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Evaluación crÃtica de
la osteopatÃa craneal
y craneosacra
Rubén Fernández MatÃas
Fisioterapeuta, estudiante de doctorado
*Este artÃculo es una versión resumida y divulgativa de un extenso informe que se puede consultar en:
https://rubenfmat.wordpress.com/2020/02/10/analisis-critico-del-informe…
Análisis del informe del SEFITMA - OsteopatÃa Craneal
Introducción
La osteopatÃa craneosacra y craneal
La osteopatÃa craneosacra fue fundada por William
G. Sutherland, un periodista que, en un momento
dado, se empieza a interesar por la osteopatÃa, hasta adquirir su diploma en 1900 de la propia mano de
Andrew T. Still, fundador de la osteopatÃa.1 En 1899,
antes de terminar sus estudios, tuvo la que él mismo
bautizó como «la loca idea», de la que emanó todo
su concepto de osteopatÃa craneosacra:1 «Mientras
contemplaba los cráneos y pensaba, inspirado por la
filosofÃa del doctor Still, mi atención se dirigió hacia los biseles de las superficies articulares del esfenoides. Tuve de repente el pensamiento âcomo una
intuiciónâ de que las superficies articulares estaban
biseladas, como las agallas del pez, lo que indica una
movilidad para un movimiento respiratorio».
La osteopatÃa craneosacra se basa en el supuesto de
la existencia de un movimiento rÃtmico-oscilatorio de
los huesos del cráneo (suturas craneales), el cerebro,
las meninges, la médula espinal y el sacro, producido
por las fluctuaciones del lÃquido cefalorraquÃdeo. Este
movimiento rÃtmico recibe el nombre de Movimiento
Respiratorio Primario, y tendrÃa una frecuencia de 8
a 12 ciclos por minuto.
Según Sutherland, este movimiento respiratorio
primario no se relaciona con la respiración pulmonar,
constituye un movimiento más primitivo (apelando a
la similitud de los biseles con las agallas) y más importante, pues define la salud de un individuo.
El constructo teórico de la osteopatÃa y su concepto holÃstico, más que aportar algo a la fisioterapia,
supondrÃa un perjuicio para la misma, ya que son
conceptos carentes de plausibilidad biológica
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Foto original de Mathew Macquarrie en Unsplash
Actualmente, algunas personas formadas en osteopatÃa, ante la ingente cantidad de literatura en contra de
la plausibilidad del movimiento respiratorio primario
a través de las fluctuaciones del lÃquido cefalorraquÃdeo, han cedido en abandonar ese constructo por otra
explicación a través de las ondas de Traube-HeringMayer, que son cambios cÃclicos en la presión arterial
controlados por sistemas reflejos y que se producen de
manera fisiológica. ¿Por qué? Porque algunos autores
hablan de que dichas ondas presentan una frecuencia
de entre 6 y 24 ciclos por minuto, que podrÃa cuadrar
con los ciclos descritos por Sutherland. Sin embargo,
actualmente no hay ninguna prueba de que exista una
relación entre ese movimiento respiratorio primario y
las ondas de Traube-Hering-Mayer, asà como de que
sea biológicamente plausible que dichas ondas tengan
algo que ver con ese movimiento primario que describió Sutherland, y que según la osteopatÃa craneosacra
es causa de patologÃas y requiere ser normalizado.
Por otro lado, además del movimiento respiratorio
primario, también se ha propuesto la existencia de
disfunciones osteopáticas craneales, entendidas como
«hipomovilidades», «mal-posiciones» o «bloqueos»
en las suturas craneales. Estos se diagnosticarÃan
mediante la palpación manual y se corregirÃan también mediante técnicas manuales. Igualmente, ante la
cantidad de información actual que refuta la posible
existencia de dichas disfunciones y la capacidad de
un terapeuta con sus manos de palparlas y corregirlas,
anuario 2020
algunas personas formadas en osteopatÃa craneal han
cambiado su discurso para intentar justificar dichos
procedimientos mediante la existencia de los nervios
intrasuturales, argumentando que no corrigen disfunciones biomecánicas, y que lo que hacen sus técnicas
es desensibilizar esos nervios que estarÃan sensibilizados, curiosamente, por disfunciones biomecánicas.
Sin embargo, se siguen utilizando conceptos biomecánicos para el diagnóstico manual y la elección de
técnicas de tratamiento en este campo, es decir, tendrÃamos un lobo vestido de oveja.
La osteopatÃa craneal ha sido duramente criticada
desde hace más de una década.2,3 De hecho, en el año
2015, el Conseil National de lâOrdre des MasseursKinésithérapeutes de Francia4 elaboró un informe sobre la investigación en osteopatÃa craneal en el que
desaconseja su utilización.
Mutualismo, comensalismo o parasitismo
Dejaré a un lado un momento la osteopatÃa craneal
para centrarme en la fisioterapia, la osteopatÃa en su
totalidad y la interacción entre ambas, a nivel nacional y mundial.
Podemos definir la simbiosis como la relación estrecha existente entre organismos de diferentes especies donde, teniendo en cuenta los beneficios o perjuicios de estos organismos, podemos tener tres tipos: el
mutualismo, donde ambos organismos se ven beneficiados; el comensalismo, donde la relación es benefi55 el escéptico
ciosa para uno de ellos e indiferente para el otro; y el
parasitismo, donde la relación es beneficiosa para uno
y perjudicial para el otro.
Actualmente solo pueden existir dos relaciones
entre la fisioterapia y la osteopatÃa. En el mejor de
los casos, la relación serÃa de comensalismo, donde
la fisioterapia no ganarÃa ni perderÃa nada, y la osteopatÃa se beneficiarÃa del conocimiento de la fisioterapia. En el peor, la relación serÃa de parasitismo, donde
la osteopatÃa serÃa el parásito que se beneficia de la
fisioterapia, que saldrÃa perjudicada. Personalmente,
pienso que la relación de parasitismo es la que mejor
se ajusta a la realidad.
La fisioterapia no necesita nada de la osteopatÃa; es
una disciplina que ya presenta su propia historia con
respecto a la terapia manual, y que utiliza determinadas técnicas con las manos que no requieren de la
formación en osteopatÃa para aprender su realización.
Esto serÃa lo único que podrÃa aportar la osteopatÃa a
la fisioterapia: más técnicas de terapia manual, que
realmente no son necesarias, ya que con el repertorio
que presenta la fisioterapia ese campo de actuación
está más que cubierto. Por otro lado, el constructo
teórico de la osteopatÃa y su concepto holÃstico, más
que aportar algo a la fisioterapia, supondrÃa un perjuicio para la misma, ya que son conceptos carentes
de plausibilidad biológica que podrÃan entorpecer el
proceso de razonamiento clÃnico del fisioterapeuta,
limitar el avance del campo de conocimiento de la
fisioterapia a nivel cientÃfico y suponer un detrimento
para su prestigio de cara a la población, por seguir
defendiendo postulados equÃvocos en el campo de la
salud. Desde hace décadas, en fisioterapia se viene
hablando y utilizando un modelo biopsicosocial, que
difiere mucho del holismo osteopático, del concepto «Cuerpo-Mente-EspÃritu» de Andrew Taylor Still,
fundador de la osteopatÃa; es por ello por lo que dicho
concepto no aporta nada a la fisioterapia. El modelo biopsicosocial está basado en la investigación; el
modelo «Cuerpo-Mente-EspÃritu» no es más que una
invención sin fundamento.
En los últimos años ha crecido el sector crÃtico dentro de la propia osteopatÃa, con múltiples exponentes
a nivel mundial que quieren un cambio de paradigma dentro de la disciplina. De entre los cambios que
proponen, destaca el dejar a un lado los diagnósticos
osteopáticos sin fundamento; implementar un modelo biopsicosocial; apreciar las limitaciones de beneficio terapéutico que tiene la terapia manual, que ha de
complementarse con otras cosas; la inclusión del ejercicio terapéutico⦠¿Sabéis quién está haciendo esto?
La fisioterapia, desde más o menos inicio de siglo. La
osteopatÃa no tiene futuro si decide basarse en la investigación, ya que, de hacerlo, acabarÃa convirtiéndose
en una Fisioterapia 2.0, y no necesitamos dos fisioterapias. La osteopatÃa es lo que es, y si la desligamos
de sus constructos teóricos, no es más que una caja
de herramientas, un martillo, un taladro, un destornillador⦠sin que pudiera considerarse una profesión
en sà misma, la cual requiere, aparte de herramientas,
de un campo de conocimiento propio, que oriente a
cómo, cuándo, dónde y por qué utilizar esas herramientas. Además, como comentaba anteriormente, la
fisioterapia ya tiene una caja de herramientas propias
de terapia manual, no necesita otra.
En resumen, desde mi punto de vista, la fisioterapia
y la osteopatÃa nunca van a llegar a una relación de
simbiosis de tipo mutualismo; el parasitismo de la osteopatÃa a la fisioterapia, asà como el declive de aquella si decide empezar a basarse en la investigación,
son inevitables.
El Informe del SEFITMA
La Sociedad Española de Fisioterapeutas Investigadores en Terapia Manual (SEFITMA) es una asociación que, según su propia página web, «tiene el objetivo de defender los intereses cientÃficos y profesionales de los fisioterapeutas para procurar el máximo
desarrollo de la Terapia Manual, Osteopática y Quiropraxia, en beneficio de la sociedad española» (sic).5
Esta descripción nos lleva a uno de los puntos actuales de debate con respecto a la osteopatÃa: ¿por qué
El modelo biopsicosocial está basado en la
investigación; el modelo «Cuerpo-Mente-EspÃritu»
no es más que una invención sin fundamento
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Foto original de Mathew Schwartz en Unsplash
distinguirla de la terapia manual? Como veremos más
adelante, si nos basamos en la literatura cientÃfica actual, la osteopatÃa queda relegada a nada más que un
conjunto de técnicas manuales, muchas de las cuales
no son de su propiedad, sino que han sido compartidas
durante décadas por distintos colectivos, entre ellos
los fisioterapeutas. Pero sà es cierto que podemos establecer una distinción entre la fisioterapia manual y la
osteopatÃa: el modelo bajo el cual se aplican las técnicas difiere; en el primer caso, es un modelo basado en
la investigación; en el segundo, es un modelo carente
de plausibilidad. Cabe destacar que la mayorÃa de los
miembros del SEFITMA son fisioterapeutas con formación en osteopatÃa.
En el año 2017, el SEFITMA elaboró su primer
informe de 82 páginas, bajo el tÃtulo: Evidencias en
Fisioterapia Manual: Incoherencias en OsteopatÃa,
Quiropraxia, y Terapia Manual. Informe-propuesta
para la unificación de criterios y posicionamiento común en defensa de la Fisioterapia Manual en España.
Este tÃtulo podrÃa dar a entender que se trataba de
un informe de defensa de la fisioterapia manual: sin
embargo, esta suposición no podrÃa estar más equivocada. El escrito cita diversas organizaciones y algún
decreto, como el 1001/2002, del 27 de septiembre o
la Orden CIN/2135/2008, del 3 de julio, con el objetivo de argumentar a favor de la presencia de la osteopatÃa dentro de la fisioterapia en España. Lo cierto
es que actualmente en España la osteopatÃa carece de
regulación, ninguno de los documentos mencionados
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adjudica a los fisioterapeutas la exclusividad con respecto a la práctica de la osteopatÃa. ¿La pueden aplicar
fisioterapeutas? Si, pero también quien haya hecho un
curso de fin de semana de veinte horas; eso sÃ, al no
ser sanitario, este último no estarÃa habilitado para
tratar patologÃas, es decir, la persona que sin ser fisioterapeuta trata patologÃas con osteopatÃa estarÃa cometiendo un delito de intrusismo por no ser sanitario,
no por utilizar la osteopatÃa. A nivel de seguridad, mi
opinión es que preferirÃa ser tratado por un fisioterapeuta con formación en osteopatÃa a por alguien que
se haya hecho un curso de 20, 40 o 60 horas, pero no
sea fisioterapeuta. A nivel de veracidad, la osteopatÃa
presenta la misma ausencia de plausibilidad, la aplique un fisioterapeuta o no.
En este informe de 2017 se argumenta que, como
la osteopatÃa está dentro de las funciones de los fisioterapeutas, estos deben defender la misma de las crÃticas externas, haciendo referencia a los debates que
se han generado en los últimos años en distintos foros
dentro del colectivo de fisioterapeutas, proponiéndose
que los fisioterapeutas que actúen en contra de unas
«directrices comunes y perjudiquen a la fisioterapia»
sean informados, apercibidos, e incluso sancionados
por participar en divulgación o debates a través de
blogs, foros o entrevistas, que, según ellos, puedan
beneficiar a otros colectivos ajenos a la fisioterapia y,
por tanto, perjudiquen los intereses de la misma. Tal
serÃa el supuesto caso de criticar la osteopatÃa en redes
sociales, como hemos podido observar en los últimos
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años, donde algunos fisioterapeutas con formación en
osteopatÃa han exigido a distintos colegios profesionales la sanción de algún compañero fisioterapeuta
por el hecho de cuestionar la osteopatÃa desde un punto de vista cientÃfico, apelando a un incumplimiento
del código deontológico. Se llega incluso plantear la
siguiente pregunta: «¿Por qué no denunciar a quienes
agreden a las funciones de los/las Fisioterapeutas?»
(sic). Proporcionaré una respuesta clara y concisa: ArtÃculo 19 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos: Todo individuo tiene derecho a la libertad
de opinión y de expresión; este derecho incluye el de
no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
medio de expresión.
Gran parte de las 82 páginas del informe de 2017
no es una argumentación racional y cientÃfica de la
osteopatÃa, sino que constituye un conjunto de argumentaciones falaces, entre las cuales entran la crÃtica
a distintos métodos, procedimientos y prácticas utilizados en fisioterapia, con el argumento de que, como
algunos de ellos no presentan mucho sustento en la
investigación actual, tampoco se puede exigir ese sustento a la osteopatÃa, llegándose incluso a comparar la
reanimación cardiopulmonar con la osteopatÃa visceral en el sentido de que, si debemos evitar la aplicación de la osteopatÃa visceral hasta que demuestre su
eficacia en revisiones Cochrane, deberÃamos hacer lo
mismo con la reanimación cardiopulmonar.
Unos años después, el 25 de febrero de 2019, se
publicó una actualización del informe del SEFITMA.
Esta vez el tÃtulo ya reflejaba fielmente el objetivo de
este: Introducción al estado de las evidencias en OsteopatÃa. Breve recopilación de la Sociedad Española
de Fisioterapeutas Investigadores en Terapia Manual
(SEFITMA) sobre el estado del conocimiento en OsteopatÃa. El nuevo informe era bastante más extenso
que su predecesor, con un total de 239 páginas. Este
se comenzó a utilizar en redes sociales como un arma
arrojadiza, donde cada vez que se abrÃa debate acerca de la osteopatÃa, algún defensor de esta apelaba
a su «aval cientÃfico» enlazando dicho informe. Sin
embargo, a pesar de contener 239 páginas, el informe
en sà constaba solamente de doce (veintitrés, si tenemos en cuenta las once que contenÃan las referencias
utilizadas en esas doce). El resto del informe constituye un «copia y pega» de resúmenes de artÃculos
publicados sobre osteopatÃa, sin ningún análisis crÃtico de los mismos. Esto hace que el mayor argumento
de peso de dicha arma arrojadiza, su elevado número
de páginas, se desmonte simplemente con una ojeada.
Seamos francos: intimida más un informe de 239 páginas que uno de doce o veintitrés. Fue un intento de
argumentación falaz a favor de la osteopatÃa.
Esas doce páginas del informe del 2019 constituÃan
un intento de argumentación con conclusiones de artÃculos que, desde un punto de vista cientÃfico, no se
sostenÃan en función de las referencias utilizadas, y
con una ausencia casi total de aportación de pruebas
acerca de la plausibilidad de la osteopatÃa, como el
constructo de las Leyes de Fryette, el ritmo craneosacro, la validez de la palpación de la movilidad de las
suturas craneales, etc.
Finalmente, el 27 de enero de 2020 se publicó la
última actualización del citado informe, bajo el tÃtulo Informe SEFITMA 2020. Evidencias cientÃficas del
tratamiento osteopático. Esta actualización contaba
con nada menos que 734 páginas, un número bastante
por encima de los anteriores. Sin embargo, una vez
más, este elevado número no es tal, pues el informe
en sà son tan solo diez páginas (veintitrés teniendo en
cuenta sus respectivas referencias), con apenas variaciones con respecto al informe del 2019. El resto del
informe era simplemente, al igual que en el de 2019,
«copia y pega» de resúmenes de artÃculos sobre osteopatÃa sin análisis crÃtico de los mismos. Este informe
también se comenzó a utilizar como arma arrojadiza
por parte de algunos defensores de la osteopatÃa, muchos de ellos fisioterapeutas, bajo el argumento de que
La fisioterapia y la osteopatÃa nunca van a llegar
a una relación de tipo mutualismo; el parasitismo de la osteopatÃa a la fisioterapia, asà como el
declive de aquella si decide empezar a basarse
en la investigación, son inevitables
el escéptico 58
anuario 2020
Fig. 1. Distribución de los tipos de diseño
en los trabajos recogidos en el informe de SEFITMA.
«un informe de 734 páginas avala cientÃficamente la
OsteopatÃa». De nuevo, el argumento habrÃa perdido
peso si se hubiera nombrado el número real de diez o
veintitrés.
Ante tal insistencia, me planteé finalizar el análisis
crÃtico que ya venÃa realizando del informe del 2019
sobre una de las tres partes constituyentes de la osteopatÃa, la osteopatÃa craneal, a fin de evitar que dicho
informe se utilizase de manera falaz. El 10 de febrero
del 2020 el informe estaba finalizado y publicado en
mi blog personal, Fisioterapia CientÃfica.
MetodologÃa del análisis crÃtico
El procedimiento seguido para el análisis crÃtico de
la sección de OsteopatÃa Craneal del informe del SEFITMA fue el análisis individual de cada una de las
referencias citadas, con el objetivo de dilucidar si las
conclusiones recogidas con respecto a las mismas en
el informe estaban justificadas y, por otro lado, para
evaluar si las mismas servÃan para sustentar cientÃficamente la osteopatÃa craneal. Para la realización de
dicho análisis se evaluaron distintos Ãtems dentro de
cada estudio: diseño, metodologÃa, análisis estadÃstico, riesgo de sesgos y criterios de causalidad y plausibilidad.
Diseño y metodologÃa
Existen distintos tipos de estudios de investigación,
y no todos ellos permiten sacar las mismas conclusiones. Por ejemplo, existen investigaciones que, debido
a su diseño, no permiten establecer asociaciones causa-efecto entre dos variables dadas. Este es un aspecto
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crucial, ya que puede que determinadas conclusiones
de un estudio no se sostengan debido a su diseño.
Por otro lado, una metodologÃa inadecuada con respecto al diseño del estudio y las hipótesis planteadas
en el mismo puede sesgar esa investigación y, nuevamente, limitar las conclusiones que podemos sacar.
Para el análisis de estos aspectos se siguieron, entre
otros, recomendaciones de la Cochrane6, la declaración CONSORT7 y la declaración PRISMA8.
Análisis estadÃstico
La utilización inadecuada de determinados análisis estadÃsticos puede ser una fuente importante de
sesgos. Asà mismo, una mala interpretación de los
resultados obtenidos mediante análisis estadÃsticos
bien planteados (p. ej., no tener en cuenta aspectos
de fiabilidad de los procedimientos de medición) también puede sesgar las conclusiones obtenidas. Para el
análisis de este Ãtem se utilizaron métodos de bioestadÃstica, obtenidos del libro de Andy Field9, diversas
publicaciones cientÃficas y libros de Douglas Altman
y Martin Bland, asà como de la declaración de la Asociación Americana de EstadÃstica10.
Riesgo de sesgos
Existen diversos sesgos que deben ser tenidos en
consideración en la planificación y análisis crÃtico de
cualquier investigación, como por ejemplo en el proceso de selección o aleatorización de los sujetos de
estudio, en el proceso de medición de las variables
resultado, sesgos derivados de la pérdida de datos
durante el transcurso de la investigación, etc. Para el
59 el escéptico
análisis de sesgos se siguieron principalmente las recomendaciones de la Cochrane.6,11,12
Criterios de causalidad y plausibilidad
Establecer una asociación causal entre dos variables dadas es un proceso complejo que requiere de
la asunción de múltiples supuestos. En 1965, Austin
Bradford Hill, un epidemiólogo y estadÃstico inglés,
unificó en un escrito titulado «The Environment and
Disease: Association or Causation?»13, varios criterios epidemiológicos de causalidad, que deberÃan tenerse en cuenta a la hora de sugerir que A causa B. A
mayor número de criterios que podamos asumir que
se cumplen, más confianza podemos poner en la afirmación de que A causa B. Estos criterios, actualmente
conocidos como Criterios de Causalidad de Hill son
los recogidos en la Tabla 1.
Finalmente, la plausibilidad es un aspecto crucial, ya que, de no tenerlo en cuenta, se pueden sacar
conclusiones equivocadas de determinadas investigaciones. Por ejemplo, si realizo un ensayo controlado aleatorizado a doble ciego con un medicamento
antiinflamatorio no esteroideo comparándolo con un
medicamento placebo, y planteo la hipótesis de que
el medicamento real va a atenuar más el dolor de los
sujetos de estudio en comparación al placebo porque
Dios, en su omnipotencia, ha dotado de su sangre mágica dicho medicamento y, por tanto, tomar su sangre
a través del mismo es lo que producirá que ese medicamento sea más efectivo que un medicamento placebo. Aunque realizásemos dicho estudio y obtuviésemos que el medicamento real es más efectivo, eso no
quiere decir que la hipótesis propuesta para explicar
dicha efectividad se haya visto probada; ni siquiera
que tenga sea más fiable ahora que antes de realizar el
estudio. Lo mismo sucede con la osteopatÃa craneal:
aunque tengamos ensayos controlados que estudien la
efectividad de determinadas técnicas, eso no quiere
decir que la osteopatÃa craneal tenga más «evidencia» por dichos estudios, ya que, si no se demuestra la
plausibilidad de sus postulados, esas investigaciones
solo sirven para concluir que X técnica, comparada
con Y, parece producir W efectos. Pero no constituyen
una «prueba» a favor de la osteopatÃa craneal, y dichos resultados deberán ser interpretados teniendo en
cuenta esa plausibilidad.
Resultados
Se analizaron un total de 33 referencias cientÃficas
citadas en dicho informe, que se utilizaron para justificar el apartado de osteopatÃa craneal. De ellas, tan
solo un 39 % constituÃan ensayos controlados aleatorizados. La distribución de frecuencias de los distintos
diseños de estudio empleados en dichas investigaciones aparece reflejada en la figura 1.
Para quien desee leer el análisis crÃtico individual
de cada uno de los 33 estudios, puede realizarlo accediendo al documento original de análisis crÃtico mencionado al inicio de este artÃculo.
Calidad metodológica
La mayorÃa de los estudios referenciados presentaban fallos metodológicos importantes, que limitaban
notoriamente que de los mismos se pudieran sacar
conclusiones de apoyo a la osteopatÃa craneal.
El único estudio que podrÃa considerarse de buena
calidad metodológica es el de Cerritelli et al.14 del año
2015. Constituye un ensayo controlado aleatorizado
multicéntrico, realizado en infantes pretérmino de la
unidad de cuidados intensivos. Compararon un tratamiento de osteopatÃa en todo el cuerpo, no exclusivamente craneal (n = 352), con un tratamiento de cuidado habitual (n = 343), en el que se simuló el tratamiento osteopático (sin tocar al bebé), para que el personal
de cuidados intensivos no supiera a qué grupo pertenecÃa cada infante. La variable resultado principal del
estudio fue el tiempo de estancia hospitalaria.
Encontraron que el grupo experimental estuvo menos tiempo en la unidad de cuidados intensivos, con
una diferencia media de 3,94 dÃas (IC 95%, 2,34 a
5,55; tamaño del efecto, 0,31).
Actualmente en España la osteopatÃa carece de
regulación, ningún documento adjudica a los
fisioterapeutas la exclusividad con respecto a la
práctica de la osteopatÃa
el escéptico 60
anuario 2020
planteadas o justificar las afirmaciones realizadas en
el informe del SEFITMA con respecto a los mismos;
la ausencia de aplicación aislada de técnicas de osteopatÃa craneal, que imposibilita saber si alguno de los
resultados de ciertos estudios se han debido a estas
técnicas u otras de las que se aplicaron a estos pacientes; y la implementación inadecuada de determinados
tipos de diseños de investigación, como ausencia de
periodo de lavado en diseños cross-over.
TABLA 1. Criterios de causalidad de Hill
De entre los puntos fuertes del presente estudio
cabe destacar el tamaño muestral y los análisis estadÃsticos empleados. No obstante, hay determinados
aspectos que han de ser tenidos en consideración.
En primer lugar, a pesar de la diferencia entre los
grupos, el grupo experimental aún se encuentra dentro
de los valores normativos encontrados en otras investigaciones, de modo que podrÃa ser que las diferencias encontradas en el presente estudio constituyan un
falso positivo. Para poder estar seguros, este estudio
deberÃa ser replicado con una metodologÃa similar.
Por otro lado, en estos casos el intento de enmascaramiento resulta bastante complicado, impidiendo
confiar en que el mismo haya tenido éxito, lo que podrÃa sesgar los resultados por un cambio de comportamiento del resto del personal sanitario en el trato a
los infantes.
Finalmente, también debe tenerse en cuenta que
en el grupo control no se tocó a los infantes. Dada la
ausencia de plausibilidad biológica de la osteopatÃa
craneal, pudiera ser que el simple contacto manual
con los infantes fuese lo que hubiera producido la mejorÃa observada. Dada la ausencia de un grupo control
en el que se realizasen técnicas manuales aleatorias
no dirigidas a corregir las disfunciones evaluadas, no
podemos afirmar que el constructo subyacente a la
osteopatÃa craneal tenga más pruebas a su favor en
función del presente estudio.
De entre los errores metodológicos encontrados en
los estudios referenciados, cabe destacar el uso de diseños inadecuados para dar respuesta a las hipótesis
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Interpretación estadÃstica de los resultados
El principal error cometido en gran parte de los
estudios referenciados, asà como en las conclusiones
recogidas en el informe del SEFITMA con respecto
a los mismos, es la ausencia de consideración de la
fiabilidad de los procedimientos de medición de las
variables resultado. No se han tenido en cuenta dichos
aspectos a la hora de interpretar si realmente podemos
pensar que hay diferencias entre dos determinadas intervenciones, en función de los datos reportados en
estudios previos sobre la mÃnima diferencia detectable, que podrÃa definirse como la mÃnima diferencia
que tendrÃa que haber entre dos mediciones repetidas
en un mismo sujeto para que, si aceptamos que dicha diferencia no se debe a un error de medición, nos
equivoquemos pocas veces.
Normalmente, en los análisis usuales utilizados en
la investigación en fisioterapia, los errores de medición no se incluyen de manera implÃcita en los modelos estadÃsticos, como puede ser el caso de un Análisis
de la Varianza (ANOVA), una regresión lineal, una
prueba t-Student, etc. Es por ello por lo que se hace
necesario recurrir a estudios previos para consultar
los datos de fiabilidad de dichos procedimientos de
medición, a fin de utilizarlos para interpretar los resultados finales de esos análisis. De no hacerlo, se
pueden acabar sacando conclusiones para nada justificadas en función de los resultados.
Otro fallo de interpretación, cometido en diversos
estudios y en varias de las conclusiones recogidas en el
informe del SEFITMA, es el de interpretar de manera
aislada un resultado concreto de una investigación sin
tener en cuenta el resto de los resultados obtenidos,
asà como su relación con las hipótesis planteadas por
los investigadores de dicho estudio y con el resto de
literatura publicada en ese campo del conocimiento.
Por ejemplo, en el estudio de Xiangrong et al.15 los
investigadores evalúan en sujetos sanos los efectos de
dos intervenciones de osteopatÃa craneal: una técnica
de aumento, que hipotéticamente deberÃa aumentar la
saturación de oxÃgeno de los tejidos cerebrales; una
técnica de supresión, que deberÃa disminuir dicha
saturación; y finalmente una técnica placebo. En el
estudio, los investigadores encuentran que no hubo
cambios en la saturación con las técnicas de aumen61 el escéptico
to y placebo, pero encuentran una disminución de la
saturación con la técnica de supresión. Estos resultados se oponen de manera directa a las conclusiones
recogidas en el informe del SEFITMA, donde se dice
que el estudio demuestra que la osteopatÃa craneal es
capaz de mejorar la oxigenación de los tejidos cerebrales. Además, aunque se obtuvo esa disminución, la
hipótesis de la técnica de aumento resultó fallida, algo
para tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados. Finalmente, también deberÃa tenerse en cuenta
que en el resto de las variables resultado no hubo diferencias entre las distintas técnicas. Todo ello deberÃa
llevarnos a cuestionarnos si el hallazgo de la disminución de la saturación con la técnica de supresión,
supone una prueba a favor de la osteopatÃa craneal.
Finalmente, un estudio que debe ser mencionado
en este apartado es el de Silvestrini et al.16, de 2013.
En el informe del SEFITMA se hace referencia a que
dicho estudio encontró que las disfunciones osteopáticas craneales se asocian frecuentemente a trastornos
posturales y de la marcha en niños de educación primaria. La única referencia en el estudio de Silvestrini
et al.16 a procedimientos de evaluación de disfunciones osteopáticas craneales es el ritmo craneosacro en
la introducción del apartado de objetivos del estudio.
Sin embargo, posteriormente no se vuelve a hacer referencia al mismo en ningún apartado, sin tan siquiera reportarse en los resultados. Lo más llamativo de
este estudio son los análisis estadÃsticos reportados,
en concreto la significación estadÃstica, los p-valores.
Todos los contrastes de hipótesis reportados en el estudio se replicaron con el software estadÃstico R en su
versión 3.5.3, dadas las incongruencias observadas en
las tablas entre los datos brutos obtenidos y los p-valores reportados. Por ejemplo, en la Tabla 3 de dicho
artÃculo se hace referencia a que el porcentaje de personas con ojo dominante izquierdo y mordida profunda es significativamente menor que el de personas con
mordida normal o abierta, y que el de mordida abierta
es significativamente mayor que el de personas con
mordida normal o profunda. Con la replicación del
análisis se obtuvo que no habÃa una asociación estadÃsticamente significativa entre la dominancia del ojo
y la mordida (c2 = 2,26, p = .32), en contra de lo registrado en el estudio. Estas incongruencias se daban
en múltiples análisis: en dicho estudio resultaban significativos y replicando los mismos no se obtenÃa tal
significación estadÃstica.
Plausibilidad
Ninguna de las referencias incluidas en el apartado
de OsteopatÃa Craneal en el informe del SEFITMA
aporta pruebas sobre la plausibilidad del constructo
que subyace a la aplicación de técnicas de osteopatÃa
craneal.
Discusión sobre la osteopatÃa craneal
En general, las referencias incluidas en el informe
del SEFITMA no justifican la utilización de la osteopatÃa craneal en la práctica clÃnica. Además, varias de
las afirmaciones contenidas en dicho informe no se
sostienen en función de las investigaciones referenciadas. A continuación se debaten diversos puntos en
relación con la osteopatÃa craneal, a fin de entender
por qué dicho procedimiento carece de plausibilidad
y no ha de ser recomendado actualmente para ningún
proceso de salud.
Fluctuación del lÃquido cefalorraquÃdeo
La propuesta de Sutherland para explicar la presencia del ritmo craneosacro (o movimiento respiratorio
primario) era la fluctuación del lÃquido cefalorraquÃdeo, que producirÃa esos movimientos rÃtmicos entre
los huesos del cráneo y el sacro.
Se han publicado varias investigaciones con el propósito de medir de manera objetiva dicha fluctuación,
habiéndose observado una velocidad de desplazamiento muy lenta; además, la magnitud de la fluctuación es demasiado pequeña como para que pueda producir los movimientos descritos por Sutherland.17,18
Por otro lado, como se comentaba al comienzo de
Desde la osteopatÃa craneal se dice ser capaz
de palpar movimientos 24 veces inferiores a la
distancia que es capaz de detectar un invidente
leyendo braille
el escéptico 62
anuario 2020
este escrito, las otras explicaciones utilizadas posteriormente, como los nervios intrasuturales o las ondas
de Traube-Hering-Mayer, tampoco presentan plausibilidad justificable desde la investigación actual.
Movilidad de las suturas craneales
Desde la osteopatÃa craneal se proponen distintas
técnicas de valoración dirigidas a detectar disfunciones de movimiento en las suturas craneales, asà como
«malposiciones» de las mismas, con el fin de normalizarlas con técnicas de movilización y manipulación
(«crujidos»).
En la literatura publicada en este campo se han
encontrado dos hallazgos principales. Por un lado,
algunos estudios han encontrado que las suturas del
cráneo en el ser humano adulto están fusionadas, sin
ninguna capacidad de movimiento. Por otro lado, hay
algunas investigaciones que han encontrado una capacidad Ãnfima de flexibilidad en dichas suturas, de la
magnitud de micras.19
Para entender esta magnitud con perspectiva, se
puede utilizar el Documento Técnico B1 de la Comisión de Braille Española. Según este documento, la
separación entre los centros de dos puntos contiguos
de una misma celda braille es 2,4 a 2,75 milÃmetros.
Teniendo en cuenta que el diámetro de estos es de,
aproximadamente, 1,2 milÃmetros, eso supone que
cada punto está separado del contiguo unos 1,2 milÃmetros, que equivalen a 1200 micras. La flexibilidad
que se ha encontrado en las suturas del cráneo es de
aproximadamente 30-50 micras.19 Es decir, desde la
osteopatÃa craneal se dice ser capaz de palpar movimientos 24 veces inferiores a la distancia que es capaz
de detectar un invidente leyendo braille.
Fiabilidad del ritmo craneosacro
Para tratar adecuadamente el ritmo craneosacro se
debe realizar una palpación del mismo, con el objetivo
de diagnosticar alteraciones de este que posteriormente sean corregidas con un tratamiento. Un primer paso
para plantearnos que dichas técnicas de valoración
son útiles es evaluar su fiabilidad. La fiabilidad podrÃamos entenderla como la consistencia entre mediciones repetidas en un sujeto, es decir, si por ejemplo
dos evaluadores dan un resultado similar al evaluar
al mismo paciente en dos momentos distintos. Para
evaluar la fiabilidad disponemos de varios estadÃsticos, uno de los cuales es el Coeficiente de Correlación
Intraclase (ICC), que, simplificando para entenderlo
en este contexto, oscila de 0 (nada de fiabilidad) a 1
(fiabilidad perfecta).
En 1977, Upledger reportó una fiabilidad interexaminador moderada en algunos parámetros que conformaban la exploración del ritmo craneosacro, con un
valor de ICC de 0,57. Este estudio, aparte de presentar
serias limitaciones metodológicas, reportó un valor
anuario 2020
que, a dÃa de hoy, no es indicativo de buena fiabilidad
para recomendar un procedimiento de medición en la
práctica clÃnica. Posteriormente se han realizado otras
investigaciones similares que han obtenido resultados
contrarios a los de Upledger, presentados en la tabla
2.17
En el año 2016, Guillaud et al.20 publicaron una
revisión sistemática sobre la fiabilidad diagnóstica y
efectividad de la osteopatÃa craneal. Encontraron que,
por lo general, los estudios posteriores al de Upledger
no pudieron replicar sus resultados, obteniendo valores de fiabilidad aún peores, con un riesgo de sesgos
elevado.
Efectos de la terapia manual en las suturas
En el campo de la osteopatÃa craneal hay descritas distintas técnicas, desde movilizaciones rÃtmicas
o tracciones hasta técnicas de alta velocidad, las manipulaciones («crujidos»), que tienen como objetivo
mejorar la movilidad de las suturas craneales e, incluso, liberar aquellas que presentan una «fijación».
Además, también se afirma que dichas técnicas son
capaces de modificar la presión intracraneal.21
En el año 2006, Downey et al.21 publicaron un estudio con el objetivo de evaluar si las técnicas de osteopatÃa craneal eran capaces de mover las suturas del
cráneo, y si ese movimiento se traducÃa en un cambio
de la presión intracraneal. Anestesiaron trece conejos,
a los que incorporaron unos sensores de movimiento de la sutura coronal y sensores de variación de la
presión intracraneal. Se aplicó a los conejos fuerzas
progresivas de distracción sobre dicha sutura de 5, 10,
15 y 20 gramos (simulando la técnica de osteopatÃa
craneal «Craniosacral Frontal Lift»). Además, a uno
de los conejos se le aplicaron fuerzas adicionales entre 100 y 10.000 gramos.
Para las fuerzas de entre 5 y 20 gramos (comúnmente utilizadas en la aplicación clÃnica de dichas técnicas), no se obtuvieron diferencias en la separación
TABLA 2. Ãndice de fiabilidad de algunos estudios
(explicación en el texto)
63 el escéptico
de la sutura ni la presión intracraneal con respecto a
la situación en reposo. Solo se obtuvo una diferencia
cuando se aplicó una fuerza de distracción de 5000
gramos, apreciándose una separación de 0,30 mm
que, sin embargo, no se tradujo en un cambio en la
presión intracraneal.21
Debe tenerse en cuenta que las diferencias encontradas en conejos (cuya estructura anatómica craneal
es menos resistente que la del humano) con la aplicación de 5 kg fueron mÃnimas, sin producir alteraciones
en la presión intracraneal. Es por ello que los autores
del estudio concluyen que se necesita otra base biológica para explicar por qué las técnicas de osteopatÃa
craneal podrÃan ser efectivas.21
Criterios de causalidad de Austin Bradford Hill
Se pueden utilizar los criterios de causalidad de
Hill previamente mencionados, con el objetivo de
evaluar cuánta confianza debemos poner en el constructo teórico de que las disfunciones osteopáticas
craneales son causa de dolor o patologÃas. En general,
el conjunto de la literatura publicada con respecto a la
osteopatÃa craneal nos lleva a sacar las conclusiones
relacionadas en la tabla 3 con respecto a qué criterios
de Hill se cumplen para este constructo teórico.
TABLA 3. Criterios de causalidad de Hill aplicados
al constructo teórico de la osteopatÃa craneal
El constructo teórico de la osteopatÃa craneal no
cumple ninguno de los criterios de causalidad de Hill;
por tanto, no tenemos motivos para proponer la evaluación y tratamiento de las disfunciones osteopáticas
craneales en ningún tipo de pacientes en la práctica
clÃnica.
Conclusión
Tras la revisión de la literatura referenciada en el
apartado de osteopatÃa craneal del informe del SEFITMA, la evaluación de su metodologÃa y riesgo de sesgos, y la de la consistencia entre dicha metodologÃa y
sesgos y los resultados de los distintos estudios, podemos concluir que varias de las afirmaciones recogidas
TABLA 3. Criterios de causalidad de Hill aplicados al
constructo teórico de la osteopatÃa craneal
en el informe del SEFITMA no se sostienen en las
publicaciones referenciadas para su justificación.
Por otro lado, el análisis de dicha literatura nos impide concluir que la osteopatÃa craneal sea un procedimiento plausible y con efectividad contrastada de manera fiable mediante el método cientÃfico, que pueda
ser recomendado como una opción terapéutica para
ningún proceso de salud.
Finalizaré con una cita de Flynn TW, Cleland JA
& Schaible P del año 2006:3 «The challenge is clear:
prove that it works, or move on» (âel reto está claro:
pruebe que funciona o márcheseâ).
La osteopatÃa craneal ya se tenÃa que haber
movido a un lado, y si no lo hace, hemos de ser
los profesionales sanitarios quienes la movamos.
La fisioterapia no puede amparar bajo su techo
esta y otras pseudociencias
el escéptico 64
anuario 2020
Foto de Fondazione Don Gnocchi en Flickr: https://www.flickr.com/photos/dongnocchi/
Y añadiré por mi parte: la osteopatÃa craneal ya se
tenÃa que haber movido a un lado, y si no lo hace,
hemos de ser los profesionales sanitarios quienes la
movamos. La fisioterapia no puede amparar bajo su
techo esta y otras pseudociencias. Es el momento de
pronunciarnos sin miedo:
«La Fisioterapia no es una pseudociencia».
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