario y útil para describir las respuestas adaptativas de los organismos a los factores estresantes ambientales. Los ejemplos incluyen, entre otros, el pre-condicionamiento isquémico (muy conocido desde hace tiempo en cardiología), el ejercicio físico, la restricción de la energía procedente de la dieta y la exposición a dosis bajas de ciertos productos físico-químicos. Por el contrario, la homeopatía es una pseudomedicina basada en la creencia mágica de que toda sustancia capaz de provocar ciertos síntomas en el hombre sano a dosis altas, es capaz de curarlos en el enfermo a dosis bajas (1).
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El mecanismo de acción de la hormesis es "alopático", es decir, basado en el método y en los principios de la ciencia. En efecto, las reacciones químicas que explican la hormesis son inducidas por concentraciones pequeñas pero medibles (respetando el número de Avogadro) de las sustancias que intervienen (3). En el caso de la medicina, nos encontramos, por tanto, ante un preparado correcto y con la dosis correcta, condiciones ambas necesarias para curar un trastorno. Por el contrario, la mayoría de los preparados homeopáticos se diluyen de tal modo que ninguno de los solutos de partida (tintura madre) permanece en la solución; en consecuencia, carece de sentido hablar de una dosis beneficiosa o perjudicial.
#NoSinEvidencia: Javier Armentia: "La homeopatía no debería venderse ni como medicina alternativa; es perder el tiempo"
Javier Armentia: "La homeopatía no debería venderse ni como medicina alternativa; es perder el tiempo"
La directora de la Agencia Española de Medicamentos dice que los productos homeopáticos son medicamentos igual que todos los demás y que así lo establecen varias directivas comunitarias. ¿Coincide con esta afirmación?
No lo son, y la misma reglamentación de los medicamentos los considera diferentes. El otro día, ella misma declaraba en una entrevista en El Mundo: "No todos los medicamentos homeopáticos tienen que demostrar su eficacia, depende del tipo que sea. Algunos, los que no hacen reivindicación de una indicación, es decir, no dicen que vayan a tratar algo concreto, no tienen que demostrar eficacia porque no hacen una alegación terapéutica. Aquellos que sí lo hacen, sí lo tienen que demostrar". O sea, que tan iguales no son. Un medicamento convencional no solo tiene que ser inocuo y seguro, sino que además ha de poder demostrar su "eficacia terapéutica". Los homeopáticos se escapan, y lo han venido haciendo desde hace años. Por ejemplo, desde 2012 solamente 12 medicamentos se habían dado de alta en la AEMPS, todos usando el método simplificado en el que no tiene que demostrar eficacia alguna. La nueva reglamentación va a ser el coladero para los, según las industrias homeopáticas, cerca de 19.000 medicamentos (la AEMPS dice que unos 6.000) que pasan a tener el nihil obstat sin una sola demostración de eficacia terapéutica. Una vergüenza. Amparada, pues sí, por reglamentaciones europeas.
¿Por qué es tan crítico con estos productos? ¿Son inútiles o peligrosos?
Sí. Por varias razones. La homeopatía es una invención, en tres razones. Primera: la homeopatía es una teoría de la enfermedad y de su cura errónea. Se basa en una idea falsa del origen y la evolución de las enfermedades, lógico, porque hace 2 siglos, Hahnemann no sabía que existen microbios patógenos, ni se conocían enfermades genéticas... Los homeópatas no han evolucionado nada desde una idea de que la persona se pone mala con unos síntomas, por una especie de equilibrio de energías vitales y humores que tiene que ver con teorías precientificas, pero nada que ver con lo que la ciencia sabe de la etiopatología, o sea del verdadero origen de las enfermedades. Para colmo, tampoco es tan antigua como pretenden: dos siglos. Una estupidez de la era moderna. Segunda: la homeopatía se basa en un principio de similitud mágico que no es real: "Lo similar cura lo similar". Además no se basa más que en observaciones subjetivas para dictaminar qué efecto tiene un producto... Es todo magia simpática, nada que ver ni con las vacunas, ni con la farmacopea de verdad ni con la inmunología, como se quiere hacer creer. Tercera: para colmo, la idea de la extrema dilución del veneno para hacerlo inocuo pero más efectivo solo se podía entender en una era de influjos mágicos y energías sutiles, pero no tiene que ver con la química: en las disoluciones homeopáticas no hay medicamento, el principio activo no está presente ni un una sola molécula. Así que o es agua bendita o no hay manera de que tenga efecto.
#NoSinEvidencia: Estupidez diluida en agua
Estupidez diluida en agua
La homeopatía es estúpida. Realmente estúpida. Simplemente no creerás lo vasta, inmensa y alucinantemente estúpida que es la homeopatía. Quiero decir, uno pensaría que el reiki es una estupidez pero eso es un poroto comparado con la homeopatía.
Con los perdones (¡y agradecimientos!) necesarios a Douglas Adams pero la homeopatía realmente es estúpida y se las arregla para romper récords de estupidez con cada nueva iteración. La mera idea de que una substancia se hace más “potente” cuando más se la diluye va en contra de todo lo que sabemos de biología, química y física pero a los homeópatas ese pequeño detalle parece no importarles demasiado. Qué más da que mi práctica viole analmente leyes básicas de la ciencia si tengo una pila de anécdotas que me indican que a mis pacientes le funciona, ¿no? La acupuntura al menos tiene ‘principios activos’ (si uno clava agujas en la piel no es loco pensar que el cuerpo va a responder de alguna manera) pero sólo un delirante podría pensar que una pastilla de lactosa que alguna vez tuvo una gota de agua que alguna vez formó parte de una solución que en un pasado tuvo contacto con un principio activo pueda curar. Pero si hay algo infinito en este mundo es la credulidad humana y nuestra capacidad de engañarnos a nosotros mismos y es así como la homeopatía continúa vigente en el Siglo XXI.
Ahora, si a la absurdidad que es la homeopatía en su forma original la potenciamos, ¿qué nos queda? Oscillococcinum; un preparado homeopático de una bacteria que no existe. ¿Y si la potenciamos aún más? Aqua Nova, un preparado homeopático de agua… diluida en agua. Sí, leyeron bien, agua diluida en agua. Esto es o una de las más grandes sandeces de la historia o una de las mejores sátiras que he visto.
Una crítica muy común hacia la homeopatía es que si el agua realmente tuviera la “memoria” de todas las substancias con las que tuvo contacto entonces cada vez que abrimos la canilla estaríamos tomando preparados homeopáticos de caca, o de dinosaurio… o de caca de dinosaurio. La respuesta es que el agua crea la memoria sólo si se le aplican los pases mágicos “sucusiones” mientras se la diluye. Pero la solución de este grupo de homeópatas es más innovadora: usar ¡agua nueva! Lo que hacen es obtener Hidrógeno y Oxígeno por medio de electrólisis del agua para luego quemarlos juntos nuevamente y obtener… agua. Pero este agua, según ellos, no contiene la memoria de ninguna substancia ya que fue creada hace algunos minutos por lo que es verdaderamente “pura”.
La lista de la verguenza
Etiquetas generales: ARP, ARP-SAPC, Escepticismo, Pensamiento Crítico
El Escéptico Digital - Edición 2014 - Número 275
Ricardo Campo Pérez
(Noticia publicada originalmente en el diario La Opinión de Tenerife).
Desde hace algunos años, las universidades españolas, ayuntamientos y centros sociales han empezado a ceder aulas, paraninfos y salones para actividades más propias de las ferias de fenómenos y de charlatanes vendedores de crecepelos. Es como si les hubiese entrado un deseo irreprimible de arrojar su prestigio, o su simple consideración social como centro de investigación más o menos respetable, por alguna alcantarilla. La Lista de la Vergüenza (http://listadelaverguenza.naukas.com) es una web alojada en Naukas (http://naukas.com), uno de los portales de divulgación científica más importantes de España. El hacedor de la Lista es el abogado Fernando Frías, que mantiene informado a todo el que desea conocer qué disparates acogen las universidades españolas y otros lugares públicos.
Entre los actos, cursos y aquelarres variados en lugares pagados con dinero público destacan los relacionados con la homeopatía (que no cura ni el catarro a un ratón), plantas medicinales (un peligro si no han pasado controles farmacéuticos), estupideces como la "alimentación natural", antivacunas que han conseguido que el sarampión rebrote, reiki, "aprender a respirar" (sí, tal y como lo leen) y otras muchas ocurrencias que un público predispuesto consume porque le parece original, emotivo, bien presentado y avalado por médicos enrollados.
Una mezcla de elucubraciones conspiracionistas, marketing y descaro ha llevado al éxito a presuntas terapéuticas que parecen producto de una competición por soltar el mayor disparate; y todo disfrazado de ciencia y vanguardia, por supuesto. Porque ésta es una de las claves del negocio de la salud y del resto de historias alternativas: su desprecio y su apego simultáneo por la ciencia; el desprecio por su método, y el apego por su imagen.
El ejemplo más obvio es el de los misterios prefabricados cultivados en las redacciones de las revistas del sector y fomentados por empresarios que no conocen otra forma de prosperar más que engañando al cliente por medio sujetos expertos en ofrecer duros a cuatro pesetas, como se decía antiguamente.
Y venden patrañas que eran antiguas en el siglo XIX como si fueran el último modelo de Smartphone. Gran parte de ellos pasan por la Lista, la de la vergüenza.
A esta vergonzosa Lista va a ir a parar, si no lo ha hecho ya, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que ha recibido un gol por toda la escuadra al ceder su paraninfo a un congreso del misterio el próximo mes de junio, que no es un congreso de misterios, porque los misterios son cosas muy distintas de las que allí van a tratar; es una reunión ocultista de la división más cutre que se pueda imaginar.
Compartirán vacaciones pagadas un presentador de radio de temas paranormalísimos, una "médium" repelente que aseguró hace tiempo que sintió tristeza e impotencia al no poder evitar el accidente aeronáutico de Los Rodeos (hasta ahí llega la bajeza de esta gente) y otros variados personajes al calor de la familla y de la credulidad más lamentable de un público que se contenta con migajas y desperdicios pseudo-espirituales.
En mi opinión, la ULPGC haría bien en informarse adecuadamente y con antelación de a quién cede su espacio para actos que se dirigen contra el espíritu que debe primar en cualquier universidad.
URL: http://www.laopinion.es/opinion/2014/04/17/lista-verguenza/537328.html
URL: http://www.elplural.com/2014/02/10/dejad-que-los-ninos-los-alejen-de-mi/
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