El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 270
Alberto Mahía
(Noticia publicada originalmente en el diario La Voz de Santiago).
El hombre llegó a Angrois con una carpeta bajo el brazo pregonando a los cuatro vientos que tenía unos poderes sobrenaturales. Presumía nada menos que de ser capaz de limpiar las casas de espíritus, que se los llevaría con él. Pero estuvo a un tris de llevarse unas chaparretas. Porque en Angrois mordió en hueso.