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das por una falta de sentido crítico. Por tanto, recuerda mucho más al antiguo género (hoy casi inexistente) de los florilegios o antologías de otros textos que al del ensayo. En ello reside buena parte del interés (y de los defectos) de esta obra. Las anécdotas se encuentran agrupadas en capítulos temáticos. "Un pasado dudoso" sobre los errores históricos, "Inventos y ocurrencias", "La mentira como una de las Bellas Artes"... La brevedad de cada capítulo permite introducir múltiples temas. Además de los citados, hay apartados para astronomía, biología, física, matemáticas, medicina, geografía... Como vemos, un completo muestrario de los frutos de la excesiva credulidad humana o de su capacidad de autoengaño. Aunque en las obras de este tipo resulta casi inevitable que la calidad sea muy variable, el autor ha hecho una buena selección entre las innumerables que podía elegir como ejemplos. No ha cometido el error de quedarse sólo con las más divertidas (aunque también las hay) sino que también ha incluido equívocos que tuvieron consecuencias trágicas e incluso funestas. Veamos un ejemplo de cada una de ellas: En la segunda década del siglo XX uno de los miembros de una familia de canteros italiana, los Riccardi, decidió realizar una falsificación de una escultura etrusca. Para ello, sencillamente, decidió aumentar el tamaño de una estatuilla auténtica. Sin embargo, entre otros errores, no calculó bien el tamaño de la terracota, de manera que cuando iba por la cintura se encontró con que no cabría en su estudio así que tuvo que modificar las proporciones. Como resultado, la escultura quedó claramente rechoncha. A pesar de la "chapuza" cuando el Metropolitan, de Nueva York (EE.UU.), tuvo conocimiento de su existencia no dudó en pagar por ella la fabulosa cantidad de 40.000 dólares (esto sucedía en 1921) así como en crear una nueva galería para la exposición de tan fraudulenta antigüedad. Así hasta 1933, en que uno de los Riccardi confesó la falsificación. Como suele suceder, entonces todo el mundo se asombró de que hubieran podido aceptar como auténtica una obra tan manifiestamente falsa aunque, como también acostumbra a pasar, el director del Metropolitan se negó a aceptar que hubieran timado de esa manera a la institución que él representaba. Hasta 1.960 la pieza continuó siendo expuesta. En ese año, un nuevo director decidió realizar pruebas químicas de la composición de la arcilla encontrándose en ella trazas de bióxido de
manganeso, compuesto que no se empleó hasta el siglo XVII. Desde entonces, la terracota está guardada en el almacén del museo. Veamos un ejemplo de errores trágicos. En 1932 la policía de Hamilton (Nueva York) recibió la llamada de que un yeti se encontraba durmiendo en una cabina. Por absurdo que pueda parecer la policía se tomó en serio el aviso, así que se personaron en el lugar varios agentes que comprobaron la existencia de algo en la cabina. Después de varios avisos y de un intento de huida del supuesto yeti, la policía abrió fuego resultando muerto el abominable hombre de las nieves que, en realidad era un mendigo que se había cubierto con varias pieles de animales para combatir el frío. Sin embargo, estos aciertos se ven perjudicados por varios errores. Uno de ellos, es una bibliografía muy reducida que impide el profundizar en el estudio de las citadas anécdotas. Otro error es que por una equivocación incomprensible, el índice onomástico que la obra incluye resulta totalmente inútil. En las páginas a que nos remite, no encontraremos ninguna mención al término buscado. Esperemos que en próximas ediciones se subsanen ambas deficiencias.
(J. L. C. B.)
TEMPLARIOS, HOSPITALARIOS, TEUTÓNICOS.
DE LA CABALLERÍA Y LAS ÓRDENES MILITARES A LA ROSACRUZ, EL SANTO GRIAL Y EL OCULTISMO. LAS SECTAS Y LAS SOCIEDADES SECRETAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA, VOL. 1
Santiago Valentí Camp Ediciones Alcántara, 2000
Con tan largo título se presenta el primero de los cinco volúmenes con que se ha reeditado recientemente la obra original (Las Sectas y las Sociedades Secretas a través de la Historia. Barcelona, 1912) de D. Santiago Valentí. Es de agradecer que se haya puesto al alcance del gran público un texto interesante por cuanto fue el primero que trató de este tema en nuestro idioma. Sin embargo, los casi noventa años transcurridos desde su publicación han dejado mella en sus contenidos. No decimos que carezca de interés (que lo tiene y mucho) sino que algunas afirmaciones y citas que contiene hoy en día se sabe que son completamente erróneas. Así sobre el espiritismo nos dice que: "...como cualquier otro sistema
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cerrado de ideas, pretende estar en posesión de la verdad. Realmente, en el problema del espiritismo caben dos soluciones: una consiste en admitir, con sus iniciadores americanos, que es un sistema perfecto y adecuado a la veracidad, a prueba de objeciones y sarcasmos, y la opuesta estriba en reputar los hechos, la doctrina y sus consecuencias, amasijo de necedades, engaños y supersticiones, que ha de ser destruido como obra inútil para el progreso de la cultura. Entrambos extremos absolutos no son acertados ni justos, porque el espiritismo acaso comprenda lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo útil y lo perjudicial y, por lo tanto, el hombre de ciencia debe proponerse el hallazgo de la verdad y aprovecharla después de hallada." Es una argumentación muy bonita, pero, hoy en día, todavía seguimos esperando saber en qué consisten esos hechos que darían alguna validez científica al espiritismo. Sin embargo, hay ocasiones en las que el autor abandona ese erróneo punto medio entre fe ciega y escepticismo para caer en la irracionalidad absoluta: "Eliphas Lévy, uno de los mayores apologistas de la magia, y al propio tiempo uno de los escritores que trataron de ella con mayor conocimiento de causa y con un criterio más científico, dice: La magia existe por sí misma, como las matemáticas, ya que es la ciencia exacta y absoluta de la naturaleza y sus leyes... La magia reúne en una misma ciencia lo que la filosofía puede tener de más cierto y lo que la religión tiene de infalible y eterno: ella concilia perfecta e indiscutiblemente conceptos, al parecer tan opuestos como fe y razón, ciencia y creencia, autoridad y libertad". Si unimos a ello errores históricos tan garrafales como el párrafo siguiente sobre los templarios: "Mientras Jerusalén estuvo en poder de los cristianos, la sede principal fue esta ciudad; después fue trasladada a París, en donde construyeron unos grandes edificios que perdura76
ron con su propio nombre hasta 1610, en que fueron derribados" podríamos pensar que nada positivo puede aportar esta obra. Este juicio no sería correcto. Contiene elementos muy interesantes como son el intentar dilucidar los orígenes y la evolución de distintas sociedades secretas como los francmasones, Rosa-Cruces, neo-Templarios o jakinistas así como establecer las diferencias y similitudes entre ellos, algo necesario por cuanto hoy son términos que se emplean casi como sinónimos debido a que se ha producido un cierto sincretismo entre sus respectivas creencias que hace muy compleja su diferenciación. En el apartado de aciertos, debemos hacer notar la gran cantidad de información que contiene sobre los fundadores o discípulos de los más diversos campos de la pseudociencia. Por sus páginas desfilan alquimistas, astrólogos, cabalistas... algunos muy conocidos como Flamel, Saint-Germain, Lascaris o Cagliostro y otros casi desconocidos como Vicente de Beauvais o Bus-Robert. Entre unos y otros compendian la historia de las pseudociencias desde la Edad Media hasta el siglo XIX en el que aparecen otras creencia nuevas como el espiritismo en la figura de León Hipólito Denizart Rivalt más conocido por su pseudónimo de Allan Kardec y con casos a caballo entre los siglos XIX y XX como el de Eusapia Palladino. Otro punto que resulta destacable es la inclusión de extensas citas de obras del siglo XIX hoy casi imposibles de encontrar pero que fueron importantes en la evolución histórica de las pseudociencias. Es de lamentar que en esta edición no se haya incluido un índice onomástico lo que unido a un cierto desorden interno hace muy difícil la búsqueda de datos concretos.
(J. L. C. B.)
EL REVERSO DE LA HISTORIA
VOL. III DUDAS Y ENIGMAS DE LA HISTORIA
Pedro Voltes Círculo de Lectores, 1993
Con excesiva frecuencia tendemos a identificar credulidad con desconocimiento. En este libro tenemos un inmejorable ejemplo de que la anterior afirmación es una simplificación inadmisible. D. Pedro Voltes es persona de inmensos saberes. Es, o ha sido, Licenciado en Filosofía y Letras, Derecho, Ciencias Económicas, Ciencias Políticas y Ciencias de la Información, catedrático de Historia Económica en la Universidad de Barcelona, miembro de las Reales Academias de la Historia y de Ciencias Económicas y director del Ins-
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