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Educación y Pseudociencias Arnaldo González Arias Universidad de La Habana Muchas personas, incluso con formación universitaria, a menudo aceptan (y promueven) prácticas pseudocientÃficas por desconocimiento de los principios básicos de las ciencias naturales y de la salud 1. Introducción Por ejemplo, en nuestro paÃs (Cuba) no se establece una clara distinción entre ciencia y pseudociencia en ninguno de los niveles educativos existentes; mucho menos es un tema recurrente en el sistema educativo, como debiera ser. Las últimas llamadas de alerta debido a la pandemia covid-19 están atrayendo la atención sobre la amenaza de las pseudociencias para la salud de las personas (Caulfield, 2020). Pseudociencia significa âfalsa cienciaâ y no alguna otra cosa tal como âigualâ, âsimilarâ o âfuturaâ. Tampoco existe algo parecido a la ciencia local o regional; la ciencia siempre ha sido universal, y más en la actualidad, gracias a los medios contemporáneos de comunicación. Para saber qué es la pseudociencia, primero es necesario tener una noción clara sobre qué es la ciencia; de ahà que se analicen los siguientes epÃgrafes. yy ¿Qué es la ciencia? El problema de la demarcación. yy Clasificación de ciencias: formal y factual; ciencias naturales, sociales y de la salud. yy El método cientÃfico. yy Ejemplos de pseudociencias y la forma en que se pueden reconocer. 2. ¿Qué es la ciencia? El problema de la demarcación Esta pregunta no es algo trivial, ya que no existe un consenso universal sobre la definición formal de ciencia. De hecho, es parte del llamado «problema de la demarcación» en la filosofÃa, que consiste en establecer claras fronteras entre lo que es conocimiento cientÃfico y lo que no lo es, entre la ciencia y la metafÃsica, entre la ciencia y la pseudociencia y entre la ciencia y el escéptico 10 la religión. Aquà solo se analiza cómo es posible diferenciar la ciencia de la pseudociencia, sin profundizar en el problema filosófico. El problema se vuelve aún más complejo porque hay dos tipos de ciencias claramente distinguibles: formales y factuales. Las ciencias formales estudian materias abstractas, creadas en la mente humana (matemáticas, informática, estadÃstica, lógica y álgebra) y no necesitan de la evidencia experimental. Se bastan a sà mismas a partir de proposiciones, axiomas y deducciones. Las demás (fÃsica, quÃmica, biologÃa, geografÃa, economÃa, ciencias médicas, etc.) son factuales; se basan en hechos y dependen de la observación y la interacción con el mundo real. En lo que sigue, solo nos referimos a las ciencias factuales. Hoy dÃa no existe una regla simple para diferenciar la ciencia de lo que no lo es. Hay al menos dos principales y no coincidentes criterios: el de Karl Popper y el de Mario Bunge. Popper introdujo el criterio de falsabilidad, que sostiene que una proposición es cientÃfica si es refutable; es decir, si se pueden idear experimentos o ensayos para refutarla, con independencia de si los resultados la verifican o la rechazan. Y si no hay manera de encontrar cómo refutar la proposición, entonces no es cientÃfica (Popper, 1934). Sin embargo, este principio ha sido considerado insuficiente y criticado por varios autores, entre ellos Bunge y algunos de los propios discÃpulos de Popper. Por su parte, para definir la ciencia Mario Bunge introduce el concepto de campo de investigación con las siguientes caracterÃsticas (que aparecen algo simplificadas para beneficio del lector): yy Cada campo está formado por una comunidad de anuario 2021 investigadores con instrucción especializada capaces de comunicarse entre sÃ. yy La sociedad alberga y fomenta (o permite) la actividad de esta comunidad. yy Se investigan entidades reales y no ideas que «flotan» en el aire. yy Todo cambia según ciertas leyes; no hay nada inamovible o milagroso. yy El conocimiento refleja la realidad; no es subjetivo. yy La investigación se desarrolla a partir de teorÃas lógicas y matemáticas actualizadas, no obsoletas. yy Se usa información y teorÃas razonablemente bien confirmadas, junto con métodos de investigación de otras áreas. yy Se basa en conocimientos previos actualizados y comprobables (aunque no definitivos, porque la ciencia siempre es perfectible). yy Su objetivo directo es encontrar leyes y tendencias, sistematizar hipótesis generales y refinar métodos de investigación. yy La metodologÃa utilizada consiste solo en procedimientos que pueden ser escrutados (analizados, abiertos a la crÃtica) y justificables (explicables), en primer lugar por medio del método cientÃfico âque se verá más adelante. yy Para cada campo de investigación, existe al menos anuario 2021 un campo contiguo con el que comparte elementos, o uno de ellos está incluido dentro del otro. yy La composición de los elementos anteriores cambia âen general muy lentamenteâ debido a la investigación en el campo propio y en otros relacionados. De acuerdo con estos criterios, cualquier campo de investigación que no cumple con la totalidad de las condiciones anteriores es no cientÃfico, y cualquier campo de conocimiento que no es cientÃfico, pero se publicita como tal, es una pseudociencia. 3. Clasificación de ciencias: formal y fáctica; naturales, sociales y de la salud Una clasificación generalmente aceptada de las áreas del conocimiento humano aparece en la Tabla 1, mientras que la Tabla 2 muestra cómo se subdividen las ciencias. Hay algo común a todas las ciencias: buscan las leyes que rigen los eventos o acciones en su campo de aplicación especÃfica. Una ley es una conexión estable y recurrente entre eventos; las leyes son relaciones universales de causa-efecto, que existen bajo determinadas condiciones, y permiten la predicción de eventos futuros (González y Horta, 2012). Hay muchas leyes o principios; por ejemplo: ⪠Ley de la gravitación universal (Newton); FÃsica. ⪠Ley de las proporciones definidas (Proust); QuÃmica. 11 el escéptico ⪠Leyes de la herencia (Mendel); BiologÃa. ⪠Principio de Pareto y ley de Gresham; EconomÃa. Sin embargo, hay controversia sobre algunas disciplinas sociales como la referida en la figura 1: ¿son realmente ciencias o no lo son? Es decir, ¿existen o no las correspondientes leyes sociales? (Moreno, 2008). En lo que sigue, nos referimos exclusivamente a las ciencias naturales y de la salud y a la aplicación de sus conceptos en varias pseudociencias. Antes de seguir adelante, conviene señalar una diferencia importante: según Jean Dausset, premio nobel de fisiologÃa en 1980: «La simple enunciación del tema âciencia y tecnologÃaâ revela el antagonismo existente entre estos dos conceptos: la ciencia mantiene relación con el conocimiento, mientras que la tecnologÃa se refiere más bien a su uso». De aquà se desprende que la formación que reciben cientÃficos y tecnólogos no es equivalente, algo que a veces se olvida y ha llevado a algunos a la pseudociencia. 4. El método cientÃfico Las principales caracterÃsticas del método cientÃfico y la distorsión pseudocientÃfica aparecen en la figura 2. Es importante resaltar que, para evitar influencias externas, en cualquier experimento es necesario controlar todos los parámetros que afectan el evento o proceso estudiado. Hay ciencias en las que esto no es posible (por ejemplo, astronomÃa, geologÃa y arqueologÃa). En esos casos, las teorÃas se consideran válidas si: a. Pueden asociar hechos aparentemente independientes. b. Logran predecir relaciones o fenómenos no encontrados previamente. Los nuevos medicamentos y terapias merecen un comentario aparte. AquÃ, además de los experimentos en células y animales, los ensayos clÃnicos son obligatorios. Estos deben cumplir una serie de normas cientÃficas y éticas (por ejemplo, el consentimiento informado) (González, 2014). En la figura 2, un experimento sesgado significa que no se han segui- Figura 1. Contrato social de Rousseau. do las normas básicas desde el principio, por lo que cualquier resultado posterior no es válido y se debe ignorar. Otro tipo de sesgo se refiere a una manera prejuiciada, consciente o no, de la evaluación de los resultados del experimento. Hay ensayos clÃnicos de muchos tipos; en Google Académico, solo en 20172018, aparecieron 13 800 entradas. La gente común no suele manejar este tipo de información; los estudiantes, mucho menos. Cualquier campo de conocimiento que no es cientÃfico, pero se publicita como tal, es una pseudociencia el escéptico 12 anuario 2021 Figura 2. Ciencia y pseudociencia. En este último es común el uso de terminologÃa cientÃfica sin evidencia real que lo respalde. (González, 2012). 5. Ejemplos de pseudociencias y cómo reconocerlas Algunas pseudociencias populares son las siguientes: AstrologÃa. Ya en 1727 aparecieron serias crÃticas a la astrologÃa (Figura 3); sin embargo, hoy dÃa muchas personas aún la consideran verdadera. En 1985 se publicó en Nature (Shawn, 1985) una declaración de condena a la astrologÃa firmada por 18 premios Nobel y otros 168 cientÃficos. HomeopatÃa y nosodes. Estos dos están relacionados con una doctrina ideada por Samuel Hahnemann (1755-1843), que implica la disolución de compuestos orgánicos o inorgánicos que causan sÃntomas de enfermedades (ojo, no la enfermedad en sÃ) que se deben administrar como un medicamento para enfermedades con sÃntomas similares (ojo, cualquier enfermedad con sÃntomas parecidos). El grado de dilución es tan grande que en el producto final no queda nada de la sustancia original. ¿Fundamento cientÃfico teórico o empÃrico? Ninguno (Ãlvarez, 2008; Editorial, 2005). En los últimos años la homeopatÃa ha sido oficialmente condenada o desautorizada en los EE.UU. Rusia, Inglaterra, España y Australia (Rationalis, 2020). Los nosodes, supuestas vacunas homeopáticas, son igual de fraudulentas; en este caso los productos diluidos pueden ser tejidos humanos contaminados, saliva de perro rabioso, sangre menstrual y similares. El producto de la figura 3 no se promociona especÃficamente como un nosode, sino como que «fortalece el sistema inmunitario», pero sin dar detalles acerca de cómo lo hace. Magnetoterapia (curación con imanes). Existe una gran cantidad de literatura que denuncia la falsedad de las terapias magnéticas. Un artÃculo importante proviene de uno de los principales hospitales europeos (el hospital de La Charité, en BerlÃn), donde médicos alemanes del siglo xix pasaron años investigando las supuestas propiedades curativas de los imanes sin obtener resultados (Engstrom, 2006). Sin embargo, anuario 2021 desde mucho antes existÃan argumentos muy sólidos en contra de las terapias magnéticas. Uno de los más contundentes data de 1785 en Francia, gracias al informe de una comisión integrada por el cientÃfico norteamericano Benjamin Franklin, el quÃmico Antoine Lavoisier, el astrónomo Jean Sylvain Bailly y el médico Joseph Ignace Guillotin, todos personajes notables de la época. El informe fue el resultado de llevar a cabo las instrucciones de Luis xvi de investigar las «curas magnéticas» aplicadas por el médico Franz Anthony Mesmer a los miembros de la nobleza francesa, con resultados negativos. La Figura 4 muestra un dibujo de una publicación de la época, donde Franklin, presidente de la comisión, aparece a la izquierda sosteniendo las conclusiones mientras Mesmer, con orejas de burro, es expulsado del recinto junto a sus asistentes (González, 2013). Mucho más reciente, en 2006, basado en un estudio de la ClÃnica Mayo, el juez norteamericano Morton Denlow opinó que las supuestas propiedades teraFigura 3. Izquierda.: CrÃtica de la astrologÃa, del Dr. don MartÃn MartÃnez, 1727. Derecha. Mezcla homeopática-nosódica contra el covid-19, Laboratorios Aica, 2020 13 el escéptico péuticas de una pulsera magnética, promovida como curativa, eran «más ficción que ciencia». Entre otros beneficios, el vendedor aseguraba que las pulseras controlaban la hipertensión. Las ventas ascendieron a aproximadamente 20 millones de dólares. El juez sancionó a la distribuidora a devolver su dinero a 100.000 compradores (Figura 5). Ozonoterapia. Consiste en insuflar ozono (O3) en diversas partes del cuerpo: boca, ojos, columna, vagina, ano, piel, sangre, etc. ¡Funciona para todo! Pero, ¿cómo lo hace? Nadie lo sabe. Sin embargo, lo que sà se sabe es que el ozono es un irritante y contaminante agresivo bien conocido (González y Rangel, 2017). Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (Food and Drug Administration, FDA): «El ozono es un gas venenoso sin aplicaciones médicas conocidas en terapias especÃficas, coadyuvantes o preventivas. Para que el ozono sea eficaz como germicida, debe estar presente en una concentración mucho mayor que la tolerancia con seguridad para personas y animales». El código de regulaciones federales de la FDA en su tÃtulo 21, vol. 8, 2016, (Código de FR, 2016) prohÃbe generar o difundir ozono: 1. En hospitales u otros establecimientos donde haya pacientes. 2. Bajo cualquier condición médica donde no existan pruebas de seguridad y efectividad. 3. En cualquier otra situación en la que sea posible alcanzar un nivel de 0,05 partes por millón para el volumen de aire que circula a lo largo del dispositivo. Otras pseudoterapias. Hay muchas otras pseudoterapias, algunas más absurdas que otras, por lo que serÃa necesario demasiado espacio solo para mencionarlas. Citamos solamente algunas de las más generalizadas en nuestro paÃs junto a algunas imágenes relacionadas (figura 6). Son por ejemplo las terapias florales o terapia de Bach (Ernst, 2002, González, 2010); la terapia piramidal (González, 2013); la radiestesia (pseudodiagnóstico) (Enright, 1999); las terapias bioenergéticas, reiki o toque terapéutico (Rosa y cols, 1998), la cromoterapia y laserterapia (Tate, 2005); el naturismo (todos Figura 4. Franklin pone en fuga a los mesmeristas en El magnetismo develado, Biblioteca Nacional de Francia. los productos naturales son buenos por el mero hecho de ser de la naturaleza) (González y Horta, 2015); y la acupuntura (hay algunos resultados muy especÃficos de poca importancia y contradictorios con otros estudios); (López, 2003, Horta y González, 2014). La Figura 7 muestra un bosquejo del experimento de Emily Rosa, ideado para verificar las supuestas habilidades perceptivas de los practicantes del reiki japonés (imposición de manos). Se realizaron 280 ensayos, de los cuales acertaron solo 123 (44%), cifra incluso menor que una selección aleatoria (Rosa y cols., 1998). Sin embargo, muchas personas afirman sentirse mejor cuando se les administra algún pseudomedicamento o alguna pseudoterapia, a pesar de su falsedad. ¿Por qué pasa esto? Simplemente porque la mayorÃa de la gente no tiene información sobre el efecto placebo, y los pseudoterapeutas nunca lo toman en cuenta âa propósito o por ignoranciaâ. La mayor parte de las veces la supuesta mejorÃa se puede atribuir a este efecto o a la remisión espontánea del padecimiento, La formación que reciben cientÃficos y tecnólogos no es equivalente, algo que a veces se olvida y ha llevado a algunos a la pseudociencia el escéptico 14 anuario 2021 Figura 5. Pulsera magnética fraudulenta. Foto de Innovato Design: https://www.flickr.com/photos/185005651@N04/48902470416/ como suele ocurrir con frecuencia. Desde mediados del siglo xx el efecto placebo es muy bien conocido en la literatura médica; consiste en que muchas personas (¡no todas!) declaran sentirse mejor cuando se les administra algún falso medicamento o terapia. Sobre el efecto placebo se ha escrito que «se puede utilizar para beneficiar a los pacientes, pero proporciona una vÃa fácil para los curanderos sin escrúpulos de todo tipo» (Tavel, 2014). Hay docenas de artÃculos experimentales recientes en revistas médicas arbitradas sobre el efecto placebo. Hoy dÃa es fundamental considerar este efecto en cualquier ensayo clÃnico de terapias o fármacos, donde junto al grupo de ensayo se incluye grupo de control que recibe alguna sustancia inerte para comparar resultados. Las Imágenes por Resonancia Magnética IRM y la TomografÃa por Emisión de Positrones TEP (Zubieta y cols., 2005) se han utilizado con excelentes resultados para estudiar los efectos bioquÃmicos de placebos en el cerebro y otros órganos (figura 8). Además del ya considerado criterio de Bunge, hay indicios adicionales que permiten reconocer una pseudoterapia, porque las pseudociencias usan libremente la terminologÃa de la ciencia, pero carecen de su esencia (ver Tabla 3). El primer indicio es que muchos remedios pseudocientÃficos suelen pretender ser panaceas universales. Se supone que curan muchas enfermedades diferentes: la vista, los huesos, el estómago, cualquier dolor, o «refuerzan las defensas naturales» (sin agregar más detalles), etc. Por supuesto, nadie conoce el mecanismo involucrado en la curación o el fortalecimiento. Cuando alguien dice que un medicamento o una terapia «es buena» para muchas cosas, es prudente dudar; es muy probable que no sirva para nada. Los criterios de la Tabla 3 se han tomado y simplificado de González y Horta (2012) y González (2012). 6. Conclusiones Los argumentos antes mencionados parecen ser adecuados para enfatizar que no basta con enseñar las ideas correctas, sino que también es necesario enseñar las incorrectas cuando la evidencia cientÃfica ha demostrado su falsedad. Las prácticas pseudocientÃficas han causado, están causando y causarán mucho daño en el futuro si no se critican a todos los niveles; la experiencia dice que siempre habrá gente confundida. Hace más de 2500 años, Cleóbulo de Lindos, uno de los siete sabios de la Antigua Grecia (h. 600 a.n.e.) nos dejó la siguiente afirmación, que se mantiene en la actualidad: «No hay nada tan común en el mundo como la ignorancia y los charlatanes». Sin embargo, podemos reducir notablemente las cifras negativas advirtiendo oportunamente a los estudiantes. Por tanto, los programas educativos en todos los niveles deberÃan al menos incluir el método cientÃfico y la crÃtica de las pseudociencias más populares. Los problemas relacionados con las pseudociencias son de sobra importantes como para no dejar el tema desatendido. Estos problemas van desde el daño directo a Figura 6. De izquierda a derecha; terapia floral, terapia piramidal (Pinterest), radiestesia. anuario 2021 15 el escéptico las personas hasta la pérdida de tiempo, esfuerzos y valiosos recursos económicos. Como dijo Einstein, «es cierto lo que supera la prueba de la experiencia». Ninguna de las pseudociencias mencionadas más arriba ha superado esta prueba; pero esas no son las únicas: hay muchas otras. Más información y crÃticas sobre pseudociencias aparecen en muchas fuentes; una de ellas se puede encontrar en www.geocities.ws/rationalis/. Referencias: (enlaces verificados a abril de 2022) Ãlvarez González J.L. (2008) HomeopatÃa: una ilusión más allá del número de Avogadro. Rev. Cub. 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