El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 270
Alberto Mahía
(Noticia publicada originalmente en el diario La Voz de Santiago).
El hombre llegó a Angrois con una carpeta bajo el brazo pregonando a los cuatro vientos que tenía unos poderes sobrenaturales. Presumía nada menos que de ser capaz de limpiar las casas de espíritus, que se los llevaría con él. Pero estuvo a un tris de llevarse unas chaparretas. Porque en Angrois mordió en hueso.
Nadie a quien ofreció sus servicios se tragó el cuento. Los vecinos le echan unos sesenta años y una caradura de hormigón. No ha vuelto desde entonces a por más. «E que non se lle ocorra volver petar á porta, que vai saír quentiño», avisaba un vecino que se lo topó andando por su finca como perico por su casa.
La noticia de su presencia corrió como la pólvora por Angrois perseguida por la incredulidad y un enfado de mil demonios. Porque, según Lucía Ruiz, «hay que tener muy poca vergüenza y respeto tanto por las víctimas como por nosotros para querer sacar provecho».
Decía que tenía trato con los fantasmas, «pero el único fantasma era él», según refirió un vecino al que llamó a su puerta. Él solito infiltró entre sus clientes el veneno de la sospecha. Sobre todo cuando quiso hacer una demostración. Propuso meter a un perro en una habitación concreta y ver su reacción. No hay nada mejor que eso, contaba, para saber si hay o no espíritus.
No están para bromas
Si no fuera que estos vecinos no están para bromas, se lo tomarían con guasa. Pero en cuanto este individuo empezó a decir cosas semejantes, le cayó un chaparrón que obligó al individuo a recular, perderse por la calle del Camiño Real y regresar a su madriguera.
Nadie lo había visto nunca. Al llegar explicó que era habitual en lugares en los que había sucedido una desgracia semejante que los expertos en poderes sobrenaturales acudieran a la zona para liberarlo de los espíritus, que «suelen quedarse en el lugar para siempre» si gente como él no interviene.
Sobra explicar cuál es el grado de consternación que causó este hombre en Angrois. Andrés Leis lo comparaba con ese otro delincuente que se hizo pasar por el esposo de una desaparecida en el accidente. Pero este, por como se fue de Angrois, no volverá jamás.
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