Edición 2013 - Número 260
Asociación Española de Comunicación Científica
(Artículo publicado originalmente en la página de la Asociación Española de Comunicación Científica).
El socio Manuel Calvo Hernando ha fallecido a la edad de 88 años, según nos relata el obituario que sus hijos y Antonio Calvo Roy han publicado en el diario El País. El madrileño fue pionero en el campo de la divulgación científica en Hispanoamérica, y sus textos son referencia dentro de este ámbito.
(Artículo publicado originalmente en El Huffington Post).
Como en la política, la economía, los deportes... también en la ciencia hay tramposos. Afortunadamente, es un sector en el que existen mecanismos para sacar los colores a los más reputados científicos que se quieren saltar a la torera las normas. Así pasó con el clonador coreano Hwang Woo-suk y también en un caso mucho más cercano: el de un ingeniero técnico agrícola gallego llamado Gonzalo Astray Dopazo. El primero sufrió un batacazo tremendo en su carrera, del que le está costando recuperarse, pero el segundo, que vive en España, donde la ética anda de capa caída, parece que está saliendo airoso del escabroso asunto.
(Artículo publicado originalmente en EsMateria).
“Pero ¿qué hubiera pasado si los neandertales, la especie humana más parecida a la nuestra que jamás haya existido, hubieran llegado hasta nuestros días? Podría haber ocurrido. No estaban predestinados a la extinción”. Esta es la primera pregunta que lanza uno de los padres del genoma neandertal, Carles Lalueza-Fox, en su libro Palabras en el tiempo (editorial Crítica), un por momentos hilarante afrodisiaco para el cerebro.
(Noticia publicada en la página Esmateria).
Por primera vez, Industria demanda de forma sistemática el cese de emisión de anuncios de productos supuestamente sanadores. Lo hace a instancias del Consejo Audiovisual de Andalucía, pionero en la denuncia de estos engaños
El té chino del doctor Ming, con el que “empiezas a perder tallas a los 20 días”. Los Calcetines Relax, que “mejoran la presión arterial y un retorno de la sangre muchísimo mejor hacia el corazón”. La crema SuperBlue Stuff, que “ayuda a combatir los dolores causados por la artrosis, la ciática y la lumbalgia”. El “poderoso reactivante vascular Liváriz, que ayuda a desinflamar, reactivar y difuminar las varices”. ”El milagroso Método Reduform, que elimina la grasa del abdomen de una forma inmediata, con unos resultados que son hasta cinco veces mayores que el ejercicio físico”. Reclamos publicitarios como estos son manifiestamente ilegales pero se emitían sin trabas en prácticamente todas las televisiones españolas. Hasta hace unos pocos meses.
(Artículo publicado originalmente en el diario El Periódico).
Vivimos tiempos extraños. Nunca antes el hombre ha sabido tanto sobre sí mismo y el mundo que le rodea. Nunca antes la información ha sido tan asequible ni se ha transmitido tan rápidamente. Y, en cambio, estamos a punto de perder lo que hemos ganado y retroceder hasta una nueva época de dominio del oscurantismo más absurdo. La gravedad de la situación se resume en el comentario que un lector escéptico hizo días atrás a una noticia aparecida en la web de un diario: «Yo no creo en Dios, pero tampoco estoy seguro de creer en la ciencia», dijo. La frase es trágica, porque demuestra que la ciencia se empieza a considerar una especie de religión que requiere un acto de fe. Pero lo que enuncia, encaje o no con nuestros deseos, son simplemente conclusiones deducidas a partir de hechos demostrables. Evidentemente que los científicos se equivocan. Ocurre cuando las explicaciones están aún en fase de hipótesis y la interpretación de los resultados debe llenar los huecos que existen. Ahora bien, la validez de los resultados confirmados no depende de nuestra buena voluntad para aceptarlos. Y esto parece que se olvida.
RTVE, como ente público, debe estar al servicio de todos los ciudadanos, cuidando en la medida de lo posible de su neutralidad e imparcialidad en "asuntos ideológicos y de conciencia". En los de tipo religioso, concretamente, debe atenerse a lo que dicta la Constitución (el ajado artículo 16.3), es decir, debe ser como el propio Estado: aconfesional.
Es un clamor que esta aconfesionalidad no se cumple en RTVE. En TVE tenemos, para empezar, los programas religiosos semanales, en particular el dominical "El día del Señor", católico, que viene precedido de emisiones de otras creencias ("Islam hoy", "Shalom" y "Buenas Noticias TV", musulmán, judío y evangélico, respectivamente). Además están "Testimonio", "Últimas preguntas" y "Pueblo de Dios", de nuevo católicos. Estas emisiones tienen un reconocido carácter proselitista (evangelizador, y lo que corresponda).