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el circo paranormal
ante un condescendiente Sardá y sin ningún tipo de contrapunto racional, los profesionales de lo raro-y-a-ser-posible-falso Javier Sierra y Julio Marvizón desgranaron uno tras otro todo el arsenal de tópicos acumulados durante décadas, en una completa antología de argumentos rebuscados que suponen lo más granado y reaccionario de este rancio correlato latino del creacionismo científico que es la sindonología. Entre ellos, cómo no, el falso experimento de Kouznetsov, presentado como si fuera bueno. Hasta ahí, todo normal. Pero, de repente, Marvizón se zambulló de lleno en una demostración de sobrenatural paranormalidad: nos informó de que Willard Libby, "creador del método del carbono 14", había hecho severas críticas al proceso seguido en la datación de 1988 y se había unido al coro de beatíficas voces que denuncian la falsedad de la datación medieval. ¡Milagro! ¡Milagro! Ya no se trata de que Libby hubiese dicho las tonterías que Marvizón le atribuyó, lo cual habría sido por sí mismo un hecho extraordinario exigente de pruebas extraordinarias. Lo milagroso, lo auténticamente milagroso, es que Libby, ante la invocación de Marvizón, se levantó de su tumba para criticar unas dataciones de 1988, realizadas ocho años después de su fallecimiento en 1980. Pero éstos y no otros son nuestros prodigiosos profesionales de la paranormalidad. Sí, señores escépticos, mentes cerradas. Aunque no lo crean, invocando a la sábana santa, Javier Sierra y Julio Marvizón dijeron: "¡Libby, levántante y anda!". Y Libby, obediente, "se levantó y andó". Y Sardá, sin enterarse. Ni ellos tampoco, por supuesto. Así está el patio. Jodidos andamos, como en el chiste. Pero, en este caso, sin maldita la gracia.
JOSÉ MARÍA BELLO
Los primitivos habitantes de Canarias y el Oriente misterioso
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Willard Libby.
berti, matizando las declaraciones del arzobispo Poletto, al decir que "las preocupaciones expresadas por una parte del mundo científico acerca de la datación, que podría haber sido afectada por las desgracias y tribulaciones de la sábana a lo largo de los siglos, y en particular el calor de los incendios, podrían afectar también a cualquier nueva prueba", por lo que "las futuras pruebas para datar la sábana sólo serán autorizadas cuando el método haya sido previamente aclarado". No deja de ser un síntoma preocupante que el nuevo arzobispo de Turín se decida ahora a dar crédito a las falsas investigaciones de Dmitri Kouznetsov, un científico que, además de haber sido descubierto en fraude en el caso de la sábana, ha protagonizado otras historias peculiares fue desacreditado por sus antaño colegas creacionistas debido al empleo de citas falsas en sus obras y que, tras su estancia en la cárcel de Connecticut por un asunto turbio relacionado con irregularidades bancarias, ha desaparecido sin dejar rastro. Pero, a pesar de lo que científicos y escépticos de todo pelaje podamos opinar, la sábana de Turín no para de hacer milagros. El último se produjo el pasado 25 de mayo durante la emisión del programa Crónicas Marcianas. En él,
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ada cierto tiempo, sobre todo en verano, cuando parece que la afluencia de noticias es menor que el resto del año, los medios de comunicación intentan llenar espacio y tiempo sacando a la luz toda suerte de curiosidades, algunas ya bastante conocidas. Durante el periodo estival, los misterios llaman a la puerta de la prensa, como Georgie Dann a la de la radio o Verano Azul a la de la parrilla de TVE. Así pues, no sorprende que Antena 3 Noticias Tenerife diera cierta cobertura no sin cierta sorna, eso sí a uno de estos cuentos de una noche de verano que hacía referencia a una hipótesis sobre el origen de los aborígenes canarios. Ciertamente, el tema es bastante recurrente, pero no así la teoría que lo retoma, que aboga por un origen no bereber el más aceptado ni, entrando en el terreno de la especulación, fenicio o cartaginés o, pasando por la fantasía más extendida, atlante; sino uno completamente diferente y doblemente sorprendente por lo inesperado y alejado, geográficamente hablando: China. Efectivamente, los coloquialmente llamados guanches llegaron a las islas afortunadas desde los remotos confines del Celeste Imperio, merced a la pericia marinera de sus habitantes, a los que el autor de la teoría, el físico y augur de desastres naturales varios Guillermo Rodríguez, considera los mayores viajeros de la antigüedad. Las pruebas que sustentan esta hipótesis parecen ser básicamente lingüísticas: el vocablo guanche vendría de la denominación de la región conocida como Wan Chi, y Canarias no sería la referencia latina a tierra de canes, sino la oriental a tierra cenicienta
el escéptico
(Verano 2000)
el circo paranormal
por aquello del origen volcánico, por citar sólo dos ejemplos. Pero no crean ustedes que el buen señor se para ahí. Los chinos, que, amén de grandes viajeros, debieron ser los primeros en reconocer aquello de que España es diferente y venir a hacer turismo, también se establecieron en el País Vasco, según se desprende de la traducción china de Euskadi, que vendría ser la puerta de Europa. De modo que canarios y vascos compartirían un pasado común en el poderoso dragón chino. Eso sí, al margen de estas similitudes lingüísticas, el autor, de tan sigular hipótesis no parece aportar nada más: quedan fuera cuestiones geográficas, étnicas, históricas o puramente lógicas. Pero el lector avispado ya sabe que eso de las pruebas nunca ha sido problema para quien arde en deseos de demostrar algo, aunque a los atribulados chinos les costará trabajo hacerse un hueco en el banquillo de quienes reclaman la paternidad de canarios y vascos, que son muchos, variados y mal avenidos. Culminaba el experto recomendando es de suponer que en broma, a los que ansiaban tener en Canarias un idioma propio, que acogieran como tal el chino. Guillermo Rodríguez es relativamente popular en Canarias por las diversas predicciones de desastres naturales que ha realizado a lo largo de muchos años, resaltando para quien estas líneas escribe la de un temporal de lluvias que azotaría en el invierno de 1983 el valle de Aridane, en La Palma, y que provocó el saqueo de los supermercados locales a la caza y captura de alimentos de primera necesidad. Lo único que llegó al final fue una ola de calor y polvo africano, y es que no se puede acertar siempre. Por si acaso, uno empieza a dar por buena la canción del grupo local Soul Sanet que dice aquello de que "aquí (en Tenerife), donde
(Verano 2000)
yo nací, se pelea como Bruce Lee", porque, parafraseando al Fu Manchú, el mundo volverá a saber de esto.
LUIS JAVIER CAPOTE PÉREZ
El niño-batata y el `hombre de los caramelos'
no de mis vicios ocultos favoritos es leer prensa paranormal mientras viajo en tren. No me pregunten por la causa de semejante afición, por favor. El caso es que estaba ojeando el número de mayo de la prestigiosa y seria revista Más Allá cuando, en la página 15, me encuentro con este notición: "Convertido en... ¡batata! Sucedió en una escuela de Borno, Nigeria. Tres alumnos acudieron desesperados al despacho de la directora para decirle que, tras aceptar una golosina de un extraño, uno de sus compañeros se había convertido en... ¡batata! Cuando ella fue al lugar de los hechos, encontró, en efecto, un tubérculo, que ahora está siendo analizado. De momento, la Policía investiga el caso". Después de mirar y remirar la revista para cerciorarme de que no estaba leyendo la sección de humor o de que no se me había traspapelado una página de El Jueves, tuve que aceptar que aque-
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llo era presentado como una noticia de verdad. Un niño transformado en batata. ¿Se dan cuenta? Batata: Ipomoea batatas, familia convolvuláceas. O sea, un boniato. Y todo causado por el misterioso hombre de los caramelos, terror urbano de nuestra infancia que, no contento con limitarse a engancharnos a horribles drogas o inocularnos enfermedades tremebundas, ahora se dedica a transformar a los niños en boniatos. Y lo serio que parece todo en la noticia: la directora que se desplaza al "lugar de los hechos", el análisis ¿autopsia? del niño-boniato y la Policía que investiga el caso, eso sí, sólo "de momento". Y habrá que ponerle un nombre a este nuevo fenómeno paranormal, uno de esos tecnicismos a los que son tan aficionados nuestros amigos los magufos. No sé... yo sugeriría boniatogénesis, que recuerda a fantasmogénesis; pero quizá sea más apropiado boniatomorfosis, que describe mejor el asunto. O, mejor aún, boniatomorfosis inducida, que es como más clínico. Y habrá que estudiar seriamente el tema, que es de la mayor gravedad: ¿quién es este hombre de los caramelos?, ¿por qué se manifiesta en todo el mundo y desde hace siglos?, ¿es un extraterrestre?, ¿un hombre de negro?, ¿está la CIA en el ajo?, ¿hay una conspiración de silencio para ocultar la realidad de las boniatomorfosis inducidas? ¡Exijo a Javier
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