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La ciencia y la guerra
MARCOS PÉREZ
A
pesar de lo que parece, la guerra no es un festejo que comience con el chupinazo de la primera bomba y acabe con la t r ac a fi n a ld el aú l t i m as a l va de mort e r o . La guerra empieza mucho antes, cuando alguien la decide, la p l a n i fi c ayh ace las cuentas de lo que l eva a c o s t a r.También acaba mucho después, porque la gente sigue muriendo durante meses a causa del hambre, la pobreza, la enfermedad y las heridas que causa. Por eso, porque no ha terminado todav í a ,s i g u e siendo necesario hablar de la guerra de Irak, desentrañando por ejemplo el papel que juega la ciencia, y en p a r t i c u l a r l o s avances tecnológicos, e nl a forma en que se hac eys ep r es e n t al ag u e r r a . En los días previos al comienzo de los bombardeos y durante las primeras fases de la guerra, los medios de comunicación se hicieron eco del s o fi s t i c ado arsenal a disposición de las fuerzas angloamericanas. Misiles guiados por láser,av i o n e st e l e d i r i g idos, bombas capac e s d e i n u t i l i z a r aparatos electrónicos, conexión a Internet en el campo de bat a l l ay g af as de visión nocturna de última generación parecían garantizar una guerra rápida, eficaz y sin apenas víctimas civiles. Sin embargo, esa misma tecnología también permitía a los reporteros retransmitir en d i r e c t o l a p r i m i t i va r e a l i d ad d e l a muerte bajo las bombas, dejando en evidencia la naturaleza promocional de aquel despliegue tecnológico. Al f in y al cabo, todo publicista sabe que la ciencia, con su aura de precisión y novedad , ayuda a mejorar la imagen de cualquier producto, ya sea un cosmético, un electrodoméstico o la propia guerra. La versión o ficial que se nos dio de este conflicto reunía los dos argumentos más poderosos de cualquier anuncio: lo
nuev oyl og r atis. Una guerra como nunca antes se había visto. Una guerra sin apenas muertos.
Aunque no es fácil cuantificarlo con exactitud, España dedica al menos el 39% del dinero público disponible para la investigación científica y el desarrollo tecnológico en proyectos militares.
Lo cierto es que desde que nuestros antepasados de la Edad de Bronce comenzaron a fabricar armas de metal, las innovaciones tecnológicas han jugado un papel esencial en la historia de la guerra. El carro de batalla egipcio, las armaduras griegas o la invención de la pólvora son algunos hitos de la tecnología que cambiaron las leye sd el ae s t r at e g i a m i l i t a r. E ne ls i g l o XX ,l o s avances c i e n t í ficos dieron pie al desarrollo de las armas nucleares, cuya enorme capacidad destructiva ha cambiado l an at u r a l e z ad el a sg u e r r a s .E li n fo rme Franck de 1945 reconocía que "el desarrollo de la potencia nuclear constituye una importante contribución al poder tecnológico y militar de los Estados Unidos, pero al mismo tiempo plantea graves problemas económicos y políticos para el futuro del país", y terminaba desaconsejando el empleo de la bomba atómica contra Japón. De hecho, el Proyecto Manhattan en el que cientos de ingenieros y científicos c o l aboraron para desarrollar esta arma puede considerarse uno de los pri-
meros pasos hacia la aparición de la "gran ciencia", carac t e r i z ada por la necesidad de ingentes presupuestos y equipos humanos para la consecución de objetivos científicos tan ambiciosos como viajar a la Luna o desvelar los secretos del genoma humano. Finalmente, este comentario no puede terminar sin hacer una referencia a la importancia que nuestro país concede a la investigación milit a r. Aunque no es fá c i lc u a n t i fi c a r l o con exactitud, España dedica al menos el 39% del dinero público disponible para la investigación cient í fica y el desarrollo tecnológico a proyectos militares. Esta proporción es comparable a la inversión de I n g l aterra (37%) o Francia (25%) y muy superior a la de Alemania (9%) o Japón (4%). La s i t u ación es todav í a más grave si tenemos en cuenta que e ne s t o sp a í s e sl a financiación pública no constituye una parte tan importante del dinero total de la ciencia como en España. Quizá por ello son hoy más necesarias que nunca iniciat i vas como la d el a Fundación por la Paz, con una campaña para denunciar inversiones que "no tienen utilidad s o c i a l , f omentan las guerras y la carrera armamentística y consumen recursos en detrimento de la investigación c i v i l " .
Página web de la Fundación por la Paz / Fundació per la Pau (http://www.fundacioperlapau.org). (Fundación por la Paz)
56 (2004) el escéptico