Nos enteramos, a raíz de un artículo de Redacción Médica, que Esquerra Republicana de Catalunya pretende regular las mal llamadas «terapias naturales», como así recoge en la página 54 de su programa para las elecciones generales del próximo 28 de abril, tanto a nivel estatal como autonómico.
Tratan así de resucitar el Decreto 31/2007 de la Generalitat de Catalunya, por el que se pretendían regular las condiciones para el ejercicio de trece terapias naturales, entre las que se recogían la naturopatía, la terapia tradicional china, el shiatsu, la reflexología podal, la diafreoterapia o la «liberación holística de estrés con técnicas de kinesiología» (sic). Dicho Decreto fue derogado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, por entender que vulneraba competencias que no correspondían a un gobierno autonómico, como era reconocer actuaciones sanitarias a profesionales no sanitarios, o que este personal no cualificado pudiera tener a su cargo establecimientos de prácticas pretendidamente sanitarias.
Más allá, desde ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, entendemos que las decisiones políticas han de estar basadas en el conocimiento científico, como ya manifestamos en otras ocasiones con motivo de la proximidad de elecciones en nuestro manifiesto «Las decisiones políticas, con conocimiento - Les decisions polítiques, amb coneixement», y que nos vemos en la obligación de recordar ahora.
Que en una norma reguladora sanitaria se hable de «medicina alopática», de los «aspectos energéticos y espirituales» de la persona, o de «una base filosófica diferente a la que soporta la medicina convencional» nos parece, a estas alturas, un absoluto despropósito, máxime cuando desde la mayor parte de las formaciones políticas e incluso desde el actual Gobierno central se empieza a tener clara la importancia que tiene combatir el problema que suponen las pseudociencias y pseudoterapias (mal llamadas terapias naturales, alternativas, complementarias, integrativas, holísticas…), y que puede estar causando en España más de mil muertos, según unas estimaciones preliminares recientes. Tratar de legitimarlas y dar carácter oficial a sus prácticas y una formación reglada supone una inadmisible vuelta atrás.