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LO QUE
NO VE
La fotografía del aura causa sensación en ferias psíquicas y otros festivales populares, pero ¿es realmente lo que parece ser? Según una creencia que perdura desde la antigüedad, el aura es la radiación que emite el campo energético que se supone emana de y rodea a todos los seres vivos. No puede ser percibida a simple vista, sino por clarividencia. A pesar de que "no se ha encontrado evidencia que pruebe su existencia" [Guiley, 1991], el concepto ha prosperado como pseudociencia. Por ejemplo, en su libro de 1911, The human atmosphere, el doctor Walter J. Kilner sostenía que no sólo podía ver el aura y usarla para el diagnóstico, sino que también aceptaba la validez de los inexistentes rayos N. La revista The British Medical Journal se carcajeó, y con razón. Los actuales autoproclamados médicos intuitivos, como Caroline Myss [1997], afirman describir la naturaleza de las enfermedades físicas de la gente leyendo su campo energético. Así, Myss "puede efectuar recomendaciones para el tratamiento de su enfermedad tanto a nivel físico como espiritual". Llama a este hipotético proceso medicina energética, pero no ofrece ninguna evidencia científica para respaldar sus supuestos poderes (la revista New Age Magazine declaró que Myss ya no ofrece sus conferencias, y me citó definiendo la práctica como "ofensiva y peligrosa" [Koontz, 2000]).
EL OJO
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como por ejemplo el olor corporal, ondas sonoras por los procesos físicos que tienen lugar en el interior del cuerpo, etcétera. Los estudiosos de lo paranormal a veces igualan estas radiaciones con el aura [Permutt, 1988], a pesar de que no representen un solo fenómeno unificado, ni que se haya demostrado que posean las propiedades místicas atribuidas al aura. Si los psíquicos pueden ver esos supuestos campos energéticos, uno se pregunta por qué, como observa Guiley [1991], su composición "es objeto de opiniones contrapuestas". Y sigue afirmando: "Un clarividente jamás ve exactamente la misma aura que otro. Algunos dicen que ven el aura completa, dividida en diferentes capas o cuerpos, mientras otros dicen que ven solamente porciones". De hecho, las pruebas de evaluación de las habilidades de diferentes psíquicos para ver las supuestas emanaciones radiantes han fallado repetidamente. Uno de ellos, por ejemplo, consistía en colocar a una o dos personas en una habitación completamente a oscuras, y preguntar al presunto psíquico cuántas auras veía. Los resultados que se obtuvieron fueron los esperados por azar [Loftin, 1990]. James Randi llevó a cabo otro test para un programa especial de televisión, ofreciendo 100.000 dólares a quien tuviera éxito. La psíquica que aceptó el desafío seleccionó a diez personas que consideró que tenían auras muy visibles, y estuvo de acuerdo en que las auras se extenderían más allá de las pantallas tras las que sin que ella lo viera se colocarían los sujetos. Por desgracia, al elegir qué pantallas tenían gente detrás, la psíquica solamente tuvo cuatro aciertos en diez intentos, menos que los cinco aciertos que permite el azar [Steiner, 1989]. LA FOTOGRAFÍA KIRLIAN Una vez, en un seminario psíquico, me ofrecí voluntario como el sujeto cuya aura los demás tenían que ver. Me coloqué de pie ante un muro liso mientras el instructor hacía notar cómo mi campo energético se expandía y se contraía cuando yo inhalaba y exhalaba inspiraba y espiraba. En realidad, estaba aguantando la respiración durante bastante tiempo, mientras levantaba y bajaba mi pecho y hombros para simular la respiración. Es tal el poder de la su-
Los actuales autoproclamados médicos intuitivos, como Caroline Myss, afirman describir la naturaleza de las enfermedades físicas de la gente leyendo su campo energético.
El cuerpo humano emite de hecho ciertas radiaciones, incluyendo débiles emanaciones electromagnéticas originadas por la actividad eléctrica de los nervios, emisiones químicas algunas de las cuales pueden ser detectadas,
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gestión que algunos iniciados imaginativos veían el supuesto efecto a pesar de las condiciones negativas. Además de supuestamente ver el aura, algunos místicos sostienen que pueden detectarla usando métodos como la radiestesia. Por ejemplo, mientras investigaba un círculo en un campo de cereales cerca de Silbury Hill, en el sur de Inglaterra, mi aura fue examinada por un radiestesista local que había usado su varilla para convencerse de que el círculo era genuino, producido por espíritus de la tierra. Aunque mi aura sólo debía medir unas pocas pulgadas, después de que yo meditara solícitamente unos momentos se expandió hasta abarcar varios pies, o eso aseguró el rabdomante [Nickell, 1995]. No es sorprendente que se hayan dado varios intentos de fotografiar el aura. Así, allá por 1890, un oficial del ejército francés intentó registrar supuestos campos de fuerza psíquica en placas fotográficas, pero obtuvo resultados poco satisfactorios [Permutt, 1988]. Las afirmaciones de que el aura ha sido fotografiada con éxito están basadas típicamente en una mala interpretación de los sencillos principios físicos implicados. Por ejemplo, aunque la fotografía infrarroja puede producir imágenes de personas con franjas de radiación a su alrededor parecidas al aura, éstas son solamente emanaciones de calor corporal [Nickell, 1994; Permutt, 1988]. En los años setenta se anunciaron intentos más serios de demostrar la existencia del aura mediante la llamada fotografía Kirlian. En esta técnica, que no usa cámara, una descarga eléctrica de alto voltaje y alta frecuencia se aplica a un objeto conectado a tierra. La luminiscencia del aire o aura que aparece puede ser directamente recogida en una placa fotográfica, en película o en papel. Estas imágenes Kirlian así llamadas por el ruso que inventó el proceso, Semyon Kirlian muestran una luminosidad borrosa alrededor de dedos, hojas y otros objetos [Ostrander y Schroeder, 1971]. Aunque se afirmaba que el aura Kirlian ofrecía información sobre el bioplasma o energía vital del objeto, en realidad es sólo una "imagen o fotografía de una descarga en corona de un gas, en la mayoría de los casos en el aire". Más aún, los experimentos no han conseguido dar ninguna evidencia de que el patrón en corona esté relacionado con "la condición fisiológica, psicológica o psíquica de la muestra", y sí con la presión del dedo, la humedad, y otros factores mecánicos, ambientales, y fotográficos unos veintidós en total. Los escépticos han observado que incluso objetos mecánicos, como monedas o clips, pueden presentar un aura Kirlian [Watkins y Bickel, 1986]. Siguiendo la tradición de la fotografía Kirlian, existe una técnica llamada fotografía de la imagen del aura, introducida en 1992 por Guy Coggins, un empresario de California (EE.UU.) con estudios de ingeniería electrónica. La Aura Camera 6000 de Coggins es un sistema óptico-eléctrico combinado que produce una fotografía Polaroid en color del sujeto y su "campo electromagnético o aura". La compañía de Coggins, Progen, también comercializa un
programa llamado WinAura que permite "ver el aura moverse y cambiar como una película en tiempo real en su ordenador o pantalla de televisión" e "imprimir la imagen de su aura en su impresora" [Progen, 1999]. Coggins admite que la mayoría de los que compran y usan su artilugio no comprende cómo funciona. "Esta gente vive vidas muy diferentes del resto de nosotros", dijo Coggins a un periodista. "A veces, tenemos problemas para explicarles cómo conectar el aparato" [Sullivan, 1999]. Por otra parte, los científicos continúan mostrándose escépticos ante las afirmaciones realizadas sobre la supuesta aura. Así, Sullivan observa [1999]: "La razón por la que apenas nada de la investigación realizada en energía, auras y curación energética ha sido aceptada por la comunidad científica es porque es impredecible. Para que sea probada, la ciencia exige que una acción, realizada de la misma manera bajo las mismas condiciones, produzca los mismos resultados. Coggins admite que no ha habido suerte en este aspecto: «Nada de esto es reproducible. Funciona una vez, pero quizá no a la siguiente. Así que no hay manera de probarlo de acuerdo con los estándares científicos»". UNA PRUEBA EXPERIMENTAL ¿Y qué hay de la tecnología de visualización del aura de Coggins? ¿Puede mentir una fotografía? Me intrigó el proceso, que vi demostrado en una convención psíquica en Olcott Beach, al oeste de Nueva York (EE.UU.) el 17 de julio de 1999). Allí posé para mi particular Fotografía del aura de cuerpo entero. En realidad, me hice dos de esas fotos a 20 dólares cada una, tras lo cual hay una historia. Me invitaron a sentarme frente a la cámara con las manos sobre unos módulos eléctricos conectados a la cámara y a
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una impresora (foto 1). Enseguida, recibí una fotografía Polaroid en color y un gráfico con copyright de Progen mostrando una silueta humana señalada con letras que indicaban áreas coloreadas A por azul, V por verde, etcétera. Éstas se correspondían toscamente con las áreas de luz coloreada en la foto. La fotografía (foto 2) mostraba un campo energético de luz blanca bordeada en un amarillo tan intenso que me borraba las facciones. El gráfico identificaba este área como amarilla y la interpretaba con incomparable gramática como "soleada, exhuberancia" (áreas verdes más pequeñas "sanador, educativo" aparecían a cada lado). Uno de los "experimentados consejeros de visualización de aura certificados" me dijo que las áreas de luz brillante mostraban que yo tenía sobresalientes cualidades espirituales.
en el tema contra el que se me había predispuesto exclusivamente en el interés de la ciencia, por supuesto, mi aura apareció en la siguiente foto (foto 3) predominantemente azul "pacífico, contemplativo" y verde "sanador, educativo". Como yo iba acompañado de varios estudiantes matriculados en los cursos de verano del Centro para la Investigación, me dijeron que los resultados se debían a que, obviamente, había estado educando a los estudiantes entre ambas sesiones de fotografía.
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Mientras reflexionaba sobre lo que podría haber ocurrido, se me ocurrió que una sola de estas fotografías es poco más que una curiosidad, mientras que dos podrían representar el principio de una investigación. Cuando volví al puesto a por una segunda fotografía, la encargada pareció incómoda y me preguntó por qué quería otra. Expresé mi curiosidad, preguntándome en voz alta si diferentes estados de ánimo podrían afectar el resultado. Ella me dijo que sí, aconsejándome en tono de broma que no pensara en el sexo y diciéndome cuando pregunté qué pasaría en ese caso- que entonces predominaría el color rojo. Sin embargo, al pensar vívidamente ¡qué vergüenza!
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Mi propia interpretación fue que las dos fotos radicalmente distintas demostraban una completa falta de consistencia que podría justificar que la gente piense en su aura como una expresión de su individualidad inherente (un folleto adjunto instruía al lector acerca de "su campo energético personal", y Coggins insiste en que "el aura es individual, como una huella dactilar" [Ziegler, 1996].) En lugar de eso, la diferencia parecía atribuible a una sucesión de luces cambiantes que no parecían corresponderse con estados de ánimos, o al menos no en la ocasión en que probé el sistema. De hecho, una mirada al proceso empleado descrito por Coggins como fotografía Kirlian intensificada muestra que no es la imagen real del campo invisible del cuerpo, sino una imitación de tal campo, basada fundamentalmente en algo llamado resistencia epitelial. Ésta es una de
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las variables fisiológicas medidas por un galvanómetro como parte del test del polígrafo o detector de mentiras, en el que una corriente eléctrica imperceptible pasa a través de las manos del sujeto y detecta actividad en las glándulas sudoríparas, asociada con el nerviosismo (los detectores de mentiras baratos como los E-meters usados por los cienciólogos en su controvertida técnica psicoterapéutica llamada auditoría [Behar, 1999] son esencialmente galvanómetros.) La técnica de la cámara del aura es explicada así, aunque omiten mencionar que la corriente eléctrica es inducida: "Las placas para las manos en los módulos electrónicos contienen sensores localizados en puntos específicos de acupuntura en cada mano. Cada uno de los puntos corresponde a un área diferente del cuerpo. Según Coggins, los sensores detectan la corriente eléctrica de la piel en cada uno de estos puntos. Esta corriente se llama resistencia epitelial". A continuación, y según la misma fuente: "El ordenador crea un gráfico con la información de los sensores. Dentro de la cámara hay una pantalla de cristal líquido [LCD]. Cada valor de frecuencia eléctrica recogido por el ordenador lleva asignado un color. Las frecuencias más altas tienen asignados colores más cálidos: rojos, amarillos, naranjas. Las frecuencias más bajas reciben colores del extremo más frío del espectro: azules y púrpuras. Verdes y tonos como el turquesa, aguamarina, y amarillo-verdoso quedan en el centro del espectro vibracional. Coggins dijo haber trabajado con psíquicos, que le ayudaron a interpretar las frecuencias y los colores que podrían representar. La gente con energía alta en su campo rojo y naranja es descrita por la mayoría de los clarividentes como vibrantes y apasionados". Por último: "La LCD emite luces de acuerdo con la distribución y frecuencias registradas por el ordenador. La película Polaroid queda de este modo expuesta a las luces coloreadas, que aparecen en la fotografía en las áreas del cuerpo donde las correspondientes corrientes eléctricas fueron detectadas [Sullivan, 1999]". Este tortuoso proceso, que implica obtener dudosos datos por estimulación eléctrica de las manos, extrapolarlos por analogía con la acupuntura a todo el cuerpo, traducir las frecuencias eléctricas a colores supuestamente equivalentes, y luego sustituirlas por simples flashes de luz coloreada, no puede realmente llamarse fotografía del aura. Como sucede frecuentemente con fotografías de supuestos fenómenos paranormales, lo que ves no es lo que consigues. é
REFERENCIAS Baker, Robert A.; y Joe Nickell [1992]: Missing pieces. Prometheus Books. Buffalo. 105-107. Behar, Richard [1999]: "The thriving cult of greed and power". Time (6 de mayo). 50-57. The British Medical Journal (6 de enero de 1912). Citado en el prólogo de Kilner 1911 (edición de 1984). Cavendish, Richard (Ed.) [1974]: Encyclopedia of the unexplained. Routledge & Kegan Paul. Londres. 48 Guiley, Rosemary Ellen [1991]: Harper's Encyclopedia of mystical & paranormal experience. Harper & Collins. Nueva York. 40-42. Kilner, W.J. [1911]: The human atmosphere [reimpreso como The Aura]. Samuel Weiser. York Beach, Maine 1984. Koontz, Katy [2000]: "The new health detectives". New Age (enero y febrero). 64-67, 102-110. Loftin, Robert W. [1990]: "Auras: searching for the light". The Skeptical Inquirer. Vol. 14 - Nº 4 (verano). 403409. Myss, Caroline [1997]: Why people don't heal and how they can. Harmony Books. Nueva York. xi. Nickell, Joe [1994]: Camera Clues. University Press of Kentucky. Lexington. 178-179. Nickell, Joe [1995]: "Crop circle mania wanes". The Skeptical Inquirer, Vol. 19 - Nº 3 (mayo-junio). 41-43. Ostrander, Sheila; y Schroeder, Lynn [1971]: Psychic discoveries behind the iron curtain. Bantam. Nueva York. 200-213. Permutt, Cyril [1988]. "Photographing the spirit world". The Aquarian Press. Wellingborough. "Photography" [1960]. Encyclopædia Britannica. Progen Company [1999]: Aura camera promotional literature. Redwood City, California. Steiner, Robert [1989]: "Live TV special explores, tests psychic powers". The Skeptical Inquirer. Vol. 14 - Nº 1 (otoño). 3. Sullivan, Michele [1999]: "Your true colors: Can a camera capture the unseeable?". The Warren Sentinel. 18 de marzo. (Reproducido por Progen, 1999). Watkins, Arleen J.; t Bickel, William S. [1986]: "A study of the Kirlian effect". The Skeptical Inquirer. Vol. 10 Nº 3 (primavera). 244-257. Ziegler, Daira [1996]: "What your aura says about you". National Examiner. 6 de agosto.
AGRADECIMIENTOS Agradezco a Tom Flynn, director de Inquiry Media Productions, la considerable ayuda prestada en esta investigación, y a Tim Binga, director de la Biblioteca del Centro para la Investigación, su ayuda a la hora de recopilar documentación.
Joe Nickell es miembro investigador del Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP) y autor de numerosos libros sobre estos temas. Este artículo apareció originalmente en The Skeptical Inquirer, y se reproduce con su autorización. Versión española de Adela Torres.
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