Preocupación por mesa redonda de "Murcia se pone Verde" impartida por la autora de “Mis recetas anticáncer”
El 29 de enero de 2014, en las jornadas Murcia se pone verde, se ha programado una mesa redonda con participación de Odile Fernández, médico de familia y autora del libro “Mis recetas anticáncer”. Estas jornadas se celebran en el Hemiciclo de Letras de la Universidad de Murcia, circunstancia que podría inducir a error a quienes consideren que se trata de un respaldo académico a las teorías de Odile Fernández.
Odile Fernández, médico de familia y superviviente de cáncer, ha desarrollado unas teorías sobre nutrición y curación de cáncer que no están debidamente contrastadas, y que podrían inducir a error a pacientes de cáncer y sus familiares. La incidencia de la mala alimentación en la aparición de diversas enfermedades es algo conocido. Una alimentación saludable es apropiada para enfermos de cáncer y, en general, para todo tipo de personas, sanas o enfermas. Sin embargo, no se conoce ninguna pauta de alimentación que cure el cáncer. Los enfermos de cáncer reciben consejos fiables de alimentación por parte de los médicos y las enfermeras que les atienden durante su tratamiento. La terapia contra el cáncer debe confiarse siempre a especialistas oncológicos, y evitar tratamientos no comprobados.
Para mayor información, recomendamos la lectura de Las 13 asombrosas recetas anticáncer de una médico y el papel de los medios de comunicación, artículo escrito por José Manuel López Nicolás, Profesor Titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia. El profesor López Nicolás es Presidente de la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia, y socio de ARP-SAPC.
Convocatoria «Escépticos en el pub» – 08-02-2014
Seguramente recuerden este vídeo. Tuvo sus 15 minutos de gloria en las redes sociales hace no mucho:
Este sábado 8 de febrero tendremos en Escépticos en el Pub Madrid a un experto en estos temas: Jacob Petrus.
Licenciado en Geografía por la Universidad de Barcelona, especializado en climatología.
Desde julio de 2013 tengo la gran suerte de pertenecer al equipo de "El tiempo" de RTVE, después de haber estado 9 años al frente de la información meteorológica en Telemadrid y de una anterior etapa en el Grupo Prisa.
La divulgación científica es una de las ramas que más me gusta de la meteorología y la climatología, así que he realizado colaboraciones en diversos medios de comunicación a través de artículos, como son la revista Geo o Muy Interesante o el diario Público.
La charla estará centrada en aclarar que hay de cierto en la teoría conspiranoica de los denominados "chemtrails", las estelas de condensación que generan los aviones en la atmósfera y que son interpretadas erróneamente y malintencionadamente por algunos para generar temor a posibles fumigaciones, envenenamientos y modificaciones del clima por parte de los "poderosos".
Recuerden: sábado 8 de febrero a las 19:30 en el Irish Corner (C/ Arturo Soria, 6). La entrada es gratuita.
Geller, sus cucharas y James Randi
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 274
Ricardo Campo Pérez
(Artículo publicado originalmente en La Provincia - Diario de Las Palmas).
A finales del año pasado, el "psíquico" israelí Uri Geller ofreció sus saldos recalentados en una televisión privada. Dobló una cuchara y todos se sintieron emocionadísimos por el estúpido portento. Esto de doblar cucharas lo hacía James Randi cuando Geller tenía dientes de leche, e incluso antes, pero como es lógico, Randi no se presentó nunca en sus espectáculos como un "psíquico", "dotado" o cualquier otra de las maniobras engañabobos con que suelen presentarse sujetos como Geller.
"El 30 de diciembre va a pasar algo increíble en vuestras casas", decía Geller, y por si fuera poco, pararía el reloj de la puerta del Sol. Y Geller no dejaba de reírse con Motos, el mirmecólogo que presenta el programa. Son las cosas de la decadencia: a mediados de los 70, cuando estuvo tomándole el pelo del bigote a José María Íñigo, Geller se mostraba serio, igual que cuando Johnny Carson, famoso presentador televisivo norteamericano y mago aficionado, lo puso en evidencia en uno de sus programas; porque Geller siempre se traía sus trastos ordeñados de casa, y aquel día Carson no se lo permitió. Geller tenía que adivinar en qué recipientes de metal de los que tenía delante había agua sin tocarlos, sólo con el "poder" de su mente. Y Geller no dio una, claro.
El canadiense James Randi es uno de los más reputados magos escapistas e ilusionistas desde mediados del siglo pasado, y un incansable promotor del pensamiento crítico y del escepticismo ante las afirmaciones paranormalistas, fabricantes de paradojas y misterios nacidos de simples estrategias comerciales. Randi es capaz, como cualquier buen mago especializado, de doblar cucharas, llaves y otros objetos que se pongan a su alcance; también mueve objetos con el "poder mental" sin tocarlos, truco clásico explotado a conciencia por los presuntos dotados en la historia de la parapsicología, entre otras sorprendentes capacidades.
Randi y su fundación ofrecen, desde hace ya muchos años, un millón de dólares a quien, bajo condiciones controladas, sea capaz de reproducir cualquier habilidad paranormal. Aún sigue desierto (en España y Europa tenemos el premio equivalente Sisyphus, que otorga un millón de euros: http://www.circuloesceptico.org/elretodelmillon/index.html). Para conocer un poco a Randi basta con buscar y ver en Youtube un documental titulado Más allá de la ciencia, que emitió hace años Cuatro (sí, esa misma cadena cuyo programa de misterios se ríe de la credulidad del personal). En él podrán ver cómo la gente del "misterio" suda la gota gorda delante de un investigador escéptico.
¿Qué debemos pensar si un mago puede reproducir, por medio de la magia y el ilusionismo, cualquier capacidad que algún psíquico diga poseer? ¿Quién es más respetable? ¿Por qué, después de que Randi retara a Geller y este sólo fuera capaz de responder mediante demandas, sigue apareciendo en las televisiones como si fuese un dotado paranormal cuando no lo es? ¿Es tan difícil darse cuenta de que si esas capacidades sobrenaturales fuesen reales todos vendríamos con ellas de serie, gracias a su enorme utilidad adaptativa? ¿Cómo es que, según algunos, se perdieron a lo largo de nuestra historia, siendo tan útiles para la supervivencia? ¿Y si hubiésemos perdido el pulgar oponible debido a su inutilidad? Que Geller aparezca en el medio televisivo como estrella invitada da idea de cuáles son las coordenadas culturales de un programa televisivo en 2013 y hoy en día: hay que ahorrar; no se nos ocurre nada mejor y recurrimos al pienso a granel; traemos a un farandulero semiolvidado y nos ponemos a dar gritos de admiración cuando el tipo doble una llave. Una llave que, o bien ha sido doblada de antemano o bien fue doblada sobre la marcha de forma nada paranormal. Y si no me creen, pregunten a James Randi.
URL: http://www.laprovincia.es/opinion/2014/01/16/geller-cucharas-james-rand…Volver al sumario
Lo inanimado tiene vida (o algo parecido), en Escépticos en el Pub Compostela
Lo inanimado tiene vida (o algo parecido), en EEEP Compostela
Ni conejillos, ni de la India, en EEEP Zaragoza
El "peligro" de la torre de alta tensión en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Turismo
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 274
Manuel Ledesma
(Artículo publicado originalmente en la revista El Observador).
Manuel Ledesma, miembro de la asociación universitaria Empyria, escribe en el suplemento del mismo nombre (EMPYRIA / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com) sobre el cierre preventivo del aulario de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (CCCOM). El edificio no se ha llegado a usar porque se ubica bajo torretas de alta tensión.
Docentes de CCCOM manifestaron su temor a que la presencia de estos cables de alta tensión tuviesen relación con los problemas de cáncer de tiroides en la facultad, y que esta tuviese el síndrome del edificio enfermo. Algo carente de rigor, según explica este estudiante.
El ‘peligro’ de la torre de alta tensión en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Turismo
DESDE hace algunos años ha surgido una preocupación en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Turismo a raíz de la presencia de la torre de alta tensión cercana a la misma y la aparición de varios problemas de tiroides. Como consecuencia, se pidió hacer un estudio epidemiológico, denegado para no violar la protección de datos, y posteriormente se solicitó un estudio sobre el campo magnético presente en la facultad y el aulario adyacente, realizado por un técnico independiente (Pedro Cores Uría). Desde el rectorado se encargó otro estudio técnico a profesores de comunicaciones, los cuales afirmaron que los valores estaban muy por debajo del límite permitido y que, por tanto, no había problemas asociados. Más tarde se conoció que dos alumnos tenían problemas de tiroides. Debido a todo lo ocurrido, el centro decidió no abrir el aulario nuevo junto a la facultad hasta que se soterraran las líneas de alta tensión.
A la vista del párrafo anterior, cualquier lector desprevenido podría pensar en el peligro de la radiación provocada por la torre, los intereses corporativos que impiden arreglar el problema y el pueblo que sufre a consecuencia de los poderosos y la inactividad. Así, según ciertos puntos de vista esto se podría denominar una conspiración. Y como conspiración, no es más que un castillo de arena: un constructo surgido del desconocimiento del mundo físico y el temor a lo que no podemos ver. Si uno profundiza un poco más en el tema de las ondas electromagnéticas y las enfermedades, y en concreto en el caso que nos ocupa, se verá que la confusión es dominante, siendo este otro ejemplo de alarma social injustificada.
CUANDO se habla de radiación o de ondas electromagnéticas, mucha gente piensa en Chernóbil o, más recientemente, Fukushima. Lo que menos personas saben es que el término radiación electromagnética incluye desde las ondas de menor frecuencia y, por tanto, de menor energía (a saber, las ondas de radio) hasta las de mayor frecuencia y energía, como son los rayos gamma. Pasando de un extremo a otro, están los microondas, los rayos infrarrojos, la luz visible (sí: aquella que permite que veamos las cosas), los rayos ultravioleta y los rayos X. Conviene aclarar que es a partir de ultravioleta cuando se generan daños en el cuerpo humano, mientras que en los demás casos (radio, microondas, infrarrojo y luz) sólo en ciertas ocasiones se puede dañar a las células. De hecho, cuando usamos la crema solar, la utilizamos para protegernos de la radiación ultravioleta, no de la luz visible, ¿o acaso alguien teme quemarse por la luz generada por bombillas de iluminación?
POR otra parte, los daños causados por una radiación predeterminada no sólo dependen del tipo de radiación (es decir, de su frecuencia), sino también de la intensidad (en términos más accesibles, la “cantidad de rayos” que recibimos). La intensidad es lo que determina, por ejemplo, que un foco de luz alumbre más o menos. Debido a la problemática de la intensidad, los países han establecido un límite máximo de exposición, muy por debajo de lo que se considera peligroso, para asegurarse de que no ocurren efectos perniciosos.
NO obstante, con el desarrollo tanto de todos los dispositivos electrónicos, como de la red eléctrica que debe suministrarlos, han surgido preocupaciones. Estas preocupaciones han sido debidamente respondidas por la comunidad científica: en los últimos 30 años se han realizado más de 25.000 estudios, y las conclusiones son bastante claras: no existe evidencia que indique una alteración de la salud por la exposición a campos electromagnéticos de baja frecuencia (siempre dentro, claro, de estos límites que el estado ha establecido). Estos estudios son mucho más numerosos que incluso los dedicados a la mayor parte de compuestos sintéticos que ingerimos y aspiramos. Incluso si preguntamos a Demetrio Brisset, catedrático de la Facultad de Turismo y una de las primeras personas en preocuparse por el caso de la torre de alta tensión, no obtenemos una respuesta concluyente:
“EH, lo que sí se sabe es que hay una prevalencia, un número de casos que va aumentando en todos los países, de problemas de tiroides, en concreto de cáncer de tiroides. Pero, ¿cuál es la causa? No hay estudios rigurosos que puedan afirmar de manera científica que tengan una causa determinada. El hecho es que hay algunos que indican una conexión entre ondas electromagnéticas y daños en algunos órganos […] hay una conexión que no es totalmente demostrativa”.
ESTOS pocos estudios que parecen indicar alguna conexión, además de caracterizarse por una serie de errores metodológicos, afirman más bien la posibilidad de una correlación; es decir, no demuestran una interacción física, sino que se basan en una falacia (asimilan que una correlación necesariamente implica una causalidad).
CIERTAS personas pueden considerar intereses económicos tras la realización de los estudios: ciertas empresas, temerosas de perder beneficios, pagan a investigadores con el fin de que elaboren estudios falsos que demuestren la ausencia de conexión entre radiaciones de baja frecuencia y enfermedades. Esto ya ha ocurrido en la historia, como por ejemplo el tabaco: las compañías tabacaleras pagaban a científicos para que elaboraran estudios falsos, e incluso a médicos para que anunciaran el tabaco como saludable. Pero la historia también ha demostrado que estos científicos y médicos quedaron desprestigiados, y sus falsas investigaciones fueron retiradas cuando otros científicos señalaron los errores que presentaban. En la actualidad ocurre lo mismo: si un estudio resulta falso, se retira. Además, no resulta razonable pensar que más de 25.000 estudios han sido falsificados, muchos de ellos realizados por instituciones independientes como universidades, instituciones estatales (por ejemplo, la AFSSET francesa, el Health Council of Netherlands, de Holanda o la Health Protection Agency, del Reino Unido) o la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
SI vamos a la única parte científica del caso del aulario y los campos magnéticos, tenemos que analizar el estudio realizado por Pedro Cores. Este estudio señala, muy a su pesar, que los niveles encontrados en la facultad y alrededores están muy por debajo del límite legal, pero alega que este límite es anticuado y, por tanto, no válido. Si aplicáramos este criterio, también deberíamos decir que la OMS está anticuada y equivocada, dado que los valores medidos ni siquiera se acercan a los límites que la OMS establece. Es más: muchos aparatos domésticos, como maquinillas eléctricas de afeitar, lavavajillas, aspiradoras o secadoras generan campos magnéticos de mayor intensidad (para la distancia a la que los usamos) que los generados por la torre de alta tensión.
CONTINUANDO con el estudio que Pedro Cores llevó a cabo, observamos que los datos no son válidos: indican la intensidad del campo magnético medido en diferentes zonas, pero no la frecuencia a la que se corresponden. No es lo mismo 200 nanoteslas para una frecuencia de 1000 hertzios (ondas de radio) que para una frecuencia de 1000 millones de hertzios (microondas): cualquier estudio formal señala frecuencia e intensidad para cada valor medido.
FINALMENTE, el estudio presenta numerosas referencias subjetivas, del tipo “en mi criterio”, “considero” y “mi apreciación personal”, que preceden a conclusiones que no se basan en los datos que obtuvo. Estas conclusiones, ya que no se basan en los datos (pues aun estando estos mal presentados, en todo caso indicarían la ausencia de peligro), deben por fuerza basarse en otros fundamentos. Este técnico, cuyo título (tal y como figura en su página web) es Inspector Técnico del hábitat geobiológico, imparte cursos de geometría sagrada (término fuera de toda consideración científica) y, tal y como figura en la página web de EcoHabitar (del cual forma parte del consejo asesor), es experto en geobiología. Esta geobiología debe ser distinta de la que se imparte en universidades y sobre la que se publica en revistas científicas, ya que cuenta entre sus herramientas a la radiestesia. Así, según una encuesta que Pedro Cores realizó para una página web, “La radiestesia es una de las herramientas de la Geobiología”. La radiestesia se define como la práctica pseudocientífica que afirma que los estímulos electromagnéticos pueden ser percibidos y manejados mediante péndulos o varillas de metal o madera en forma de “Y” o “L”. Y es pseudocientífica porque está totalmente demostrada su falsedad: ¿de verdad las industrias iban a gastar recursos en contratar a geólogos, ingenieros, informáticos y un largo etcétera para localizar fuentes y yacimientos subterráneos, cuando podrían hacerlo con un palo? Teniendo en cuenta todo esto, ¿debemos aportarle credibilidad a este estudio, cuando el realizado por los profesores de telecomunicación no indica peligro alguno? Para cualquier persona razonable, la respuesta debe ser negativa.
COMO se ha visto, todo este asunto se ha originado como consecuencia de la confusión y el miedo que genera, tanto la palabra radiación, como el hecho de que no podamos sentir directamente los campos magnéticos y determinar si son o no inofensivos. Si además se le intenta añadir credibilidad con algún estudio desvirtuado y se intenta generar el pánico con afirmaciones categóricas, los resultados son nocivos, tanto para la sociedad como para la economía. Así, los estudiantes de Ciencias de la Comunicación y Turismo, ante la negativa de abrir el aulario, deben apiñarse en clases alternativas. Si aplicáramos el pensamiento crítico de la misma forma que lo aplicamos, por ejemplo, cuando nos llegan a nuestra puerta a vendernos un producto, evitaríamos este tipo de situaciones perjudiciales. De ahí la importancia de enseñar dicho pensamiento crítico, tanto en la universidad como en otros niveles educativos y en la vida común.
URL: http://www.revistaelobservador.com/suplementos/empyria/8217-el-peligro-…
La Casa Amarilla es un trocito de historia de la ciencia y la gente debería saberlo
El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 271
José Luis Cámara
(Noticia publicada originalmente en el Diario de Avisos)
En diciembre de 1914, el joven psicólogo alemán Wolfgang Köhler se instalaba en el Puerto de la Cruz, a donde llegó tras ser nombrado segundo director de la Estación de Antropoides de Tenerife, ubicada en la conocida como Casa Amarilla. Desde esa fecha, y hasta 1920, Köhler realizó en el centro portuense una serie de experimentos sobre la cognición de los chimpacés que constituyeron el punto de arranque de la revolucionaria Escuela de la Gestalt. Casi un siglo después de aquello, la Casa Amarilla sigue en la memoria de muchos científicos y seguidores de Köhler, que apuestan por la recuperación de una instalación que actualmente está abandonada y envuelta en una maraña legal que retrasa su rehabilitación.
Esta semana, dentro de unas jornadas organizadas por la Universidad de La Laguna (ULL) y el Museo de la Ciencia y el Cosmos, ha visitado Tenerife uno de los primatólogos y psicólogos comparados más prestigiosos del mundo, el catalán Josep Call, que ha vuelto a poner de manifiesto la importancia que para la ciencia tiene la citada Casa Amarilla. Según explicó a este periódico, la recuperación del centro primatológico sería una “iniciativa fantástica, no solo a nivel académico sino también turístico”. “Hace unas semanas estuve hablando con un colega alemán, y le comenté la posibilidad de que en el futuro se hicieran encuentros de trabajo en la Casa Amarilla; se mostró entusiasmado, porque se trata de un sitio emblemático para el mundo científico y la investigación. Vendría gente de todo el mundo, y sería un éxito”, recalcó Call, que es cofundador y codirector del Wolfgang Köhler Primate Center de Leipzig, uno de los institutos de investigación primatológica más importantes del planeta.
Para Call, en una época en la que la psicología humana y la animal no estaban muy ligadas, la influencia que tuvieron los experimentos que se llevaron a cabo en Tenerife “fueron decisivos” para teorías como las de la Gestalt, y tuvieron una influencia muy importante para la psicología en general. “España no es una superpotencia a nivel de ciencia, y no hay muchas cosas de las que podamos presumir en el campo científico o de la investigación. La Casa Amarilla es uno de los proyectos de los que sí podemos presumir, porque en Tenerife empezó todo; estamos hablando de historia de la ciencia a nivel mundial, porque todo el mundo conoce a Köhler y los experimentos que llevó a cabo aquí”, recalcó el psicólogo barcelonés, cuyos trabajos sobre la comprensión de las intenciones y el conocimiento en los chimpancés, los orangutanes y los niños son un referente a nivel internacional y han sido premiados por la prestigiosa Asociación Americana de Psicología. En este sentido, Josep Call dejó claro que si se restaurase la Casa Amarilla sería “única” en el mundo, y “debería ser un orgullo para la Isla”. “Es un trocito de historia de la ciencia, una joya de la que los canarios deberían sentirse orgullosos, porque hay muchos países que querrían contar con una instalación así”, recalcó.
No en vano, los experimentos que llevó a cabo Wolfgang Köhler en Tenerife constituyeron un espaldarazo definitivo a la Teoría de la Evolución de Darwin, ya que demostraron por primera vez el continuismo, la relación no solo física sino también psicológica entre los animales y el ser humano. De hecho, el libro de Köhler La inteligencia de los simios es considerada una de las obras maestras de la historia de psicología. “En las últimas décadas la psicología se ha acercado mucho a la biología, en el sentido de que las ideas darwinianas están tomando cada vez más fuerza, y eso ha sido posible gracias sobre todo a los estudios con animales que se empezaron a realizar en la Estación de Antropoides que fundó la Academia Prusiana de las Ciencias en el Puerto de la Cruz”, relató Josep Call, que en la actualidad se dedica al estudio de las estrategias de resolución de problemas de los primates, tanto en la esfera ecológica como en la social. Así, para el psicólogo catalán, “la crisis está modificando la conducta social de las personas, y quizá en eso sí podemos aprender algo de especies como los primates”.
“Por ejemplo, algunas especies, cuando los recursos son abundantes, tienen una estructura social y un tamaño de grupo determinado; compiten y cooperan a la vez. Sin embargo, cuando los recursos se hacen más escasos, la estructura social cambia, y los sujetos se empiezan a disgregar. Eso demuestra que lo que observamos hoy en día no es fruto solo de nuestra biología, sino también de las condiciones con las que nos encontramos. Y en los primates observamos que según el medio, si es rico o pobre, los sujetos responden de diferente manera, y quizá ahí puedan explicarse algunos de los cambios de los seres humanos ante la actual crisis. Es una prueba más de nuestra capacidad de adaptarnos a nuevos desafíos”, arguyó Call, que insistió en que la investigación sobre cognición animal, es decir, sobre los procesos mentales y la inteligencia de los animales no humanos nació en la Casa Amarilla.
Por eso, el investigador no entiende cómo todavía no se ha logrado desbloquear el proyecto de rehabilitación del centro portuense -que debe llevar a cabo el Consorcio-. “Los recursos son los que son, pero a veces los Gobiernos no invierten en las auténticas prioridades”. “En muchos países, como Alemania, se invirtió más dinero en ciencia en los momentos más difíciles, y eso hizo que salieran de manera muy diferente a como saldrá España”.