El escepticismo se ha ido abriendo camino en nuestro país siguiendo un proceso poblado de dificultades, pero también de estímulos e interesantes aportaciones. La actitud escéptica, analítica y reflexiva, no busca legitimación a través de la complacencia respecto a la evolución del conocimiento y su aplicación. Más bien, persigue de forma comprometida contribuir a elaborar una mirada respetuosa hacia esa evolución, trabajando por acercar a las personas lo que se conoce con el objetivo de que puedan ampliar su visión, razonar sobre diversos ámbitos y tomar decisiones con criterio lo más fundamentado posible. Pero no se trata de un objetivo sencillo de conseguir. La interacción social está movida por múltiples factores, entre los que destacan la proliferación de suposiciciones infundadas que con frecuencia se hibridan con intereses espurios de variada índole: económicos, políticos, religiosos, entre otros. El resultado suele ser un cóctel de ideas y presuposiciones que no es inusual que se ofrezca como “respuesta-explicación” y/o “solución” a las preguntas y problemas que las personas pueden hacerse y tener que afrontar. Y no es extraño que no haya rigor ni respeto por el saber en la elaboración de ese cóctel, de ahí que el escepticismo trabaje por extender el pensamiento crítico, en qué consiste y por qué sirve para facilitar la extensión del respeto al conocimiento, achicando así el campo de acción a las distintas formas de demagogia y manipulación. Así que sí, esta labor no es cómoda de realizar, supone a menudo salir de zonas de confort e ir contracorriente, sin renunciar a mirar de frente y explicar la realidad de lo que acontece con independencia de los presupuestos de los que pueda partir cada cual. Como se señala en el Editorial de este número 50, El Escéptico y las publicaciones que lo precedieron, Arifo y La Alternativa Racional, llevan ya unas décadas de trabajo continuado en la dirección mencionada. Por ello este número constituye también un reconocimiento a las personas que con su esfuerzo durante este tiempo han favorecido llegar hasta aquí. Invitamos a la lectura de este Anuario cargado de interesantísimos artículos, como el que ha escrito Emilio Jorge Nanclares sobre tetrafármacos, o el de Carlos Casabona sobre el método BLW de alimentación infantil. Tenemos una entrevista a Susan Gerbic, que pasó por Madrid, y Norbert Aust nos habla del reto de los 50000 euros a quien identifique un compuesto homeopático. Juan Herrera Reyné nos habla de magia, y Luis R. González sobre sellos, con un especial Star Trek. También Fernando Soto Roland nos cuenta leyendas como el chupacabras o el mapinguarí. La investigación también tiene un hueco en la revista, como son las Jornadas de Ciencia y Pseudociencia que se han celebrado recientemente en Elche, y las conclusiones del proyecto de la última Beca de Investigación <>. Y por supuesto, las contribuciones de Martin Favelis, David Revilla y Andrés Diplotti, nuestras apreciadas píldoras de humor que acompañan con una sonrisa a la razón.