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EL SILLÓN ESCÉPTICO
LEYENDAS URBANAS EN ESPAÑA
Antonio Ortí y Josep Sampere Editorial Martínez Roca, 2000
Estamos ante la primera obra en español dedicada a la catalogación de las llamadas leyendas urbanas. Sólo por ello ya merecería nuestra atención, pero, además, el periodista Antonio Ortí y el escritor Josep Sampere han realizado una obra amena y documentada. A partir de los casi 1.000 cuestionarios remitidos por sus colaboradores, han establecido una clasificación basada en su semejanza temática. sus orígenes lejanos en noticias distorsionadas, chistes, cuentos tradicionales de transmisión oral e incluso en la literatura. Dado que, como antes dijimos, lo del LSD se ha vuelto a poner de actualidad, no nos resistimos a citar como ejemplo los orígenes de este caso. El emplear medios perversos para "enganchar" nuevos clientes a la droga ya había sido empleado literariamente por Ramón Gómez de la Serna en su obra Automoribundia en la que cita el caso de los cines de Londres y otras ciudades inglesas en las que, presuntamente, los drogadictos inyectaban estupefacientes a las descuidadas espectadoras con el resultado de que: "Ante la voluptuosidad inoculada irremediablemente buscan esos inyectadores solapados nuevas parejas para esa nueva religión oscura y apremiante". De ahí a las calcomanías alucinógenas no había más que un paso que vino dado por una mala interpretación del hecho de que el "ácido" solía venderse en papel secante decorado con figuras como Mickey Mouse vestido de aprendiz de brujo al parecer por una lectura en clave psicodélica de la película Fantasía. Esto se mezcló en el caso español con la antigua leyenda anticlerical de los profesores de religión que repartían caramelos envenenados a los niños y que quizás tuviera su origen en la historia del siglo XIX en que se acusó a la iglesia madrileña de haber envenenado las aguas de la capital en 1834 (en realidad se trató de una epidemia de tifus, lo que no evitó que varios religiosos fueran linchados). Sin embargo, los autores no se limitan a citar las leyendas y sus orígenes. También, haciendo gala tanto del sentido crítico como del sentido del humor, se ocupan en desmentir la realidad de los supuestos hechos. Siguiendo con el ejemplo de las calcomanías, recogen que desde un punto de vista químico el papel de las calcomanías no puede impregnarse con LSD y que, además, este no tiene la suficiente capacidad adictiva como para poder "enganchar" a los niños. Si unimos a ello una completa bibliografía podemos decir que estamos ante una obra muy interesante a la que sólo podemos poner un pero, la falta de un estudio de conjunto sobre las leyendas urbanas, algo de lo que sólo se trata (con excesiva brevedad) en la introducción a la obra.
(J. L. C. B.)
Así, podremos encontrarnos con capítulos como "Signos de los tiempos", "Imprevistos impensables", "Zoología fantástica" o "Fantasías sexuales". Dentro de ellos se recogen y explican esos relatos que todos hemos escuchado pero que no sabíamos si respondían a la realidad o a la ficción. Desde los más conocidos como los caimanes albinos gigantes que viven en las alcantarillas de Nueva York (y su variante hispana, boas en los sumideros de El Ferrol) o las calcomanías impregnadas de LSD (que recientemente han vuelto a salir a la luz demostrando que las buenas historias se resisten a morir) a otras mucho menos divulgadas como el perro que resulta ser una rata mutante (o de una especie desconocida) o la del ladrón que fallece de un infarto al confundir el rostro de una mujer con una mascarilla hidratante con el de un espectro. Hasta donde ello es posible, los autores documentan el origen de esta muestra de folclore actual, encontrando
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ERRORES, FALACIAS Y MENTIRAS
Peter Villanueva Hering Colección Palabras Mayores Ediciones del Prado, 1998
Debemos comenzar por una aclaración previa. No estamos ante una obra que pretenda ser un estudio erudito sobre el tema de los errores. No lo es ni ésa fue la pretensión del autor. Nos encontramos ante una recopilación de anécdotas de todo tipo (desde lo ridículo hasta lo trágico) propicia-
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das por una falta de sentido crítico. Por tanto, recuerda mucho más al antiguo género (hoy casi inexistente) de los florilegios o antologías de otros textos que al del ensayo. En ello reside buena parte del interés (y de los defectos) de esta obra. Las anécdotas se encuentran agrupadas en capítulos temáticos. "Un pasado dudoso" sobre los errores históricos, "Inventos y ocurrencias", "La mentira como una de las Bellas Artes"... La brevedad de cada capítulo permite introducir múltiples temas. Además de los citados, hay apartados para astronomía, biología, física, matemáticas, medicina, geografía... Como vemos, un completo muestrario de los frutos de la excesiva credulidad humana o de su capacidad de autoengaño. Aunque en las obras de este tipo resulta casi inevitable que la calidad sea muy variable, el autor ha hecho una buena selección entre las innumerables que podía elegir como ejemplos. No ha cometido el error de quedarse sólo con las más divertidas (aunque también las hay) sino que también ha incluido equívocos que tuvieron consecuencias trágicas e incluso funestas. Veamos un ejemplo de cada una de ellas: En la segunda década del siglo XX uno de los miembros de una familia de canteros italiana, los Riccardi, decidió realizar una falsificación de una escultura etrusca. Para ello, sencillamente, decidió aumentar el tamaño de una estatuilla auténtica. Sin embargo, entre otros errores, no calculó bien el tamaño de la terracota, de manera que cuando iba por la cintura se encontró con que no cabría en su estudio así que tuvo que modificar las proporciones. Como resultado, la escultura quedó claramente rechoncha. A pesar de la "chapuza" cuando el Metropolitan, de Nueva York (EE.UU.), tuvo conocimiento de su existencia no dudó en pagar por ella la fabulosa cantidad de 40.000 dólares (esto sucedía en 1921) así como en crear una nueva galería para la exposición de tan fraudulenta antigüedad. Así hasta 1933, en que uno de los Riccardi confesó la falsificación. Como suele suceder, entonces todo el mundo se asombró de que hubieran podido aceptar como auténtica una obra tan manifiestamente falsa aunque, como también acostumbra a pasar, el director del Metropolitan se negó a aceptar que hubieran timado de esa manera a la institución que él representaba. Hasta 1.960 la pieza continuó siendo expuesta. En ese año, un nuevo director decidió realizar pruebas químicas de la composición de la arcilla encontrándose en ella trazas de bióxido de
manganeso, compuesto que no se empleó hasta el siglo XVII. Desde entonces, la terracota está guardada en el almacén del museo. Veamos un ejemplo de errores trágicos. En 1932 la policía de Hamilton (Nueva York) recibió la llamada de que un yeti se encontraba durmiendo en una cabina. Por absurdo que pueda parecer la policía se tomó en serio el aviso, así que se personaron en el lugar varios agentes que comprobaron la existencia de algo en la cabina. Después de varios avisos y de un intento de huida del supuesto yeti, la policía abrió fuego resultando muerto el abominable hombre de las nieves que, en realidad era un mendigo que se había cubierto con varias pieles de animales para combatir el frío. Sin embargo, estos aciertos se ven perjudicados por varios errores. Uno de ellos, es una bibliografía muy reducida que impide el profundizar en el estudio de las citadas anécdotas. Otro error es que por una equivocación incomprensible, el índice onomástico que la obra incluye resulta totalmente inútil. En las páginas a que nos remite, no encontraremos ninguna mención al término buscado. Esperemos que en próximas ediciones se subsanen ambas deficiencias.
(J. L. C. B.)
TEMPLARIOS, HOSPITALARIOS, TEUTÓNICOS.
DE LA CABALLERÍA Y LAS ÓRDENES MILITARES A LA ROSACRUZ, EL SANTO GRIAL Y EL OCULTISMO. LAS SECTAS Y LAS SOCIEDADES SECRETAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA, VOL. 1
Santiago Valentí Camp Ediciones Alcántara, 2000
Con tan largo título se presenta el primero de los cinco volúmenes con que se ha reeditado recientemente la obra original (Las Sectas y las Sociedades Secretas a través de la Historia. Barcelona, 1912) de D. Santiago Valentí. Es de agradecer que se haya puesto al alcance del gran público un texto interesante por cuanto fue el primero que trató de este tema en nuestro idioma. Sin embargo, los casi noventa años transcurridos desde su publicación han dejado mella en sus contenidos. No decimos que carezca de interés (que lo tiene y mucho) sino que algunas afirmaciones y citas que contiene hoy en día se sabe que son completamente erróneas. Así sobre el espiritismo nos dice que: "...como cualquier otro sistema
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