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Los caballeros
DAVID GALADÍ-ENRÍQUEZ
Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mis más terribles experiencias. Y aquí dentro los siento, a veces, agitarse y vivir con una vida oscura y extraña, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie. Tal vez muy pronto tendré que hacer la maleta para el gran viaje. No quiero, cuando esto suceda, llevar conmigo el tesoro de oropeles y guiñapos que ha ido acumulando en los desvanes del cerebro mi caudal de experiencias normales... y paranormales. Ya al final de mi vida de pecador, mientras, canoso y decrépito como el mundo, espero el momento de perderme en el abismo sin fondo de la divinidad desierta y silenciosa, me dispongo a dejar constancia de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud. Fue un verano cualquiera en las postrimerías del segundo milenio, en una ciudad costera española llamada Castellón. Asistía a un congreso semiclandestino de una de tantas organizaciones secretas a las que pertenecí en tiempos. El doctor Bernard E. Marsden, mi amigo físico nuclear desaparecido en extrañas circunstancias, me contagió una costumbre saludable: para ayudarme a conciliar el sueño, procuro olvidar todo lo relacionado con mi trabajo antes de irme a la cama. Para ello fumo al borde de un lago la última pipa de la jornada, escucho un rato la radio o miro un poco la televisión. Quiso el destino que aquella noche, tan tarde, tras las arduas sesiones del congreso, eligiera la última de estas opciones. Cuando la habitacioncita del hotel empezó a iluminarse con la luz del televisor, no pude dar crédito a mis ojos, aquello no me podía estar pasando a mí. Recordé de inmediato el relato espeluznante escrito por George Langelaan en el siglo XX: La dama de ninguna parte. En ese relato (rigurosamente cierto en todos sus aspectos científicos, como bien conoce la CIA, pero publicado con forma de historia ficticia por imposición de la Casa Blanca para evitar la difusión de secretos trascendentales), un científico establece contacto con seres de la quinta dimensión a través de un aparato receptor televisivo. Igual que en el texto de Langelaan, en mi pantalla empezaban a adivinarse las formas confusas de varios seres humanos que dialogaban entre sí.
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ninguna parte
DOCTOR EN ASTROFÍSICA, INVESTIGADOR DEL CENTRO DE ASTROBIOLOGÍA (TORREJÓN DE ARDOZ, ESPAÑA)
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Sin embargo, no se trataba de personas cualesquiera: sin duda procedían de la dimensión desconocida, de la zona crepuscular o de otro plano astral. Difícilmente podrían algunos de esos seres seguir vivos a aquellas alturas del siglo. Imposible sería que, caso de vivir, siguieran en activo y ejerciendo la misma profesión. Al día siguiente consulté por Internet con el agente local, Pazos, quien me confirmó sus identidades y, de paso, me advirtió de que se trataba de un verdadero grupo de profesionales. La frecuencia sintonizada correspondía a la emisora Canal Nou: atentaría contra todas las normas de la decencia y de la lógica que en un país europeo y culto, una emisora de televisión estatal ofreciera sus ondas a semejante comando. No, no; cuando se descarta lo inimaginable sólo queda lo aparentemente imposible: en mi cuartito de hotel estaba sucediendo un poltergeist de ámbito restringido, un fenómeno paranormal provinciano, un verdadero expediente equis español digno de Iker Jiménez, porque mi tele se había convertido en una puerta hacia la otra realidad. Me apresté a seguir con detalle el desarrollo del evento, cumpliendo así mi deber aunque pusiera en peligro la integridad de mi sistema nervioso central, amenazado por las propiedades nocivas de las ondas hercianas pentadimensionales que emanaban del receptor de televisión. Ante mis asombradas pupilas se van sucediendo los semblantes de estos caballeros de ninguna parte. El primero en manifestarse es un señor añoso, calvo y de barba luenga al que no tengo dificultad en reconocer. No obstante, para mayor seguridad, someto la imagen a mi reconocedor informático facial integrado-registrador automático fisiognómico estándar (RIFI-RAFE) y la respuesta es inmediata: ¡el doctor Jiménez del Oso en persona! La estancia en la quinta dimensión no le ha sentado nada mal. Aunque sus párpados inferiores hayan desarrollado unos abultamientos inconcebibles tiempo atrás, mantiene intactos sus poderes mentales y comunicativos. ¿Cómo no evocar sus apariciones en las pantallas monocromas de la segunda cadena, tantos años ha, cuando su cadencia verbal, de sonoridad estudiada, nos hipnotizaba desde su despacho siempre en penumbra, después de la música inquietante y el dibujo espectral de la carátula de su programa, Más allá? Ahora, desde la otra realidad, y a pesar de la fuerte luminosidad pentadimensional y la pantalla en
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color, su grave voz resuena con más autoridad y temple visto intelectual de convicciones más firmes. En mi pueque nunca. El doctor comunica el motivo de su presencia. blo, por ejemplo, lo que jamás se les pasa por la cabeza Se manifiesta a los terráqueos para hablar de ovnis, y con a los científicos es la posibilidad de no dudar... tal fin ha reunido un grupo selecto de notables que irá preEl doctor reconduce la ceremonia y pasa al siguiente sentando uno por uno. convocado. No reconozco su rostro y me veo obligado a El primer lugar le corresponde a un varón pícnico, con aplicarle un RIFI-RAFE de inmediato. El sistema inforcabello y barba plateados. Mi RIFI-RAFE ofrece lecturas mático me devuelve una identificación inequívoca: se traconfusas: lo más parecido a esta visión que halla en su ta de Ricardo Bofill hijo. El peinado pulquérrimo, las gabanco de datos es David, el gnomo. El doctor aclara el fitas intelectuales, cierto aire del chico más listo de la misterio de inmediato al presentar a este personaje como clase y unos modales impecables, no dejan lugar a dudas. Julio Marvizón. Aunque Jiménez del Oso se refiera a él Pero no. El doctor se refiere a él como Javier Sierra. A decomo un científico especializado en la atmósfera del pla- cir verdad, recuerdo lejanamente haber visto ese rostro en neta Tierra, con posterioridad pude saber que en realidad alguna prestigiosa revista científica, pero dudo entre puse había hecho conocido pronosticando el futuro en una blicaciones de antropología descriptiva (¡Hola!) y de ufoemisora televisiva regional llamada Canal Sur (de titula- logía experimental (Enigmas de otros mundos). Fiel a su ridad pública), donde solía aparecer a diario dando su opi- imagen, este chico propone una aproximación intelectual nión sobre si al día siguiente llovería o haría sol. Pero desde la otra realidad, Marvizón aparece para hablar no del fuBenítez, un verdadero científico que afirma: turo, sino del pasado. Describe una expe"No se me ocurre ni siquiera plantearme riencia personal localizada en un plano de la realidad temporal conocido como Réla posibilidad de la duda". gimen Anterior y al que él se refiere Nunca he visto intelectual de convicciones como "los años sesenta". Marvizón vio una luz. Vio una luz roja. Al parecer, la exmás firmes. En mi pueblo, por ejemplo, lo que periencia fue sobrecogedora. Marvizón jamás se les pasa por la cabeza a describe la escena en diestras pinceladas: "La gente corría porque corría". La luz se los científicos es la posibilidad de no dudar... perdió de vista. Cómo describir lo inefable... Marvizón busca palabras. No todos los días tiene uno ocasión de ver en directo la llegada de al asunto ovni. A él no lo convencieron, no, las Grandes una nave interestelar cargada de extraterrestres, el acon- Pruebas, sino la intrincada red de pequeños detalles cotecimiento tuvo que ser sin duda memorable. Nuestro re- herentes entre sí, las numerosas coincidencias entre teslator encuentra una analogía adecuada: "Parecía un me- timonios "no contaminados". Sin embargo, el joven no nos teorito". Pero, por supuesto, no lo era, sólo lo parecía. muestra desde la quinta dimensión su contaminómetro, ni Tras abrir la sesión con un documento de primera siquiera los planos. Afirma que ha tenido roces con mano y un testigo autorizado (no en vano, se trata de un "ellos": el atractivo mozo menciona al respecto una excientífico experimental especializado en otear las alturas), cursión campestre que hizo una vez a un cerro conocido el doctor nos presenta la siguiente entidad. En cuanto veo con el nombre de Montserrat en compañía de un amiguete aparecer su rostro en la pantalla desconecto el RIFI-RAFE. que se llamaba Carballal. Aquel día vieron un objeto de Esta vez sobra. ¿Cómo no reconocer a nuestro querido este tamaño (y hace un gesto ostensible abarcando entre Juan José Benítez? El paso por la quinta dimensión ha de- sus brazos un fragmento de espacio tridimensional dujado mella. Ya no luce el rostro afilado ni la esbeltez de rante un cierto intervalo temporal) sobre sus cabezas. Sin otrora. La luz pentadimensional confiere a sus ojos un as- duda este chaval se cuenta entre las personas que basan pecto vidrioso. Pero argumenta y discurre con la maestría las opiniones en su propio trabajo de campo. de un especialista que ha recorrido muchos, muchos, muEl doctor vuelve a manifestarse para presentar al próchos kilómetros en pos de lo ignoto. Benítez narra viejas ximo asistente, el cual se supone que acude al evento para remembranzas de su vida pasada, como el momento en ofrecer el contrapunto escéptico. Cuando aparece la faz que el contacto con la realidad le "disparó las alertas in- del convocado en la pantalla, mi RIFI-RAFE dispara la seteriores" y le hizo percatarse de que "caramba, aquí pasa ñal de alarma y muestra un mensaje parpadeante: "Ese algo extraño". Lamenta que haya por ahí gente pontifi- rostro... no es humano." Conmocionado, escucho cómo el cando sobre los ovnis sin moverse de casa, no como él, doctor se dirige a esa presencia con el apelativo: Andrés que ha recorrido medio mundo tras las luces esquivas, lo Aberasturi. La consulta de los documentos históricos acrecual lo sitúa en otro contexto y le otorga autoridad. De- dita el currículum de escepticismo y heterodoxia de la enfiende la ufología afirmando que "millones de personas no tidad Andrés Aberasturi durante su paso por este mundo. pueden equivocarse", si bien no especifica el número de En televisión pero, sobre todo, en la radio (incluyendo el kilómetros recorridos por cada una de ellas (dato funda- memorable programa Los últimos gatos, entre otros), Abemental para valorar la fiabilidad de sus afirmaciones). Be- rasturi se mostró casi siempre original, siempre polémico, nítez es un curtido investigador, un verdadero científico dubitador sistemático, iconoclasta, chispeante. Pero la que nos conmueve al afirmar: "No se me ocurre ni si- manifestación pentadimensional no es mi Andrés, que me quiera ya plantearme la posibilidad de la duda". Nunca he lo han cambiado. Empieza diciendo que le parece "ridíotoño - invierno 2000
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culo" que, si la Tierra está habitada, no puedan estarlo otros mundos. Proclama que le "mosquea el silencio oficial, el secretismo oficial" en lo referente al fenómeno ovni. Acaba concluyendo: "No puedo hacer otra cosa sino creer." No está nada mal como contrapunto escéptico. Benítez loa el carácter constructivo y dialogante de Aberasturi, al que califica de "escéptico moderado", en contraste con otras malas alimañas que andan por ahí. Investigo en los diccionarios castellanos tridimensionales, tanto de papel como electrónicos, y logro el siguiente descubrimiento significativo: al pasar a la quinta dimensión, las palabras cambian de significado, o al menos eso les ha pasado a las infortunadas voces "escéptico" y "moderado", que en paz descansen. El maestro Benítez puntualiza que la actitud ante el fenómeno ovni "no es un problema de fe, sino de información". ¡Acabáramos! Benítez aclara que las diferencias entre los seres de otros mundos y los humanos pueden ser como las que existen entre nosotros y las hormigas, lo cual no es óbice para que, según los testimonios, en los contactos con los extraterrestres se produzcan conversaciones en el "idioma natal" de los indígenas terráqueos. ¡Cómo no imaginarme a los zoólogos comunicándose con colonias de himenópteros en el "idioma natal" de las hormigas! Más tarde, nuestro kilometrado investigador abunda en la idea reflexionando: "Las sepias comen oxígeno con cobre; ¿por qué no va a haber seres basados en otros modelos químicos?" Confieso que Benítez consiguió desconcertarme, porque en otro momento aludió a viajeros galácticos que, pese a lo antedicho, se parecen mucho a los humanos pero se diferencian de ellos en el tamaño: "Los hay de metro y medio, y de tres metros." ¡Cuán variado se nos muestra, pues, el circo alienígena! El doctor, que debe de haber leído a Sagan, ejerce de sensato y defiende brevemente lo que el catedrático de Cornell llamaba "el chauvinismo del carbono". Interviene el muchacho de antes y da a entender que los extraterrestres están procediendo según un plan que
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pretende ir dándonos ejemplo, para entrenarnos. En ese sentido, los alienígenas actúan como verdaderos "provocadores culturales". El chicote desvela su encantador carácter fantasioso y juguetón (a la vez que su aún incompleta formación científica) cuando especula con el medio de propulsión de las audaces flotas estelares: "Optimizan la gravedad para convertirla en combustible." Consciente del carácter científicamente heterodoxo (por llamarlo de algún modo) de su tesis, el joven nos recuerda que "la ciencia hasta hace pocos años no contemplaba la posibilidad de planetas alrededor de otras estrellas". Tiene razón, tan sólo hace un puñado de siglos que científicos y filósofos discuten sobre la pluralidad de mundos, sean o no habitados y, desde luego, ¿qué son varias miserables centurias de ciencia y filosofía comparadas con los innumerables kilómetros recorridos por la ufología en sus escasas décadas de historia? Concluye el mozo que "el establecimiento científico no está preparado". Consulto en el diccionario la entrada "establecimiento". No entiendo nada. Anoto en mi agenda electrónica: "Encargar a la CIA un diccionario de castellano pentadimensional." Tras semejantes esfuerzos intelectuales, nuestros expertos se han ganado un descanso reparador. En el ínterin, se ofrece un reportaje ufológico repleto de novedades significativas. La vorágine informativa enlaza sin solución de continuidad los temas más diversos, desde encuentros lunares en la tercera fase (los astronautas estadounidenses se encontraron cara a cara con hordas de marcianos al desembarcar en la Luna) hasta la clave ufológica de los misteriosos, misteriosísimos círculos en los campos de maíz. Tomo nota de las nuevas revelaciones. El manual ufológico secreto del ejército del aire español siempre había defendido que lo que se encontraron los astronautas al llegar a la Luna fue un gallego comiendo empanada: insospechada diversidad morfológica la del circo ufológico, vive Dios. El clímax de la audacia del periodismo investigador se alcanza cuando desde la otra realidad se nos muestran imágenes obtenidas por un satélite artificial francés en las que se observan naves interestelares entrando en, saliendo de y aun rebotando contra la atmósfera terrestre a velocidades hipersónicas. Siempre me sorprenderá la valentía de estos intrépidos investigadores de lo desconocido: pudiendo ofrecer verdaderas imágenes en color de naves interestelares entrando y saliendo de nuestro planeta, optan por enseñar un vídeo borroso en blanco y negro donde a duras penas se aprecia un bolondroco difuso y varios puntitos luminosos que se mueven de acá para allá por la pantalla. Ojalá Julio Marvizón nos hubiera dado una analogía con que describir aquella visión, aquel documento. Pero no dijo nada. Puedo intentar emular su habilidad para el tropo describiendo el vídeo en estos términos: "Parecía un fraude". Pero, por supuesto, no lo era, sólo lo parecía. Resonaban aún en mis sienes las palabras rotundas del reportaje: "De que están ahí, no hay duda". No era yo el único sumido en un trance mental por el documento de periodismo de investigación, a juzgar por el cariz que adoptó el evento desde ese momento. Las presencias pentadimensionales empezaron a profundizar a partir de ese instante no sólo en cuestiones descriptivas, sino también en el análisis filosófico, psicológico e incluso moral del fe-
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PEDRO MIRABET
nómeno ovni y de los alienígenas. El chico de antes in- debió a ansias de ocultar información, sino a una volunsistía en su teoría de los extraterrestres como un "colegio tad cortés de no herir sensibilidades, porque ese algo de invisible". Se refiere a los investigadores de estos enig- origen extraterrestre es, como bien sabe la CIA, el cerebro, mas. Ah, siempre esa palabra, los investigadores... ¡cuán- y el bueno de Benítez no quería ofender a nadie al geneto ansío consultar el significado de esa entrada en el dic- ralizar diciendo que todos lo llevamos puesto sin tener cionario pentadimensional! El joven caracteriza muy pruebas definitivas. sagazmente el fenómeno ovni como un problema "extrahumano". Benítez, con ademán trascendente, plantea La manifestación paranormal de la inquietante posibilidad de que estén entre nosotros. El investigador viajero nos recuerda su ineentidades pentadimensionales termina fable teoría de "la quinta columna" al defender con un alegato de Benítez anatematizando que "hay pistas serias de que adoptan el cuerpo humano como camuflaje". ¡Flim, flam!: se a las fuerzas del mal: los escépticos. hace la luz en mi intelecto. La entidad Aberasturi: ahora entiendo la señal de alarma en mi RIFI-RAFE. La manifestación paranormal de entidades pentadiSuspiro aliviado al entender, gracias a Benítez, que mi ad- mensionales termina con un alegato de Benítez anatemirado periodista heterodoxo no ha perdido facultades crí- matizando las fuerzas del mal: los escépticos. Para emticas ni escépticas, sino que simplemente está siendo su- pezar, diagnostica el origen de su error: "Están mal plantado por una presencia alienígena en la otra realidad. informados." Proclama que la negación es anticientífica, Benítez se adentra en otro aspecto apasionante de la pero no aclara de dónde se ha sacado semejante idea. Y ufología: los grandes saltos cualitativos (sic) de la huma- ya cerca del fin, su sosiego se esfuma y da paso a una aginidad vienen de los extraterrestres. Anoto en mi agenda tación nerviosa, con hinchazón de las venas del cuello y electrónica: "Investigadores españoles explican el origen vehemencia sin par, cuando el maestro pasa a referirse a de la invención del botijo, la tortilla de patatas y el pan esos grupos que "intoxican premeditadamente, al servicio con tomate." El chaval de antes abona la hipótesis y ar- de la CIA", aclarando de paso que en el reino de España guye que no se trata de creer o no creer, sino de acudir a hay media docena de gentes de ese jaez. No sé si alelas hemerotecas a investigar. Además, hay picos de avis- grarme al comprobar la efectividad de nuestras acciones tamientos ovni antes de las grandes catástrofes. Sublime intoxicadoras, o si alarmarme al sabernos descubiertos. teofanía: los hermanos del cosmos acuden a salvarnos a Antes de curar mi sorpresa, la pantalla del televisor pretravés del espacio, más allá del tiempo... Porque, a pesar senta un chisporroteo anómalo y, exactamente igual que de lo raras que son las sepias que comen cobre, a pesar en La dama de ninguna parte, la frecuencia sintonizada de lo primitivas que son sentimentalmente las hormigas, recupera las emisiones normales (que no paranormales) los hermanos del espacio comparten con nosotros lo más del Canal Nou. hondo, como puso de manifiesto el intercambio de im¿Lo he vivido, o lo he soñado? La realidad me lo aclapresiones en torno a los sentimientos, la emotividad de los ra de inmediato: mi intercomunicador cifrado resuena, me alienígenas. llaman del cuartel general de la CIA. El sistema Echelon El poltergeist castellonense se acerca a su fin: las emi- ha captado la emisión procedente de la otra realidad. No siones hercianas que me llegan desde la otra realidad em- puede permitirse que desenmascaren con tal contundenpiezan a debilitarse. Benítez proclama con "seguridad ab- cia nuestra red de activistas, hay que pasar a la acción. soluta" que hay naves extraterrestres que nos visitan desde Recibo instrucciones de embutirme de inmediato en mi siempre. Preconiza, rotundo: "Y algún día los militares uniforme de chaqueta negro, vestir mis gafas negras, cortendrán que abrir sus archivos". Lapidario pronóstico del bata, zapatos y sombrero negros, y saltar a la dimensión fin definitivo de la ocultación de información importante desconocida para dar "solución" al asunto. Me muestro relativa al fenómeno ovni. dispuesto a ello pero, antes, tengo una pregunta: "¿CuánEl ente Aberasturi sufre un ataque de lucidez. Ya que to me daréis esta vez?". é campan por aquí como Pedro por su casa, propone por lo BIBLIOGRAFÍA menos "que nos den algo". Emotivo, Benítez replica: "Nos Bécquer, Gustavo Adolfo, introducción de Rimas y leestán dando mucho". Pudiera parecer que Benítez se reyendas. Colección Austral, Espasa-Calpe. Múltiples fiere ahora a bienes espirituales, pero no, está abundanediciones desde 1938. do en la intervención física de los hermanos del espacio Eco, Umberto, prólogo de El nombre de la rosa. Editoen los instrumentos de la vida cotidiana. Nos dice: "Hay rial Lumen. 1986. algo que viene de origen extraterrestre, algo que llevamos Langelaan, George, relato "La dama de ninguna parte", puesto". A pesar de la insistencia de sus compañeros penen la antología Relatos del antimundo. Ediciones tadimensionales, Benítez se obstina en no ser más explíLuis de Caralt. 1976. cito hasta que tengamos las pruebas definitivas. ¿Me equiDiccionario Esencial Santillana de la Lengua Española. voco, o el preclaro investigador Benítez nos está ocultando información importante relativa al fenómeno ovni? Espero que algún día abra sus archivos. De todas formas, nues- NOTA. Los fragmentos en cursiva que abren este texto se tros servicios secretos ya saben a qué se estaba refirien- han tomado de las dos primeras obras mencionadas en la do el investigador español. Y si no fue más explícito, no se bibliografía.
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