Recomendamos la lectura de este artículo en formato pdf, respetando su maquetado original.
Para ello pinche en la imagen de la primera página que aparece arriba.
Para facilitar su difusión, proporcionamos también la versión del artículo en html y texto, pero tenemos que advertirle que su extracción ha sido realizada por herramientas automáticas y puede que no conserve completamente la composición original.
Texto plano (desmaquetado) del artículo : Mostrar el texto plano (segunda vez esconde)
DE OCA A OCA
HOMEOPATÍA: MISERIAS DE LA ´ MEDICA ´ PROFESION
Antes de empezar quiero mostrar mi admiración por la mayoría de los médicos, cuyo trabajo y abnegación salva infinidad de vidas. Sobre todo esos médicos rurales a los que podemos llamar a cualquier hora y están disponibles. En el fondo soy un médico frustrado. Siempre me gustó la idea de ayudar a los demás a curar sus enfermedades, aunque también es verdad que siempre me gustaron menos los aspectos técnicos que los científicos, tales como la búsqueda sistemática de nuevas medicinas1, las razones biológicas de las enfermedades, el desciframiento del código genético, etc. Vaya por delante mi admiración. La medicina científica actual es muy buena diagnosticando enfermedades y prediciendo la evolución de las mismas, pero, lamentablemente, no es tan buena curando. Ello puede ser tremendamente frustrante. Me imagino una persona a la que le dicen que su enfermedad es un cáncer de tipo X con metástasis (la medicina es muy buena diagnosticando), y que su esperanza de vida son dos meses (la medicina es muy buena prediciendo la evolución) y que no se puede hacer nada para curarle. No me extraña que ante la impotencia, la frustración, vaya a rezar a la Virgen María, al brujo de Coslada, a Lourdes o al médico homeópata. Sin duda, su enorme exactitud a la hora de predecir la evolución de la enfermedad es infinitamente más frustrante que la ignorancia de lo que va a pasar. La medicina antigua, que no tenía esa precisión, siempre podría dar esperanzas: "nunca se sabe", "tal vez evolucione favorablemente",... Hoy, la predicción es casi exacta: una losa que cae inexorablemente. Sinceramente, yo no que sé qué haría en una situación así. Pero pienso que escuchar a alguien que nos ofrece una salvación, incluso aunque sepamos que es ficticia, nos puede proporcionar un "clavo ardiendo" al que agarrarnos. Estas personas merecen mi mayor respeto. Pero... Hace unos meses mi hijo tuvo una gripe y traté de llevarle al médico de siempre, pero resultó que estaba en un congreso. Como pertenecíamos a una mutua, busqué otro médico que viviera cerca de mi casa. Lo encontré, concertamos cita y fuimos. ¡Cuál no sería mi sorpresa al ver que todo su despacho lo tenía lleno de pósters de homeopatía, iridología, acupuntura, etc! También había decenas de esos papelitos monísimos, con pinta de título, que dan los laboratorios por acudir a cualquier "curso" que organizan; por ejemplo, cinco días sobre las nuevas medicinas para X en Tenerife, en el hotel de cinco estrellas Y. Por supuesto, los de los laboratorios homeopáticos no faltaban. Bien enmarcado y resaltado, un título de licenciado en medicina. Me sentí defraudado. Engañado. Automáticamente me di de baja de esa mutua y quiero explicar mis razones. Vaya por delante que admito perfectamente que una persona quiera curarse a su manera: yendo a la Seguridad Social, yendo al hospital más caro de Houston, rezando a la Virgen María, yendo al brujo de turno o yendo al homeópata.
38
el escéptico
primavera 2002
COREL
Tampoco me opongo a que una mutua privada tenga entre su cuadro de "sanadores" a médicos, sacerdotes, chamanes, brujos, acupuntores u homeópatas siempre que estén claramente diferenciados. A lo que sí me opongo es a que me den gato por liebre. Si voy a un médico quiero que sea médico, no homeópata o brujo. Y si voy al brujo quiero que sea brujo, no médico. "Pero --me dirá alguno-- al que tú fuiste era médico, además de homeópata". Para mí, aquí radica el mayor fraude. Cuando en la Facultad de Medicina dan un título de médico y a una persona se le autoriza a ejercer la medicina, implícitamente se está garantizando que tiene el grado de formación adecuado y que va a tratar de curar de acuerdo con la medicina que le han enseñado: la medicina científica. ¿Con qué me encuentro? Con un homeópata que sigue una doctrina que, entre otras lindezas, se olvida de bacterias, virus y priones y trata de curar las enfermedades con la idea de que cantidades infinitesimales de lo que produce un mal, lo cura. Por supuesto, todo eso ha sido rechazado por la medicina científica, es decir, por la experimentación en condiciones controladas. El título de médico significa algo. Si en el despacho del "médico" figura de modo relevante, bonitamente enmarcado, el título de médico por la Universidad X, debería significar que sigue la medicina que le han enseñado en dicha Universidad. Todo otro uso, en mi opinión, es fraudulento. Quiero recalcar el hecho de que no me opongo a que se practique la homeopatía; ni siquiera me opongo a que la practique una persona que ha pasado por la Facultad de Medicina; sí me opongo a que cuelgue su diploma de médico en su despacho y que se anuncie como médico. O hace medicina o hace homeopatía. Pero las dos cosas no son compatibles. Y un título de medicina es demasiado serio para usarlo de ese modo. Supuestamente, los garantes de la ética médica son los Colegios de Médicos. Inocente de mí, en cierta ocasión escribí al Colegio de Médicos indicando que ellos no debían permitir usar mal el título; la respuesta fue que lo grave es que la homeopatía la ejercieran señores sin título; que ellos velaban porque la homeopatía la hicieran los médicos y que ellos se encargaban de echar a los intrusos. Su única preocupación era el intrusismo (¿la posible pérdida
de negocio o puestos de trabajo?) no que el médico titulado utilizara inadecuadamente su título. ¿Qué significa, entonces, deontología? Más tarde me enteré de que un Colegio de Médicos de Andalucía impartía cursos de postgrado de Homeopatía... En una reunión en el Parque de las Ciencias de Granada, nuestro infatigable compañero Javier Armentia, le planteó unas preguntas, a las que el presidente contestó diciendo más o menos que quién era él --Armentia, un no médico-- para juzgar a la profesión médica. La respuesta de D. Javier Armentia me encantó: "no hace falta ser asesino para tener una opinión sobre el asesinato". Tras un rifirrafe en el que el único argumento del presidente del Colegio de Médicos era su autoridad, Armentia le preguntó --¿inocentemente?-- que si, al menos, las "medicinas" homeopáticas serían probadas igual que las demás medicinas: doble ciego, tests estadísticos, grupo de control,... The answer my friend is blowing in the wind (La respuesta, amigo mío, está escrita en el viento). ¿Y la Universidad? ¿Qué dice la Universidad sobre el hecho que "se utilice su nombre en vano"? Da la callada por respuesta o lo que es más grave: el presidente del Colegio de Médicos del que acabamos de hablar era uno de los catedráticos importantes de la Universidad.
primavera 2002
el escéptico
COREL
39
DE OCA A OCA
¡Patético! Mi conclusión es tremendamente triste: la ética de algunos Colegios de Médicos es que no haya intrusismo, que todo aquel que diga que cura debe tener el título oficial de médico; lo demás no les incumbe. Que después ejerzan una "medicina" que va en contra de todo lo que enseñan en la Facultad, no les importa. ¿Y la Universidad? La Universidad da la callada por respuesta. No tiene nada que decir ante unos "profesionales" (los homeópatas) que están con doscientos y pico años de retraso, que han olvidado que existió un tal Pasteur que demostró que había "bichitos" que causaban enfermedades. ¡Patético! Es similar a que a un Ingeniero de Telecomunicación le pidieran diseñar una Red de Transmisión de datos para un pueblo pequeño y el proyecto lo hiciera a base de señales de humo, presentándolo como lo más avanzado y que las "telecomunicaciones oficiales" (¿o tendríamos que decir iatrogénicas?) estaban equivocadas o que eran muy inhumanas --demasiada máquina automática-- y que la transmisión por humo le devolvía la dimensión personal, lo que la hacía más holocomunicacional. ¿Toleraría el Colegio de Telecomunicación tal idiotez? ¿Toleraría la Universidad que ese individuo se llamase Ingeniero? ¿Y si ante una emisora de televisión estropeado el técnico se vistiera con extraños gorros, se llenara de plumas y cascabeles y empezara a danzar agitando maracas para arreglarla? ¿Y que decir de las farmacias? Se oponen a que se vendan medicamentos en los supermercados porque "los farmacéuticos además de vender aconsejan científicamente al enfermo". ¡Qué bonito! Las "medicinas" homeopáticas --al menos la mayoría-- se venden como alimentos no como medicinas, puesto que no han pasado los rigurosos tests que se exigen para ser consideradas como tales. Supongo que cuando un enfermo vaya con una receta de un médico homeópata recetándole "Blatta onentalis2", "nux vomica" u otras lindezas similares, le dirán que eso no es medicina, que eso no ha pasado los tests para ser considerado como tal. ¿Se lo dirán? Estoy seguro de que no. ¡Hace tiempo que dejé de chuparme el dedo y ya no creo en los Reyes Magos! Entonces, ¿por qué no se venden medicinas en los supermercados? Estoy a favor de que cada cuál elija el modo de curarse que él, como individuo libre, quiera. En nombre de la libertad que todos tenemos a pensar lo que queramos --incluso a ser idiotas--, estoy a favor de que pueda haber brujos, chamanes, curanderos, santuarios curalotodo de Lourdes y homeópatas. Me niego a que me den gato por liebre. Me gustaría que los colegios de médicos en vez de perseguir a los homeópatas que no son médicos, expresaran sus reparos ante un médico al que se le ha dado un título para una cosa y lo utiliza para otra. Lo mismo diría a la Universidad. Me gustaría que las medicinas se vendieran en honrados supermercados a los que se les exige un correcto etiquetado y una disposición de productos que no lleve a confusión. Por ejemplo, los productos de limpieza deben estar claramente separados de los de comer. Otro ejemplo, en un mismo pedido servido a domicilio, los supermercados no pueden llevar productos comestibles y de limpieza en el mismo paquete. Al autorizar a los supermercados a vender medicamentos se les debía marcar una normativa similar: hay que separar claramente, para que no haya duda alguna, los distintos productos: los de la medicina científica, potitos, hierbas varias, potingues de bruja, escapularios de santos, oraciones milagrosas, ruedas de oraciones y homeopatía. Esto, sin duda, les daría una enorme ventaja ética sobre las farmacias donde hay un totum revolutum indescifrable: por ejemplo, productos homeopáticos en las mismas estanterías que los de la medicina científica. Así la confusión es inevitable. Me gustaría enormemente que los consejos deontológicos de los Colegios de Médicos, apercibieran a los médicos homeópatas para que dejen de exhibir el título de médico si hacen homeopatía y, por supuesto, renuncien a sus privilegios, puesto que los han obtenido para que apliquen la medicina científica y todo otro uso es un fraude. Me gustaría enormemente que hubiera un colegio de homeópatas que impidiera el intrusismo de los médicos en su profesión. ¿Es mucho pedir? é
Félix Ares de Blas
P.D. También hay medicinas homeopáticas que además de las diluciones Hahnemann de turno llevan elementos activos tales como antibióticos; ellos --para mí-- todavía son más fraudulentos; pero de ello hablaré en otro trabajo. NOTAS: 1. Siempre me apasionó la búsqueda de la Terramicina por parte de los entonces minúsculos laboratorios Pfizer. 2. Si no me confundo, pues no soy experto en idioteces homeopáticas, esto es cucarachas pulverizadas y diluidas en esas absurdas diluciones de Hahnemann.
40
el escéptico
primavera 2002