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Editorial
C
on frecuencia, las pseudoterapias se presentan
como una alternativa ética a la medicina cientÃfica, a la que acusan de no ser más que un
oscuro negocio controlado por la «malvada industria
farmacéutica» o farmafia, que dicen algunos. AsÃ, a
aquellos que defendemos una medicina de base cientÃfica frente a la proliferación de pseudoterapias se nos
ha acusado de apoyar a esas grandes empresas, cuando no directamente de estar pagados por ellas.
Pero no es asÃ: exigir pruebas a lo que se afirma no
implica en absoluto el ser complaciente con las prácticas poco éticas (o quizá incluso ilegales) de nadie.
Quizá por ello, nos planteábamos desde hacÃa tiempo realizar en la revista un dossier crÃtico con todo
lo oscuro que envuelve la industria farmacéutica, y
es lo que presentamos aquÃ. Tratamos de involucrar
a distintos expertos, de los cuales contamos con varios y muy buenos en arp-sapc. Todos ellos aceptaron de buena gana, y suministraron unos textos que,
por su cantidad, extensión e interés, desbordaron lo
que es un número usual de El Escéptico. Tanto, que
hemos tenido que dividir este dossier en dos partes:
presentamos aquà la primera, y el siguiente número
recogerá la segunda, que tratará otros importantes aspectos como son los psicofármacos o en qué consisten
y cómo funcionan los mecanismos de las patentes en
farmacologÃa.
Ya con la recepción de los primeros borradores
empezamos a darnos cuenta de que algo fallaba respecto a lo planteado inicialmente: habÃa crÃticas a la
industria, sÃ, pero no parecÃan tajantes. No habÃa unos
buenos y unos malos, no se podÃa calificar las cosas
de blanco o negro. Empezando, como nos dice Carlos
Soler, por que no hay grandes conspiraciones secretas de la industria, sino una serie de problemas muy
variados, nada especÃficos, y asociados a nuestro contexto socioeconómico: conflictos de intereses, grupos
de presión, sesgos en los ensayos clÃnicos (a lo que
se dedica el artÃculo de Carlos López Borgoñoz), vÃn-
primavera-verano 2018
Juan A. RodrÃguez
culos financieros entre asociaciones de pacientes y la
industria⦠valga aquà recordar, por cierto, que arpsapc se financia exclusivamente de las cuotas de sus
socios y suscriptores.
Como resultado tenemos, y asà nos lo muestra Suso
Fernández, unos medicamentos que son muy útiles,
otros que no lo son tanto y otros que directamente no
deberÃan llamarse asÃ; nos referimos a los homeopáticos, de plena actualidad ante la tentativa del Ministerio de Sanidad español de regularizarlos. Respecto a
esto último, nada mejor que estar atentos al blog La
lista de la vergüenza, de Fernando FrÃas, para estar
bien informados de en qué consiste y qué supondrÃa
dicha regularización, o de si es tan inevitable como
nos cuentan.
También tratamos el asunto tan de moda acerca de
los medicamentos como supuesta tercera causa de
muerte en ee.uu. El texto de J.M. Gómez es bastante
claro, aunque quizá no fuera tan necesario centrarse
en analizar y criticar un estudio defectuoso en el que
se afirmaba tal cosa ante algo evidente: darÃa igual
que los medicamentos fueran incluso la primera causa
de muerte; comparemos cuáles eran la esperanza de
vida o las causas más habituales de muerte antes de la
llegada de los medicamentos para tener bastante claro
que, a pesar de todos los efectos negativos que pudieran tener, compensan de largo lo que ocurrirÃa en caso
de no disponer de ellos.
Un número muy interesante acompañado con nuestras secciones habituales, un paseo por el escepticismo chileno y una nueva entrega filatélica, esta vez dedicada a Isaac Asimov. Y por último, debemos aclarar
que, por supuesto, ya sabemos que evidencia en español no significa siempre lo mismo que evidence en
inglés, pero su uso en el sentido de âpruebaâ o âargumentoâ está ya tan extendido que no nos atrevemos a
corregir los textos, y suponemos que tarde o temprano
la rae también se hará cargo de este nuevo significado, ya aceptado para el mundo jurÃdico.
5 el escéptico