Recomendamos la lectura de este artículo en formato pdf, respetando su maquetado original.
Para ello pinche en la imagen de la primera página que aparece arriba.
Para facilitar su difusión, proporcionamos también la versión del artículo en html y texto, pero tenemos que advertirle que su extracción ha sido realizada por herramientas automáticas y puede que no conserve completamente la composición original.
Texto plano (desmaquetado) del artículo : Mostrar el texto plano (segunda vez esconde)
DE OCA A OCA
LAS VACAS LOCAS Y EL ANUMERISMO
Hace meses que no utilizo mi coche particular. Utilizo el autobús o, cuando el tema es urgente, el taxi. Para evitar tener que llamar cada vez a un taxista diferente tengo "mi" taxista. Hace unos cuantos días, iba con mi taxista a hacer mi programa de radio semanal en Radio Popular. El taxista me preguntó por el tema del que iba a hablar ese día. Le dije que de las vacas locas. Le expliqué que las vacas locas no son, ni más ni menos, que un error en el plegado de las proteínas, no hay ADN ni ARN... y terminé diciéndole que en mi opinión se estaba haciendo una montaña de un tema que no era tan alarmante como nos lo presentaban los medios de comunicación. Le expliqué que hay que ser precavido, que no hay que alimentar a las vacas con piensos cárnicos, que el que los priones evolucionen los convierten en una bomba en potencia, pero que no había que causar alarma social, como había sucedido en este caso. Le expliqué que en Inglaterra había habido 185.000 casos de vacas locas y únicamente un centenar de enfermos humanos; por tanto, por casi cada dos mil vacas enfermas se daba un caso en personas. En España ni siquiera había habido treinta vacas con esta patología, por lo que podía estar tranquilo dado que la probabilidad de haber adquirido la enfermedad era ínfima. Entonces él me dijo que su hijo había estado estudiando inglés en la pérfida Albión y que había comido hamburguesas. Le volví a decir que sólo se habían dado 85 casos en casi 50 millones de habitantes. Que no se preocupase, que la probabilidad de que le tocase a su hijo era menor de dos en un millón, que estuviera tranquilo... Aunque estar tranquilo no significase que los estados no deban tomar medidas para atajar la enfermedad. Entonces me dijo "ya, ¿pero... y si me toca a mí?" ¿Y si me toca a mí? Me di cuenta de que mi discurso había sido inútil. El común de los taxistas y de los demás ciudadanosno entiende nada de probabilidades. Recordé el libro de nuestro colega del CSICOP, John Allen Paulos, titulado "El hombre anumérico". Lo busqué en mis estanterías, lo encontré y empecé a releerlo. Me volvió a parecer un libro estupendo. Hubo una frase que me hizo reír. La leí. La releí y me reí y reí... por no llorar. Paulos se refería a las características de los anuméricos, y decía que una de ellas es el repetir la frase: "¿Pero... y si me toca a mí?". é
Félix Ares, Presidente de ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico
otoño - invierno 2000
el escéptico
53