Recomendamos la lectura de este artículo en formato pdf, respetando su maquetado original.
Para ello pinche en la imagen de la primera página que aparece arriba.
Para facilitar su difusión, proporcionamos también la versión del artículo en html y texto, pero tenemos que advertirle que su extracción ha sido realizada por herramientas automáticas y puede que no conserve completamente la composición original.
Enlace al artículo en html (en nueva ventana): Vivir mejor no es relativo
Texto plano (desmaquetado) del artículo : Mostrar el texto plano (segunda vez esconde)
Vivir mejor no es relativo Alfonso López Borgoñoz ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento CrÃtico Dar vueltas a una noria puede ser excitante para los fanáticos de los tiovivos y de algunas corrientes de pensamiento moderno (y, especialmente, del posmoderno), pero eso no lleva a ninguna parte y al final, en el mejor de los casos, solo consigue marear⦠E l presente texto fue escrito meses antes de la muerte del Dr. Mario Bunge el pasado 24 de febrero. Con él tuve el placer de mantener una cierta relación amistosa en los últimos catorce años. Extremadamente amable conmigo, siempre me contestaba rápido por correo electrónico, incluso cuando recién acababa de cumplir los cien años, y siempre con alguna gota de sentido del humor, habitualmente en forma de sarcasmo. Su tono invitaba a volver a escribirle. Coincidà con él en dos ocasiones. En la primera fue con motivo de su participación en las Jâornadasâ El progreso cientÃfico y sus amenazas1â, celebradas en Castelldefelsâ(Barcelona) eâ l 10 y 11 de noviembre de 2006â, actividad que tuve el placer de ayudar a organizar junto con mis hermanos Sergio, Carlos y Julia, y a las que él se sumó enseguida tras un breve intercambio de correos electrónicos (primero desde su dirección de la universidad en Canadá y después desde la personal en Grecia, donde veraneaba). En esas jornadas vi el doble aspecto de Mario Bunge. Por un lado, un carácter extremadamente apasionado en la defensa de la ciencia y de cuanto entendÃa que lo era, criticando abiertamente lo que creÃa que no lo era en las intervenciones de otras personas que participaban y que en algún momento podÃan indicar algo que a él no le pareciera perfectamente ajustado a lo que se debÃa decir. Y por otro lado, un conversador irónico, sarcástico, incansable y amable con todo el mundo que le venÃa a saludar en las charlas, asà como el escéptico 20 durante las cenas y comidas. Lo que debieron de ser los congresos con él, Popper, Feyerabend, etc. Luego nos volvimos a encontrar más brevemente el 5 de abril de 2008 con motivo de la cena de la asamblea en Barcelona de ARP-SAPC, en la que participó, y en la cual le rendimos un homenaje. Colaboró siempre que se le pidió con nuestra publicación, facilitándonos sus artÃculos. Valoraba positivamente el trabajo de nuestra entidad. Tras felicitarle por su centésimo cumpleaños, el pasado 21 de septiembre recibÃa yo su última respuesta, en la que agradecÃa mi felicitación y acababa con un significativo y simpático «¡Abajo las pseudociencias!». Desde los hombros de Bunge, los que amamos el método cientÃfico como sistema para llegar al mejor conocimiento, sin duda nos es más fácil llegar a mirar más lejos. ¿Avanzar? ¿Mejorar? ¿Eso no es relativo? En su libro de memorias2, señala Mario Bunge que casi ninguna de las filosofÃas (o pseudofilosofÃas) de moda en la actualidad ha contribuido al progreso del conocimiento, si se tiene en cuenta su «criterio de la utilidad de los nuevos conocimientos», es decir, si las pensamos como herramientas que ayudan realmente a hacer avanzar o a mejorar el mundo. Pues no; la mejora en las condiciones de vida y de nuestro entorno no es algo relativo, salvo en matices menores. Evidentemente, los gustos personales juegan un papel importante en la vida de cada persona individualmente (tipo de ropa, qué se quiere comer, Primavera 2020 Primavera 2020 21 el escéptico a quién se aguanta o no), pero no a nivel social ni en nuestra relación con nuestro entorno natural. Lo saben bien las vÃctimas de malos tratos, la gente que pasa hambre, las mujeres que cobran menos por efectuar el mismo trabajo que los hombres, las personas que son discriminadas por sus elecciones en las relaciones afectivas o sexuales, o las mujeres que no pueden dar a luz con un mÃnimo de condiciones higiénicas. Incluso lo acaban sabiendo los y las antivacunas en la medida que alzan la mirada, escudriñan cuidadosamente el mundo que los rodea y comprueban sus creencias de forma realmente crÃtica, especialmente tras la pérdida o enfermedad (evitable) de seres queridos. Lo de tratar de vivir mejor es algo real. Es un juicio de valor que se puede fundamentar o justificar, como sucede con el mundo fáctico. Los hombres y mujeres llevamos trabajando mucho en ello desde hace decenas de miles de años, pero sin excesiva suerte hasta haber dado con el método adecuado para poder mejorar racionalmente (el cientÃfico). Bunge lo tenÃa claro: ¿Por qué funciona mejor la ciencia? Respondo: la vÃa cientÃfica es la que mejor conduce a verdades objetivas o impersonales porque se adecúa tanto al mundo como a nuestro aparato cognitivo. En efecto, el mundo no es la colección de retazos de apariencias que imaginaron Ptolomeo, Hume, Kant, Comte, Mill, Mach, Duhem, Russell y Carnap, sino el sistema de todos los sistemas materiales. Y los seres humanos pueden aprender a usar y aguzar no solo sus sentidos âque solo dan aparienciasâ sino también su imaginación, asà como controlarla de cuatro maneras diferentes: por observación, por experimento, por cálculo y por compatibilidad con otros elementos del conocimiento anterior. Además, a diferencia de la superstición y la ideologÃa, la ciencia puede crecer exponencialmente por un mecanismo conocido: la retroalimentación positiva, en la que parte del producto se invierte en el sistema (...)3. Vivir mejor y vivir peor Vivir gozando voluntariamente de los beneficios del progreso cientÃfico (y que las autoridades los impulsen y faciliten a la población), tal como se indica en el artÃculo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no es algo sin sentido, sino que se sustenta en la real posibilidad de mejorar la vida de miles de millones de personas, permitiéndoles el disfrute de avances en el conocimiento asà como la mejora en el tratamiento del agua y de la comida, de los cuidados paliativos, de la mejora de los cultivos y de un sinfÃn de descubrimientos que desde hace unos siglos (no demasiados) ayudan a disfrutar de dicho progreso cientÃfico a una parte importante de la humanidad, pero por desgracia no a toda, tanto por razones económicas como pseudocientÃficas, religiosas o ideológicas, que hay que combatir de forma activa. Pero la aplicación correcta, conforme a la normativa que los desarrolla, de todo el resto de artÃculos de la Declaración Universal también permite asegurar claramente que es posible mejorar la vida de las personas solo con ello (derechos civiles, polÃticos, económicos, sociales o culturales). Tener derechos es mejor que no tenerlos. Y al tener derechos, recÃprocamente tener obligaciones o responsabilidades con los demás es también mejor que no tenerlas en absoluto. La propuesta ética de Bunge, conocida como agatonismo, va en ese mismo sentido. Convierte la vieja máxima «Vive y deja vivir», en una más certera «Disfruta la vida y ayuda a vivir», y por ayudar a vivir entiendo que el agatonismo defiende la idea de «ayuda a disfrutar de la vida a otras personas», en correspondencia con la primera parte de la frase. Y sin ayuda externa, de otras personas, ese disfrute no es fácil y, muy posiblemente, ni siquiera posible a según qué edad y según cuál sea nuestro estado de salud. Como decÃa un lema de AmnistÃa Internacional, el mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo. Para ello se requieren las herramientas adecuadas, Señala Mario Bunge que casi ninguna de las filosofÃas de moda en la actualidad ha contribuido al progreso del conocimiento el escéptico 22 Primavera 2020 como un cierto activismo y tener un conocimiento adecuado de la realidad. Y en ello también nos ayuda una parte importante del pensamiento bungiano acerca de lo que nos rodea, al exponer que dicha realidad existe, que es material, independiente, sistémica âtodo es un sistema o parte de unoâ y emergentista âel todo es más que la suma de las partesâ, y que de ella podemos llegar a averiguar, por el ejercicio de nuestras facultades intelectuales y mediante la aplicación cuidadosa del método cientÃfico, su naturaleza. Su cada vez más correcto conocimiento, siempre perfeccionable, nos ha de permitir disfrutar más de nuestras vidas y hacer que la puedan disfrutar mejor otras personas. Es decir, hacer algo realmente útil para los demás y para nosotros mismos. Tras su muerte, sus amigos Ignacio Morgado y Avelino Muleiro recordaban en el diario El PaÃs la que para ellos era la mejor expresión de amor al conocimiento y a la ciencia de Bunge4: La adopción de una actitud cientÃfica robustecerÃa nuestra confianza en la experiencia guiada por la razón, y nuestra confianza en la razón contrastada por la experiencia; nos estimularÃa a planear y controlar mejor la acción, a seleccionar nuestros fines y a buscar normas de conducta coherentes con esos fines y Primavera 2020 con el conocimiento disponible, en vez de dominadas por el hábito y la autoridad; la actitud cientÃfica darÃa más vida al amor a la verdad, a la disposición a reconocer el propio error, a buscar la perfección y a comprender la imperfección inevitable; nos darÃa una visión del mundo eternamente joven, basada en teorÃas contrastadas, en vez de estarlo en la tradición, que rehúye tenazmente todo contraste con los hechos. Sin duda, el del Dr. Bunge fue un feliz centenario, para él y la mayor parte de las personas que lo hemos leÃdo y tratado. Notas: 1 âJornadasâ El progreso cientÃfico y sus amenazas, celebradas en Castelldefelsâ (Barcelona)â, âel âviernes 10 y â el sâábado 11 de noviembre de 2006â, en la Sala de Actos de laâactual Escola âdâEnginyeria de Telecomunicació i Aeroespacial de Castelldefels (Universitat Politècnica de Catalunya)â, organizadâasâ por la Agrupación Astronómica de Castelldefels, con la colaboración de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento CrÃtico. 2 Mario A. Bunge Memorias: entre dos mundos. Gedisa/Eudeba, Barcelona/Buenos Aires 2014, pág. 355. 3 Mario A. Bunge «Elogio del cientificismo», El PaÃs, 5 de julio de 2017, https://elpais.com/elpais/2017/07/02/ ciencia/1499008570_546858.html. 4 Mario A. Bunge La investigación cientÃfica. Ed. Ariel, Barcelona 1996. 23 el escéptico