Edición 2012 - Número 251
Héctor Vázquez
Muchos animales de nuestro planeta se han visto obligados a acabar de alguna manera o de otra con sus hermanos para lograr sobrevivir. En ocasiones por culpa de una extensa camada, por la promiscuidad de sus progenitores o simplemente por la escasez de alimentos que compartir, los diversos seres han desarrollado técnicas de lo más variopintas para cometer los fraticidios.
Para el sapo de caña su peor depredador durante sus primeras horas de vida e incluso cuando aún está en el huevo son sus propios hermanos. Los primeros renacuajos en nacer no solo se alimentan del resto de su camada, sino que también liberan sustancias químicas en el agua que impiden el crecimiento de los embriones en desarrollo, todo ello como parte de una intensa competencia por los recursos.
Este fenómeno, publicado recientemente por la revista Science, ha sido descubierto por una serie de científicos que han mantenido unos huevos sin eclosionar separados de otros en los que ya habían nacido algunos renacuajos. En este último caso, los nuevos embriones eran un 11% más cortos y el 45% más ligeros que sus hermanos.
Otro caso sorprendente es el de algunas hembras de tiburón, que dejan de alimentase durante su embarazo para que sus crías no tengan alimentos y nazcan con hambre. De esta manera, consiguen que la más fuerte y agresiva de las crías ataque a sus hermanas y se alimente de ellas. La madre no solo conseguirá de esta manera desarrollar al 100% el instinto depredador de su pequeño, sino que, además, solo tendrá que cuidar de uno.
¡Polluelo va!
La mayoría de las aves, por lo general, suelen acabar con varias de las crías nada más nacer, bien sea por parte de sus hermanos o por la de los padres. Esta actitud suele deberse a la existencia de demasiada descendencia y con el objetivo de asegurar la supervivencia del resto.
El caso de los pollos de quebrantahuesos es, en cambio, algo particular. Normalmente las hembras ponen dos únicos huevos, aunque los padres tan solo son capaces de poder alimentar y sacar adelante a uno. Es por ello por lo que el hermano mayor toma la decisión de deshacerse del pequeño, bien sea dejándolo morir por inanición o bien arrojándolo del nido. La puesta de dos embriones asegura de esta manera el desarrollo sano de uno de los polluelos.
(Artículo publicado originalmente en el diario El Correo)
URL: http://www.elcorreo.com/vizcaya/rc/20110904/sociedad/palabras-hector-ma…