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Red Escéptica Internacional Afis y la revista Science et pseudo-sciences: medio siglo de lucha contra la pseudociencia en Francia Jean-Paul Krivine Director de la revista Science et pseudo-sciences. AFIS https://www.pseudo-sciences.org/ Resumen y traducción del francés: Juan A. RodrÃguez. Orig.: Science et pseudo-sciences, 326, octubre de 2018 En 2018 se celebró el cincuentenario de la Asociación Francesa para la Información CientÃfica. Fundada en 1968, su origen parte del trabajo iniciado unos cuantos años antes por Michel Rouzé. M ichel Rouzé, de nombre real Miecsejslaw Kokoczynski (ParÃs, 1910-2003), fue un periodista e izquierdista militante que evolucionó desde el periodismo de opinión a la divulgación cientÃfica al crear en 1957 Diagrammes, revista mensual de 90 páginas que sobrevivió hasta finales de los sesenta, cuando el propio Rouzé fundó la Afis (acrónimo de Agence française dâinformation scientifique) y la revista Science et pseudo-sciences, cuyo primer número aparece en noviembre de 1968, aún con el nombre de Cahiers de lâAgence française pour lâinformation scientifique. Antes de ello, ya existÃa ây continúa existiendoâ la Union Rationaliste, asociación de la que Rouzé era miembro y en cuyo seno fundó en 1966, junto con Victor Leduc, la revista Raison Présente, uno de cuyos objetivos, además de la promoción de la razón y la ciencia, era «la denuncia de las supercherÃas pretendidamente cientÃficas». Los sesenta constituÃan una década de formidables avances cientÃficos y tecnológicos: la conquista espacial y los primeros hombres en la Luna, la informática y los antecedentes de internet, la comercialización de la pÃldora anticonceptiva, el primer trasplante de corazón, la energÃa atómica de uso civilâ¦, avances que para Rouzé no se explicaban bien del todo en una prensa abandonada al sensacionalismo comercial y no siempre avergonzada de su complacencia con lo irracional. El objetivo de los Cahiers era por ello aportar al Invierno 2018/19 público no especializado los elementos esenciales para la comprensión de la «significación humana» de la actualidad cientÃfica a modo de una agencia independiente de prensa que publica artÃculos cortos de temática variada, aunque centrados en los logros tecnológicos y la ciencia básica, y tratando de aclarar las posibles consecuencias sociales. Se puede citar a modo de ejemplo el texto dedicado a los avances contemporáneos de la genética en la URSS (mayo de 1969), donde se trataba de compensar el enorme retraso acumulado en el perÃodo anterior, el de la «ciencia proletaria» de Lyssenko, opuesta a la «ciencia burguesa» representada por la genética mendeliana. Otros temas fueron las controversias acerca de las interacciones entre el control de natalidad y la selección natural; el uso de pesticidas en la agricultura y la prohibición del DDT; o las proezas tecnológicas de entonces. Pero el proyecto de agencia de prensa se termina abandonando, y en 1978 la Afis pasa de Agence a Association, lo que se adapta mejor a los recursos humanos y económicos disponibles (pese a su carácter comercial, pues se pretendÃa financiar mediante suscripciones, la agencia no funcionó propiamente como una empresa y nunca generó ganancias). Las pseudociencias, Afis y su revista Science et pseudo-sciences La pseudociencia y lo irracional no están muy presentes en los primeros números de los Cahiers. No es hasta mayo de 1972 en que un editorial denuncia 17 el escéptico Foto: AFIS «falsas ciencias y paraciencias» y marca un punto de inflexión en los contenidos de la revista, en respuesta al crecimiento de un movimiento anticiencia y para reivindicar lo que entienden como valores básicos de la sociedad industrial: la razón y la ciencia. Rouzé defiende el cambio social, pero sin la ciencia y la tecnologÃa, sin el conocimiento racional, no lo ve posible. Sostiene además que aquellos contrarios a la ciencia se equivocan de objetivo, pues el espÃritu cientÃfico es el del libre análisis y el rechazo de la opresión; el conocimiento racional se ha de aplicar también a las leyes que rigen las acciones humanas, para asà lograr un mundo más humano. En este manifiesto, Rouzé revisa los principales elementos de su crÃtica a la pseudociencia, intenta una definición de la misma y un análisis de los factores psicosociológicos que la envuelven y la hacen resurgir en la actualidad como si de un espejismo se tratara. Denuncia por último el excesivo eco que brindan los medios a las falsas ciencias, por un interés puramente comercial. Las pseudociencias empiezan a ocupar la mayor parte de la revista, llamada desde 1985 Science et pseudo-sciences, para reflejar ese cambio de contenidos que venÃa de tiempo atrás y asà «denunciar sin miramientos las mistificaciones pseudocientÃficas y el charlatanismo disfrazados de ciencia», como parte de lo necesario para modernizar la sociedad y elevar el nivel cultural de las nuevas generaciones. Denuncia por ejemplo el mito de la «memoria del agua», surgido del ensayo que Jacques Benveniste y los laboratorios Boiron llevaron a cabo en 1988 para intentar el escéptico 18 dar una base cientÃfica a la homeopatÃa; o analiza en 2001 una tesis doctoral en sociologÃa que defiende la cientificidad de la astrologÃa; a la vez, divulga cómo se lleva a cabo una investigación cientÃfica real frente a las propuestas pseudocientÃficas (homeopatÃa, astrologÃa, psicoanálisis, videnciaâ¦) y hace ver sus consecuencias negativas. Rouzé la seguirá dirigiendo hasta 1999, cuando la deja por razones de edad, a los 89 años, y es sustituido por el autor de estas lÃneas. A su vez, la asociación sigue su propio camino, con las correspondientes asambleas, conferencias, etc., en la cual Rouzé es sustituido en su presidencia por Jean-Claude Pecker, astrofÃsico y miembro de la Academia de Ciencias francesa. Comienza una nueva etapa del escepticismo en Francia. Ciencia y decisiones El nuevo siglo trae un aumento de ciertas controversias sobre la salud y el medio ambiente (biotecnologÃas, pesticidas, ondas electromagnéticas, energÃa, clima, vacunación, etc.), con el reconocimiento en la Constitución francesa de un «principio de precaución». La ciencia interviene en numerosos debates sociales y se la trata de instrumentalizar por unos y otros, como ya hiciera en su tiempo la industria tabaquera. En general, se presentan los «buenos» como los representantes de la sociedad civil en lucha contra los «malos», las injusticias y las manipulaciones de los poderes económicos y polÃticos. El problema vendrá cuando los «buenos» también empiecen a manipular y a desinformar para conseguir sus fines, como ha ocurrido con los antitransgénicos, Invierno 2018/19 Foto: AFIS que acusan a la ciencia de estar a sueldo de intereses espurios, por lo que rechazan la investigación, presuntamente contaminada por intereses económicos, polÃticos o sociales. Estos mercachifles del miedo están emponzoñando los debates relativos a la toma de decisiones polÃticas. Afis se bate a brazo partido en todos estos temas, con la premisa general de que la ciencia dice cómo son las cosas, no ordena cómo deberÃan ser; y aunque las decisiones polÃticas deben apoyarse en el conocimiento cientÃfico, no podemos pretender que la ciencia nos dé unas conclusiones que corresponde dar a la opinión pública, basada no solo en razones cientÃficas, sino también polÃticas, económicas, religiosas o de otro tipo. Por otro lado, una sociedad basada en el progreso cientÃfico debe ser una sociedad de confianza en los expertos; pero, ¿quiénes son estos? ¿Los cientÃficos? ¿Cuáles, exactamente? ¿Periodistas, polÃticos, agencias oficiales, asociaciones, redes sociales? Estas y otras son cuestiones habituales tratadas por la Afis y su revista. No apagar la luz del futuro A dÃa de hoy, Afis la componen más de mil socios, y se organiza en comités regionales y temáticos. La revista tiene más de 2000 suscriptores, y se distribuye además por los cauces habituales de la prensa, de modo que se venden entre 6000 y 10 000 ejemplares de cada número; se autofinancia y no tiene publicidad. En su comité cientÃfico hay todo un plantel de acadéInvierno 2018/19 micos y profesores universitarios, incluidos algunos premios Nobel. Con frecuencia nos acusan de estar a sueldo de unos u otros, o de tener tal o cual ideologÃa, fruto paradójico de nuestro rechazo a que se instrumentalice la ciencia para una causa concreta, algo esencial para que se den debates democráticos sobre ciertos asuntos. Hasta aquÃ, el resumen de los 50 años de una actividad que seguramente se tendrá que prolongar bastante más. Terminemos con las palabras de Jean-Marie Lehn, Nobel de quÃmica y miembro del comité de honor de Afis: La búsqueda del conocimiento y de la verdad debe prevalecer sobre las consideraciones actuales de lo que la naturaleza, la vida o el mundo son o deberÃan ser, pues nuestra visión de hoy ha de ser forzosamente limitada. La ética y las leyes han cambiado y lo seguirán haciendo; son fruto del conocimiento y se deben ir adaptando a los nuevos datos. La sociedad reaccionará a los cambios introducidos por la ciencia y la tecnologÃa como un gran organismo: evolucionará y se adaptará por la presión de nuevos caminos y nuevos medios en una especie de darwinismo social. Algunos piensan que querer modificar la naturaleza resulta arrogante. La arrogancia es suponer que somos perfectos como somos. Con toda la prudencia precisa, y a pesar de los riesgos, sopesando cada paso, la humanidad debe continuar y continuará su camino, pues no tenemos derecho a apagar la luz del futuro. 19 el escéptico