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CARTAS AL DIRECTOR
SOBRE "EL PELIGRO CREACIONISTA" En el interesante artículo "El Peligro creacionista: el caso `Plimer'", escrito por mi amigo el paleontólogo Eustoquio Molina, que apareció en la revista `El Escéptico' núm. 8, pág. 23, se indica que "si se encontrara el Arca de Noé, se demostraría la visión fundamentalista del planeta y la sociedad". Como me enseñó mi amigo Javier Clemente, quizás eso no sea cierto del todo, ya que desde el siglo XVI se suscitó una cierta controversia no muy extendida por desgracia en algunos medios cristianos con motivo del descubrimiento de América y las supuestas medidas del Arca de Noé. Es decir, a lo largo de la Edad Media se había discutido acerca de como podían caber las diferentes especies animales en un arca de tamaño finito. Hemos de recordar que según el libro del Génesis, 6.14-16 dichas medidas eran de 300 codos de largo, 50 codos de ancho y 30 codos de alto (lo que viene a ser unos ciento cuarenta metros de largo, veintidós de ancho y doce de alto, es decir, un volumen de 36.960 metros cúbicos como un campo y medio de fútbol de largo, por sólo la mitad del mismo de ancho, por una altura de cuatro o cinco pisos). Un espacio grande, sí, pero no en exceso si uno lo quiere llenar con todos lo bichos que habitaban Europa, África y Asia. Tras muchos debates, al final de la Baja Edad Media, se había llegado a un cierto consenso sobre las hipótesis más verosímiles al respecto. Sin embargo, cuando América se descubre (y más tarde Oceanía), empieza a multiplicarse el número de especies y, si uno era mínimamente racional (y había mucha gente así), debía ver una cierta discrepancia entre los datos que habían llegado de las discusiones medievales y las nuevas evidencias surgidas de la colonización europea del Nuevo Mundo. Eso llevo a algunos autores cristianos a defender en sus textos una especie de evolución creacionista, basada en la tradición cristiana y, también, en su experiencia sobre la naturaleza. Según sus hipótesis, Noé había llenado efectivamente de parejas de animalitos su arca, pero ellos, posteriormente y tras salir de la nave, habían sufrido una suerte de evolución y diversificación, rompiendo con el principio de que la naturaleza había sido creada exactamente tal cual por Dios al inicio de los tiempos. Es decir, todo procedía de un universo creacionista, pero había habido un proceso posterior tras el diluvio de diversificación, y unas especies animales habían dado lugar a otras nuevas. Más inteligentes que los creacionistas actuales, esta gente trató de actuar de forma razonable, dentro del marco de creencias de su tiempo y, usando la cabeza para algo más que para rematar los córners. Intentaron aunar fe y razón, dejando fuera un fundamentalismo improductivo que, incluso hoy, no sirve para nada, ni siquiera en los círculos cristianos. Es decir, el hallazgo del Arca de Noé demostraría que se habían metido muchos bichos en un barco marinero, pero no nos diría ni como se crearon los mismos, ni explicaría la enorme diversidad de especies que pueblan hoy nuestro mundo. Sería útil publicar un repaso en esta revista de los autores que se plantearon estas dudas que aquí he manifestado, y como trataron de resolverlas. Alfonso López Borgoñoz
Contestación de Eustoquio Molina: Es un placer contestar una carta de "réplica" tan amigable y admitir que Alfonso López Borgoñoz tiene toda la razón. Afirmar que "si se encontrara el Arca de Noé, se demostraría la visión fundamentalista del planeta y la sociedad" es algo que ningún escéptico racionalista debe hacer sin explicar las razones y esto es lo que me propongo hacer a continuación. En mi artículo sobre el caso Plimer tomé como base un mensaje que el propio Ian Plimer difundió por correo electrónico tratando de explicar su caso. También tuve en cuenta otros artículos de diferentes autores para tratar de ser lo más objetivo posible, pero traté de reproducir fielmente aquellos párrafos de Plimer que parecían hechos objetivos, tratando de ser riguroso en el relato de los acontecimientos. La frase en cuestión es una traducción literal del mensaje de Plimer, manifestando la pretensión de los creacionistas "científicos". Tanto a él como a mí no se nos ocurrió que pudiera parecer una afirmación nuestra, dada nuestra militancia en defensa del evolucionismo y del racionalismo. Probablemente mi amigo Alfonso comprendió nuestra intención, pero le apetecía dar lugar a un cierto debate sobre las afirmaciones pseudocientíficas referentes al Arca de Noé. En este sentido, la idea de que todos los animales pudieran caber en las reducidas dimensiones de un barco me parece absurda y carente de base científica. No sólo debido a que los animales grandes no cupieran, sino también por la imposibilidad de reunir a todos los millones de especies de animales pequeños. Una explicación bastante cómica para justificar la falta de espacio es la creencia de muchos pseudocientíficos de que los dinosaurios se extinguieron porque no cupieron en el Arca. Nunca he leído una explicación para el proceso de reunión de los animales pequeños, pero seguro que sería igual de cómica. Los aspectos de tipo histórico que relata Alfonso referentes a las explicaciones que los cristianos españoles más sensatos hicieron a partir del siglo XVI, tratando de integrar las ideas religiosas sobre el Arca y los datos científicos evolutivos, serían útiles para escribir un artículo muy interesante, pero están hoy superadas. La interpretación literal de la Biblia denota una gran ignorancia de los datos geológicos y paleontológicos. En la actualidad,
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la posición predominante entre los cristianos es que el relato bíblico es alegórico y simbólico, admitiendo la teoría de la evolución ante las abrumadoras evidencias aportadas por la ciencia. En consecuencia, la posición fundamentalista de los pseudocientíficos creacionistas, de demostrar su visión del planeta y la sociedad, es hoy un anacronismo, peligroso como ilustra el caso Plimer, y sería deseable que las organizaciones escépticas y racionalistas denunciaran más activamente las actividades pseudocientíficas de los creacionistas más fanáticos. Eustoquio Molina Estimado Director: Quiero repartir mi carta en dos partes: una primera que va más acorde con la risa y otra más acorde con ayudar a las revistas menos favorecidas de la vorágine "¡cuentista!" que nos acosa. La parte de risa es porque me he reído muchísimo con el articulo de Borja Marcos. Si lee el articulo que aparece en la pagina nº 9 del numero de El Escéptico nº 7 donde narra los premios Ig Novel, y lee el invento de la fallecida Charlotte Blonsky de Nueva York donde ayuda a las mujeres en los partos, pues puede imaginarme a mi dando, un paseo por un camino que hay cerca de mi casa y riéndome solo, al tiempo que miro a mi alrededor por si hay algún vecino y me ve y piensa que estoy loco. Aún me río pensando en la pobre mujer amarrada a
una mesa redonda y girando a 200 km/h y después ¡¡PLAFFF!! el niño sale volando y cae en los brazos de la comadrona situada a 50 m de distancia respecto a la mesa. En verdad, no se como puede haber personas que sacrifican años de su vida, para tener una cultura, unos conocimientos, etc., y después pierden el tiempo diciendo chorradas como esas. La parte de ayuda es porque, al igual que un día Saúl Blanco fue socio de Muy Interesante, yo también lo soy, y lo sigo siendo. La verdad es que me gusta pues tienen un lenguaje fácil, y la leemos mi padre y yo y nos gusta. Yo gracias a ella descubrí a El Escéptico y, lamentablemente, digo lo mismo que Félix Ares. Pues creo que da una de cal y dos de arena. Le agradecería que a las revistas como Muy Interesante, y otras, hay que de vez en cuando darles un poco de caña, para que se centren. Pero, yo y muchos como yo no tenemos los conocimientos que hay que tener para criticar justamente determinados artículos. Por que creo que algunas veces nos las dan con queso. Es triste que revistas que llevan una buena trayectoria, las editoriales ante una determinada bajada de calidad recurran a lo fácil, y barato para intentar subsistir sin importarles sus lectores. Bueno reciban un saludo, muy fuerte Bernardino Rozada Fernández
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PRÓXIMO NÚMERO: HISTORIA Y PSEUDOHISTORIA
En nuestro próximo número abordaremos especialmente algunos de los supuestos misterios históricos que llenan las revistas pseudocientíficas, muchos de los cuales han sido asumidos como verdades a causa de su machacona repetición no sólo en los medios paranormales habituales sino, desdichadamente, también en la prensa normal, radio, televisión o cine. Así, la Atlántida, el mapa de Piri Reis o los misterios del Grial forman iconos populares de gran peso específico en el mundo de la pseudohistoria y son tema de portada habitual en las revistas del ramo. Una visión crítica de estos misterios del pasado revela, como siempre, que el método pseudocientífico se basa en la elucubración, la manipulación de los datos o la mentira galopante, pero sobre todo nos enseña que el auténtico estudio del pasado humano constituye una ciencia en el que el pensamiento crítico y el análisis cuidadoso son herramientas indispensables. Con artículos, entre otros, de Enrique Moradiellos sobre "El conocimiento de la historia: el largo trayecto desde el mito legendario a la ciencia humana", Inés Rodríguez Hidalgo sobre "¿Hubo un eclipse durante la crucifixión de Jesús?", etc, Y, además, Primer Contacto, Mundo Escéptico, Cuaderno de Bitácora, Guía Digital, Paranormalia, De Oca a Oca, Un marciano en mi buzón, Crónicas desde Magonia y Sillón Escéptico.
Coordinación a cargo de Julio Arrieta
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